Quejarse, si, pero ¿y los motivos? Entrelíneas por Matías Del Río - 8 julio, 20228 julio, 20220 El 4 de julio de 2021 se dio por iniciada la Convención Constitucional con 154 convencionales a cargo de la tarea de crear una nueva carta fundamental que se espera que esté por más de 50 años. Inmediatamente surgieron muchas dudas respecto a los gastos en asesores de los constituyentes para realizar tamaña tarea, la cual tuvo como plazo un tiempo récord: 365 días. El 4 de julio de 2022 se entregó, después de pasar por una comisión de armonización, el documento final que será votado en el plebiscito de salida del 4 de septiembre de 2022 con las opciones apruebo o rechazo. De los cinco convencionales que menos intervinieron, cuatro corresponden a coaliciones/partidos de derecha. Foto: Agencia Uno. Ahora, indistintamente al color político, la duda acerca de los gastos siguen vivas y mantienen a muchos preguntándose cuánto se gastó y en qué. Esta información está disponible vía transparencia en el portal de la Convención y esclarece un poco esta problemática. Repasemos los números: se tomaron 10 convencionales de partidos/pactos de derecha y 10 de izquierda. Los primeros gastaron 99 millones de pesos en asesorías comunicacionales y 37 millones en asesorías jurídicas. En contraste, los segundos gastaron 43 millones en trabajos comunicacionales y 73 millones en abogados para realizar la labor de asesoramiento en materias constitucionales. Sin embargo, una situación que llama la atención de este ciudadano es el reclamo por parte de los primeros en cuanto a contenido de la posible carta magna -así cómo las constantes quejas de despilfarro en la ejecución de este proceso democrático-. Y es que me parece de lo más irracional lamentarse por algo en lo que no pusieron esfuerzo. Si tanto querían aportar, por qué gastar en campañas mediáticas. Se sabe, a través de distintas organizaciones dedicadas al estudio del litigio, que las 36 personas que entraron por votos de la derecha son las que más noticias falsas han repartido en torno al trabajo constitucional, mentiras que replicaron los y las periodistas a cargo de las comunicaciones pagados con dinero de la propia Convención. ¿Será correcto, entonces, quejarse de algo en lo que no aportaron? Porque, en mi opinión, aportillar cuando uno se dedicó a rechazar todo lo que se pudo es una acción, por lo menos, de bajeza política increíble. Por Matías del Río.