Fomento a la lectura y la escritura creativa: tres instancias en la Región del Biobío que potencian el leer y escribir

El pasado 14 de junio, en el auditorio de la Facultad de Artes y Humanidades de la Universidad de Concepción, se celebraron 10 años de trayectoria de un clásico de la Región del Biobío: Biobío en 100 palabras. Con el lanzamiento de un libro ilustrado que contiene 79 relatos e ilustraciones de artistas locales, se cerró la primera década de existencia de una experiencia literaria replicada en Latinoamérica y el mundo entero.

Tras aquella celebración el 11 de julio se abrió una nueva convocatoria a esta instancia de creación literaria creativa, en donde los microcuentos inspirados en las historias que cuenta la Región del Biobío, retratan desde decenas de perspectivas las caras del territorio. La convocatoria invita a habitantes de la región a enviar cuentos escritos en español y mapudungun y participar por premios en dinero y la publicación del texto en la onceava edición de Biobío en 100 palabras.

Conmemoración de 10 años «Biobío en 100 palabras».
Fotografía: Isidoro Valenzuela.

El aporte a la cultura y la educación que conlleva año a año el concurso es de alto valor, pues el nivel de lectura en el país no es tan alto como se quisiera, siendo un aproximado del 76 % de chilenos que lee “algún material” a la semana según un informe de la compañía de estudios Ipsos y la  Fundación La Fuente. La publicación del ex Conce en 100 palabras fomenta la lectura en personas de todas las edades, en un formato de escritura ligera, además de incentivar a escribir historias propias en pocas palabras.

Buena Esperanza en 100 palabras: llevando la experiencia al barrio

El formato “en 100 palabras” es replicado actualmente en todo el territorio nacional y en distintos lugares del mundo, no solo como un concurso literario que impulsa la escritura creativa, sino que también como una herramienta de reconocimiento territorial e identificación del patrimonio material e inmaterial de ciudades o barrios. 

Es el caso de la población Buena Esperanza de Curanilahue, una población cuya historia está marcada por el despojo del campo para la venta de terrenos a la industria forestal y la migración obligada de campesinos a la ciudad, durante la dictadura de Augusto Pinochet.

Ganador del primer lugar: José Martínez.
Fotografía: Ignacio Lagos.

Aquella historia quedó plasmada en el concurso de microcuentos Buena Esperanza en 100 palabras, en el marco del programa Quiero Mi Barrio del Ministerio de Vivienda y Urbanismo, cuyo objetivo era “potenciar la creatividad, acercar a la gente del barrio a la literatura y poder motivarlos a escribir, sobre todo por la particularidad de la historia y origen del barrio”, según Ignacio Lagos, encargado de comunicaciones del programa Quiero Mi Barrio Buena Esperanza.

Sembrando semillas de lectura: Fundación CEPAS

Potenciar la escritura creativa es vital cuando va de la mano el fomento a la lectura, sobre todo cuando de niños y adolescentes se trata. Esto, pues la lectura trae un sinnúmero de beneficios, entre ellos destaca el fortalecimiento de la concentración, el aumento de la capacidad creativa y mejoras significativas en el lenguaje. 

“Los índices en torno a la lectura y la comprensión lectora en la región son bajos, lamentablemente hay cifras por las que deberíamos preocuparnos, pero se avanza. Se avanza con la instalación de nuevos espacios de fomento lector y porque este es el año que se creó la primera política pública de la lectura a nivel regional y ya ha comenzado a trabajarse como lineamiento central”, afirma Boris Márquez, director de la Red de Bibliotecas Municipales de Concepción.

Fuera del Gran Concepción la Fundación CEPAS, a través de su Unidad de Fomento Lector, trabaja hace más de 20 años llevando la lectura a sectores donde el acceso a literatura del contenido que sea, es más complejo que en grandes urbes como Concepción y alrededores. 

Bibliomóvil de la Fundación CEPAS.
Fotografía: Fundación CEPAS.

Fundación CEPAS cuenta con 8 bibliotecas a la fecha, una en cada uno de sus jardines infantiles, un bibliobús que lleva 25 años facilitando el acceso a la lectura a las comunidades de Lota y Coronel y un Centro de Documentación y Biblioteca Comunitaria ubicada en el Centro Cultural y Monumento Histórico Pabellón 83 de Lota. Además de tener estos espacios, la Fundación CEPAS de manera individual, con un valioso trabajo en red con otros actores y organizaciones, cuentan con 30 ediciones de libros enfocados en la puesta en valor de la memoria popular y el patrimonio.

“Nuestro plan de fomento lector considera que la lectura es un derecho y se trata de un proyecto de cambio social, cultural, de participación y democratización del libro y la lectura. En el último tiempo desde la pandemia, iniciamos dos programas virtuales llamados ‘En Cuarentena Libros’ y ‘Miércoles de Letras’, ambos programas son lanzados a través de nuestras redes sociales”, comenta Víctor Muñoz, encargado de la Unidad de Fomento Lector de la fundación. 

Si bien existe un déficit a ojos de algunos amantes y trabajadores de los libros, en distintos territorios, se trabaja en pos del crecimiento en materia literaria, tanto en comprensión lectora, como en creación de nuevos contenidos literarios.

Top