Radio: un siglo de historia

El evento fue celebrado el 22 de agosto en la Universidad de Chile por el mundo radial y académico.

100 años se cumplieron desde la primera emisión radial en Chile, hecho que no ha pasado desapercibido puesto que, a pesar de la aparición de la internet, la radio sigue siendo uno de los medios de comunicación presentes en la vida cotidiana de las personas alrededor del mundo. Y si bien el protagonismo que tuvo alguna vez ha desaparecido, el encanto y la pasión que siempre ha caracterizado a sus participantes sigue igual de vivo, siendo estos últimos quienes comentaron para este reportaje su experiencia: escuchando y haciendo radio.

Es 19 de agosto de 1922. El invierno está desapareciendo y empiezan a subir las temperaturas. Las nubes van quedando lejos y el sol se hace ver cada vez más. Los días se alargan y los pájaros comienzan a cantar al son de las nuevas flores que trae consigo la próxima primavera. Sin embargo, prontamente, las calles de Chile se llenarán de nuevos sonidos: la radio.

Así lo intuyeron Enrique Sazié y Arturo Salazar. El primero ingeniero y el segundo profesor de electrotecnia, se juntaron en el segundo piso de la casa central de la Universidad de Chile con el fin de concretar un experimento: transmitir voces humanas por señales de radio. A tan solo cuadras de ahí, en calle Compañía -en lo que era en ese entonces el diario El Mercurio-, se recibe la primera emisión radial. Se trataba de It’s a long way to Tipperary, una de las canciones más escuchadas por los soldados de la Triple Entente durante la Primera Guerra Mundial e interpretada por el escocés John McCormack quien poco o nada sabía que iba a hacer historia en un país en el fin del mundo.

El radioteatro se convirtió en uno de los panoramas preferidos por los chilenos durante el siglo pasado. Foto sin autor. Sacada desde el Archivo Patrimonial de la Universidad de Chile.

Un año después al menos siete radioemisoras aparecieron en el país y comenzaron a llenar la vida pública. Desde canciones, pasando por entrevistas y llegando hasta el teatro en tiempo real, la radio se convirtió en el medio predilecto para la comunicación. Y es que la voz ha sido la forma de comunicación más antigua que tiene el humano. Y si antes la tribu se juntaba alrededor de la fogata para escuchar y ser escuchados, ahora la familia se juntaba frente a la radio en el mismo ejercicio.

“El amor de mi vida cumplió 100 años”

A diferencia de la prensa escrita y la televisión, la radio significa un desafío especial: transmitir emociones solo ocupando la voz. Es por este motivo que quienes deciden entrar a ese mundo necesitan ciertas características que no todos poseen o que son difíciles de conseguir. “Es mi pasión” dice don Sergio Morales con una voz profunda y penetrante que pareciera que ocupa cada espacio de la habitación en la que nos reunimos. Él es profesor de Francés e Inglés pero ha dedicado gran parte de su vida a la locución radial en la Radio UdeC de la Universidad de Concepción y, en menor medida, a presentar eventos para la comuna de Penco donde también hace clases.

Sergio Morales cree que hoy le falta contenido a las radios y que no «debiesen ser solo música». Foto sacada de Radio UdeC.

Morales comenzó su relación con las frecuencias radiales en su juventud. Claro que no partió como locutor sino que como cantante en Angol, cercano a su natal Traiguén, para distintos espectáculos. No fue hasta que llegó a Concepción, cuando entró a estudiar pedagogía, que se interesó por la locución. Comenzó animando la semana mechona por, al menos, 10 años y prontamente entró de lleno en lo que se convertiría su vida. En 1976 ingresa a la radio en la que ha estado desde ese entonces comenzando su relación más larga.

