Así como cada compañía tiene sus propias consolas de videojuegos, igualmente, tienen sus respectivas franquicias, ya sean originales o compradas, sin embargo, ¿hasta que punto funciona el tema de la exclusividad?

En la industria de los videojuegos existen tres principales compañías que a lo largo de los años se han encargado de lanzar al mercado consolas y juegos, siendo estas “Nintendo”, “Microsoft” y “Sony”. Empresas en este punto emblemáticas para cualquier videojugador.

Títulos exclusivos

Además, junto con sus propias consolas, también vienen videojuegos propios, exclusivos de su compañía, un ejemplo de esto es la franquicia “Super Mario Bros.” perteneciente a Nintendo, la cual lleva más de 30 años en el mercado y es considerada como una de las sagas de videojuegos más famosa, con la única condición de que sus títulos solo se encuentran en las videoconsolas de dicha empresa, por lo que en caso de querer acceder a este título deberás comprar una.

Ahora bien, es algo bueno y entendible que exista exclusividad que marque y diferencie a estas empresas (y que muchas veces este sea el motivante para adquirir una videoconsola), pues el querer jugar una franquicia popular que solo existen en tal periférico es un motivo válido, pero tiene sus problemas.

Molestias innecesarias

La exclusividad no solo se remonta a títulos propios de dicha compañía, muchas veces, marcas que se dedican únicamente al desarrollo de videojuegos, venden las licencias de estos a una de las tres empresas mencionadas anteriormente. El problema surge cuando estas compañías toman la decisión de lanzar múltiples juegos de una misma saga, otorgando las autorías de manera irregular, o también entregando sus creaciones a consolas que no fueron exitosas.

Por ejemplo, una saga de videojuegos llamada “Persona” tiene sus cuatro primeras entregas en la antigua consola “PlayStation 2”, su quinta entrega da un salto a la “PlayStation 5”, sin embargo, versiones modernizadas y remasterizadas se encuentran en “PSVita”, videoconsola de Sony la cual fue un fracaso comercial.

Incitación a la piratería

Estas prácticas “exclusivas” generan una incomodidad al consumidor, pues obliga a este a comprar una consola antigua o que, inclusive, no fue exitosa solo porque un título esta “atrapado” en ellas. Al final lo que fomenta esto, es que las personas comiencen a descargar ilegalmente videojuegos, pues es más cómodo que comprar una consola solo por un juego exclusivo.