La distorsión de la realidad en las redes sociales

Filtros en Instagram, efectos de belleza en TikTok y el acceso a las herramientas de edición digital son sólo tres sencillos ejemplos de aplicaciones que tenemos en nuestra palma de la mano. Si bien pueden ser vistas como inocentes para algunas personas, para otras, estas plataformas pueden causar un daño importante en las inseguridades físicas y emocionales.

Consumir una falsa realidad a través de las pantallas genera expectativas irreales en la autopercepción. ¿Cuántas veces nos sentimos culpables mientras descansamos sólo por ver a alguien haciendo cosas y manteniéndose ocupados en sus redes sociales? Actividades que incluso, podrían haber sido sólo para figurar y llenar un vacío propio sintiendo (falsamente) que se está siendo productivo en labores personales. (Dejaremos de lado, por el momento, el tema de la procrastinación).

¿Qué ocurre con la autoestima? Las acciones de las audiencias con el contenido de las plataformas alimenta un algoritmo propio de cada sistema, que funciona relativamente parecido universalmente en el mercado de las aplicaciones. Estas fórmulas muestran a las personas recursos multimedia que se ajustan a sus preferencias, provocando una suerte de obsesión por una misma línea de imágenes o videos. 

Este ciclo vicioso de estímulos te encierra en concentrarte en productos posiblemente falsos, donde se observa una realidad de cuerpos moldeados con delicadeza, con pieles perfectas y vidas increíbles. Mientras tanto, al otro lado de la pantalla percibimos las realidades digitales como el mundo real, motivándonos a seguir patrones destructivos: dietas, ejercicios desgastantes, intervenciones médicas y otras fuerzas externas que nos acerquen a las apariencias físicas del plano virtual.

El uso descontrolado de redes sociales en edades tempranas puede derivar en problemas de ansiedad y frustración. Fuente: RTVE.

Esto no es una cuestión de género ni de edades, pero definitivamente para los niños y adolescentes esto es aún más peligroso. Al crecer en una era digital, los jóvenes constantemente se topan con modelos a seguir que se mantienen dentro de estas vivencias irreales, modeladas por las “tendencias” físicas de un cuerpo “perfecto”. Esto se acerca al ejemplo de Tumblr, una red social que tuvo su auge en el inicio de la década del 2010. En ella, los usuarios creaban blogs siguiendo el anonimato. El beneficio de la identidad oculta, conjugado con la baja supervisión de la aplicación, resultaba ser el nido ideal para los jóvenes, susceptibles a conductas autodestructivas, a hablar de sus estilos de vida y compartirlos con sus pares, ya que principalmente los recursos que se observaban en la página seguían temáticas de autolesiones y trastornos alimenticios. 

¿Cuándo se terminará esta tortura digital?

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