“Cuando la radio cumplió años, hace poco, les comente a mis hijas que el amor de mi vida cumplió 100 años. Quedaron un poco inquietas” comenta entre risas don Sergio recordando el día que se cumplió un siglo desde la primera emisión radial. “¿Cómo? Tienes un amor escondido, me dijeron. Es que la radio es el amor de mi vida, es mi amante”, sigue relatando Morales. Y es que como ya se mencionó hay que tener pasión, un gusto innato por la comunicación radial para permanecer en ella. Así lo comenta el profesor quien agrega que ya lleva casi 50 años en tal labor.

Internet: un antes y un después

Cuando don Sergio conoció la radio fue a mediados de 1960. Él escuchaba las frecuencias de amplitud moderada que llegaban desde Santiago. “Yo escuchaba en mi Traiguén natal, en aquellos años, la radio Chilena, la Cooperativa, la Minería, hacían shows en vivo. Había animadores como Hernan Pereira, Juan La Rivera quien aún sigue vigente, Ricardo Garcia y muchos más. Escuchaba radioteatro también” relata. Por aquel entonces los hábitos de consumo eran distintos a los de hoy así como los contenidos. Morales se levantaba en la mañana y junto a su familia, al igual que otras, se sentaban a escuchar las primeras informaciones del día y en la tarde el teatro en vivo llenaba de emociones las casas chilenas.

Hoy el panorama es distinto. Luis Torres, por ejemplo, es un estudiante de comunicación audiovisual de 26 años. Cuando se levanta lo primero que ve es su celular. “Me levanto temprano, es una costumbre, y lo primero que veo son las notificaciones de mis redes sociales”. No ve mucha televisión pero suele prenderla para verla de fondo. “Yo no escucho radio hasta que me subo a una micro o voy en el auto con mi hermana o mi papá”. No conoce muchas radioemisoras y se limita a escuchar música. Una situación radicalmente distinta a la de Morales o tantos otros que crecieron con este medio de comunicación.

Y es que la aparición de la internet redujo drásticamente el público que consume radio, espacio que quedó relegado a un usuario de más edad. Sin embargo, el locutor de la radio UdeC lo ve de forma distinta. Si antes él tenía que recortar partes de los diarios para obtener información, hoy entra a  internet y consigue toda la información que necesita. Asimismo, comenta que esta tecnología le permite conectarse con personas en lugares tan lejanos como Nueva York, algo impensado hace 40 años atrás. “Es una ventaja tremenda. Voy enriqueciendo los programas. Puedo sacar mucha información y hacer programas más entretenidos” agrega.

“La radio y la internet se complementan” me responde Morales cuando le pregunto si cree que esta última es un rival en el mundo de las comunicaciones. “Yo converso con muchos artistas y yo les digo que les agradezco por acordarse de la radio para promocionar su música y ellos me responden que este medio sigue siendo vital para ellos todavía. Siguen confiando en la radio” reflexiona el locutor, un escenario positivo que contrasta con el de la prensa escrita, por ejemplo, quienes han tenido que migrar del formato de papel para entrar de lleno en lo digital.

Y es que la radio tiene una gran capacidad de adaptación y sigue siendo partícipe de eventos principales cuando todo lo demás falla. Ejemplo de esto es el rol que tuvo para el golpe de Estado de 1973, el terremoto del año 2010 o el estallido social en 2019. Sumado a lo anterior, las radios comunitarias juegan un rol importante en las conversaciones que se dan en las poblaciones o comunas donde los grandes medios tradicionales no tienen una gran presencia o no logran abordar aquellas temáticas de importancia para los habitantes de dichos territorios.

Radios comunitarias: a la izquierda del dial

La radio comunitaria es definida legalmente como “de mínima cobertura”. Esto de por sí representa un problema conceptual puesto que se minimiza su rol en la democracia. Así lo menciona Juan Ramirez del Instituto de Comunicación Social, Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Austral de Chile en su investigación del año 2012 titulada como Radios Comunitarias en Chile: las paradojas de su propiedad. Él caracteriza a estas como  agentes de democratización de los contenidos ya que acercan a las comunidades y permiten que participen entre ellas en sus temáticas locales muchas veces dejadas de lado por la mass media.

