En tiempos de cuarentena se reconoció la importancia de la cultura como medida para sobrellevar el confinamiento. Así, quedó en evidencia que la falta de interés por parte del Estado chileno para apoyar a los artistas no solo era perjudicial para ese grupo de personas, sino que para la ciudadanía y la sociedad como un conjunto.

¿Qué pasa con la salud mental?

Durante la época en la que la noción de una vacuna se veía distante, la única forma protegerse era a través de la cuarentena, sin embargo, esta medida de autocuidado se presentó como un arma de doble filo. Así lo plantea un artículo publicado en La Tercera, en el que un especialista en salud mental observa que el encierro prolongado conlleva a una sensación de estancamiento y desesperanza, lo que podría causar episodios depresivos.

La pandemia se vio reflejado en el acentuado aumento de síntomas depresivos durante el 2020, así lo señala un artículo académico realizado en Chile. Sin embargo, en este se señala que parte de esta sintomatología se podría explicar por el efecto acumulativo de las manifestaciones sociales desde octubre del año 2019, en las que la realidad de nuestro país experimentó un quiebre en la rutina y expectativas de los ciudadanos.

Alternativas (no tan) nuevas

Un estudio realizado por la Universidad de Chile en el año 2007 revela las propiedades terapéuticas y beneficios del arte en personas con enfermedades severas, que se definen como “(…) un grupo que requiere de una atención prolongada por parte de los servicios de salud mental (…), durante toda la vida (…)”. Pacientes reportaron que el arte ayudó a “mejorar su autoestima y expresar sus problemas”.

Dentro de la misma investigación se menciona un concepto denominado “arteterapia”, una no tan reconocida forma de terapia que combina las artes visuales con los saberes psicoterapéuticos para ayudar a los pacientes. A pesar de que esta disciplina no es una invención reciente, solo después de los estragos causados en la salud mental por la pandemia es que se vienen a reconocer sus beneficios.

Arte en Chile

Bajo este contexto, María Cifuentes habla de una “pandemia artística”, que refleja una indiferencia histórica con los artistas, quienes no pueden dedicarse a estas labores ya que los ingresos que generan no son suficientes para sustentarse. La política para apoyar el arte estaba orientada a la monetización, por lo que proyectos sin fines de capitalización eran descartados.

De esta manera es que se ven obligados a optar por otros caminos más comerciales; al no premiar la creación artística, termina siendo una barrera que desincentiva el desarrollo de esta actividad. Recientemente, la necesidad de preservar la salud mental de los chilenos, y de devolverles la dignidad a quienes crean arte, logró materializarse dentro de las prioridades del Estado.

El Servicio Nacional de Patrimonio Cultural, en 2020, activó el Fondo de Emergencia Transitorio COVID-19, proyecto que destinó recursos extraordinarios, y donde se amplían los lineamientos para financiar iniciativas artísticas. A partir de ese año, y de forma consecutiva, el financiamiento y las convocatorias han alcanzado cifras históricas. Véanse los informes del año 2021, y del año 2022.

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