Música urbana y violencia en los colegios: La censura como solución

Una de las situaciones más señaladas durante el presente 2022 es sin duda el aumento de la violencia en la vuelta a clases presenciales en los colegios y liceos de Chile. Pues ya se ha hecho costumbre saber de noticias que hablan de las delicadas vivencias de los alumnos al interior de las aulas que muchas veces terminan en heridos y hasta se han llegado a mencionar la presencia de armas de por medio. Según carabineros el 65% de los menores de edad detenidos por robo, cuentan con el agravante de categoría violenta.

¿Podemos señalar como responsables a los artistas populares por situaciones específicas que atormentan a toda una generación estudiantil? Sin duda si formamos parte de la población que afirma que si, estaríamos afirmando con eso que los perpetradores solo por ser menores de edad son inconscientes e incapaces de decidir sus acciones y se limitan a imitar lo que indique la música de moda. 

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“No podemos permitir que ahora los delincuentes tengan bandas sonoras y que sean ejemplos para los niños”, fueron las palabras del diputado José Miguel Castro en el marco del proyecto de ley. La declaración de un funcionario de la república de ese calibre se traduce en varios problemas, el primero de ellos es el prejuicio tangible ante una expresión de arte tan legítima como cualquier otra pues señala de delincuente a artistas basándose en el contenido de sus piezas musicales ejerciendo un criterio personal sobre estas. 

El segundo problema es visible ante la figura del “delincuente” como personaje carente de humanidad y derechos para las opiniones conservadoras al señalar que no se puede permitir que tengan bandas sonoras por si se tratara de otra clasificación de ser humano, una que además se entrega sin apuntar directamente a un individuo sino a un colectivo que contribuye en la creación de imaginarios para terminar de marginarlos de la sociedad.

Y a modo de tercer problema, el diputado apunta a que de manera intrínseca la música escuchada por los jóvenes resulta una suerte de ejemplo de conductas, pues con esto afirma que las piezas musicales deben si o si adherirse a los márgenes de la hegemonía de la vida en sociedad solo bajo su propia definición de esta. 

Este proyecto de ley materializa los prejuicios que existen en la sociedad actual de la mano de los parlamentarios que parece que a propósito eluden el enfrentamiento con las situaciones más delicadas de la comunidad.

Fuente fotografía: Alejandra Fuenzalida

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