Estado de excepción en la Macrozona Sur: ¿Al igual que el gobierno anterior? Entrelíneas por Sergio Hinojosa - 20 mayo, 202220 mayo, 20220 Hace un par de días, el gobierno del presidente Gabriel Boric que lleva un poco más de dos meses en el mando, decretó nuevamente la militarización de la histórica zona conflictiva, dando así, un importante giro en una de sus principales políticas de campaña. La lucha histórica del pueblo Mapuche no ha podido ser resuelta por ningún gobierno desde hace décadas. Las políticas con las que el actual mandatario y su gabinete intentaron sobrellevar esta problemática lejos quedaron de ser fructíferas. A los pocos días de asumir el mando, se evidenció que la lucha y reivindicación del pueblo ancestral, no tiene color político preferido. Al llegar a La Moneda, el presidente Gabriel Boric no tenía intención alguna de renovar el estado de excepción interpuesto por el mandato del expresidente Sebastián Piñera por casi cinco meses. Pero con el pasar del tiempo y, al asumir las responsabilidades, se dio cuenta que realmente es una decisión políticamente compleja. Es ahí en donde el ejecutivo perdió cuidado, creyendo en campaña que el discurso de la anhelada plurinacionalidad frenaría la indignación que viene arrastrándose por años. Tal y como lo reclama en Emol el exasesor de asuntos indígenas del Ministerio del Interior, Salvador Millaleo, quien jugó un papel fundamental en la participación del diseño del programa de gobierno en asuntos de pueblos originarios: ¿qué señal es la de instaurar un estado de excepción constitucional? ¿acaso no es una nueva forma de militarización a los territorios ancestrales reclamados? Fotografía: Jedena Biobío. Aunque algunos actores lo declaran una traición a su propio compromiso de campaña, los adeptos al gobierno argumentan que no es una reproducción de lo hecho por el gobierno de Piñera. Este nuevo estado de excepción constitucional sólo confiere la facultad a las fuerzas militares de vigilar y poner orden en las rutas esenciales, más no operativos militares en las propias comunidades mapuche. Sin duda es una tarea dificultosa para el gobierno que hace malabares para poder encajar su programa con los requerimientos de los partidos de su misma coalición, que en materia de seguridad y del conflicto en la macrozona sur, no siguen una misma línea. A modo de dar una buena señal es que el ejecutivo puso urgencia en un paquete de medidas entre las que se destacan la creación del ministerio de pueblos indígenas y la mediación de la Organización de las Naciones Unidas en el diálogo entre el Estado y el pueblo Mapuche.