En el año 2011, algunas organizaciones se quejaron respecto a la ley que fiscaliza las radios comunitarios por ser muy restrictivas y atentar con la libertad de expresión. Foto por Bicanski con licencia CC.

Con poco o nada de publicidad estas, usualmente, se financian mediante el auspicio que, según la ley, debe limitarse solo a mencionar nombre y lugar de la empresa patrocinante, la cual debe estar físicamente en la zona donde se encuentra la emisora. De igual forma, y en respuesta al flujo principal de las grandes concesionarias con avisaje de grandes empresas, las radios comunitarias suelen ser de izquierda ya que están compuestas mayoritariamente por pobladores y suelen tocar temáticas como la niñez, la carencia, las disidencias sexuales y los problemas que aquejan al ciudadano común.

“Se gesta como un sueño”, menciona Ana María Peñaloza, una de las fundadoras de la radio Espacios de la población Pedro del Río, creada a finales de la década de los noventa durante el milenio pasado acerca de la creación de esta misma. “Era un grupo de cabros que comienza a trabajar en una casa, en un pedacito y que fue cambiando de lugar muchas veces”, relata Ana quien se encuentra en situación de movilidad reducida y con problemas para comunicarse. Menciona que ha sido una pelea constante por mantener activo la emisora que no recibe ayuda del Estado pero que ya cuenta con un lugar definitivo en la sede vecinal de la población.

Peñaloza menciona que la ayuda de la gente es indispensable. “Yo trabajaba en una casa antes y nos regalaron una antena gigante”, agrega. De igual forma, Espacios ha sido fundamental para la población y su historia. Así lo comentan dos vecinas quienes han visto en la radio una oportunidad para hacerse escuchar. Se trata de Ana Luisa Jofré y Carmen Melo, quienes son comunicadoras de la radio. “Empezó para ocupar mi tiempo libre y bueno, me he ido quedando. Y como decimos con mi compañera, esto es por amor al arte. No recibimos ninguna ayuda monetaria. Llegamos acá y simplemente tomamos el micrófono y nos ponemos a comunicar para los necesitados”, dice Jofré.

Bajo la misma línea anterior se encuentra Carmen quien como no pudo pertenecer a una radio comunitaria en su juventud lo hace ahora a pesar de la edad. “Es una ayuda que hacemos con la Anita, que le damosa informar a la gente lo que está pasando y a la vez para nosotros es importante porque estuvimos durante toda la pandemia dando a conocer informaciones que no llegaba a la gente”, dice Melo quien aprovechó de mencionar el orgullo que tiene al pertenecer a la radio en lo que considera un trabajo poco reconocido por el Estado. “Somos dueñas de casa, de las ollas a la radio” aprovecha de agregar Jofré quien también dice que necesitan más apoyo de las instituciones.

“Es importante esta labor. La gente aún nos escucha” dicen casi al unísono ambas comunicadoras de Espacios. “Esto requiere un estudio vecino, será un poco humilde esto pero yo necesito, todos los días, estar al corriente de lo que está pasando. Hablamos con la verdad. Aca la desinformación no tiene cabida”, reflexiona Ana quien también menciona el rol político que cumplen las radioemisoras comunitarias. “Somos del pueblo” finaliza.

Un siglo ha pasado desde aquel experimento en el centro de Santiago. Un siglo lleno de historias y personajes que han alimentado el imaginario de Chile. Con su carisma, su talento o sus voces inigualables, las personas que hacen de la radio una pasión han llenado de alegría las casas durante la mañana, en el trayecto al trabajo o viajando en auto por la larga y angosta faja de tierra llamada Chile. Y si bien ha cambiado su contenido incluso, el soporte, esta sigue siendo infaltable en la vida, en la comunicación a nivel global. Ya sea Don Sergio durante la tarde o Ana y Carmen en las mañanas, no faltan ni fallan -y tal vez por mucho tiempo más- en nuestros oídos.

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