Brecha de género en STEM: cuando no basta con tener las capacidades

STEM

Históricamente en Chile las mujeres en la ciencia e ingeniería han debido enfrentarse a un escenario desigual, desde la etapa escolar hasta en lo laboral. En la actualidad, las tituladas de pregrado de estas carreras representan tan solo el 7 % en el país, un problema cultural que, a pesar de los avances, continúa siendo una tarea pendiente.

Ser mujer en la ciencia, tecnología y matemática es un tema complejo, partiendo por el hecho de que solo representan un 35 % de toda el área de investigación científica. Esto denota que existe una clara brecha de género en carreras STEM (denominadas así por la sigla en inglés Science, Technology, Engineering and Mathematics), pues no hay igualdad en oportunidades, reciben un sueldo inferior pese a que es el mismo trabajo y el reconocimiento en la mayoría de las veces tarda en llegar. 

A las futuras científicas o ingenieras los obstáculos las acompañan desde su etapa universitaria hasta la profesional y la idea de merecer el lugar por el que trabajan las persigue constantemente. Si bien ha habido cambios y grandes avances para disminuir esta problemática, estos aún no son suficientes para llegar a la igualdad, de ahí que surge la interrogante: ¿es Chile un país que pueda lograr eliminar esta brecha de género?

Educación sin perspectiva de género 

Según el informe Radiografía de género, publicado en marzo de este año por las Subsecretarías de Ciencia y de Educación Superior, el 22 % de las matrículas en carreras STEM son mujeres. Sin embargo, en el 2020 el ingreso de estas fue de un 53 %. ¿Qué factores explican los datos anteriores? Claudia Zurita, miembro del directorio de la organización WIE UdeC comentó, “involucra a modelos impuestos por la sociedad, en los cuales se les liga a las niñas un rol de cuidado, enseñanza, limpieza y a los niños un rol de lógica, ciencia y tecnología”. 

Las carreras que están relacionadas con estas áreas se encuentran inmersas en un entorno sexista, lo que genera que ingresen mujeres en menor cantidad. Otra razón es que con frecuencia desde pequeñas se les apartan de las matemáticas, para acercarlas hacia áreas que les fomenten la idea de estar al cuidado y protección de alguien más, lo que se percibe como el “instinto maternal”. Debido a ello, hay algunas que temen seguir el camino hacia áreas de las ciencias, tecnologías o matemáticas, ya que es un lugar que podría ser tomado como no correspondido. Así lo detalló Melany Vildosola, representante de la Liga de la Ciencia UdeC, “a veces la sociedad misma te comenta que esas carreras no son para mujeres, incluso hay profesores que hacen ‘bromas’ de género molestas, en ciencia igual, hay muchos que creen que realizar ese tipo de comentarios es gracioso para todos, pero en muchas ocasiones son comentarios misóginos o discriminatorios”. 

Pese a que existe un menor ingreso de mujeres en carreras de ciencia, tecnología y matemática, las jóvenes que se mantienen dentro de estas presentan un bajo índice de abandono. Fotografía: Unavarra.

Las estadísticas señalan que nueve de cada diez niñas piensan que las carreras de ingeniería son solo para hombres, es ahí donde está la base del problema, debido a que estas ideologías estereotipadas no se han erradicado. Si bien las nuevas generaciones se están encargando de ello, se necesitan cambios en todas las personas y principalmente de las que participan en los procesos de formación de las futuras ingenieras. Al igual que Melany, Josefa Avendaño, estudiante de Ingeniería Civil Industrial, también tuvo una experiencia similar con algunos de sus docentes, “en una ocasión hubo un profe que decía que ninguna iba a ser ingeniera, todas íbamos a salir con el título de ingeniero, porque así era la palabra y que teníamos que vivir con eso”, señaló. Experiencias como las ya relatadas impiden el desarrollo profesional de las estudiantes.

Otro dato relevante entregado por el informe Radiografía de género, es que entre más alto el nivel de rango educacional, menor es el porcentaje de matrículas por parte de mujeres, como es en el caso del magíster, el cual equivale a un 29 %. Por otro lado, si lo comparamos con las cifras del 2020, este alcanzaba el 51 %, es decir, hubo una disminución notable en el ingreso de mujeres hacia la educación de postgrado. 

Lo anterior indica que el problema no solo radica en la sociedad como tal (la cual reproduce generación tras generación estereotipos sexistas), sino que también en parte es responsabilidad de las distintas instituciones educacionales fomentar la participación, ingreso e interés de las niñas para guiar hacia un sistema educativo con perspectiva de género que respete el derecho de las niñas a elegir su propia vocación.

Remuneraciones desiguales: otro problema sin resolver

La brecha salarial de género en Chile es una problemática que continúa siendo notoria y perjudicial. Esta discriminación hacia las mujeres se da en todos los ámbitos laborales, desde sus funciones hasta las jornadas de trabajo. 

Según datos entregados por la Encuesta Suplementaria de Ingresos (ESI), realizada en 2020, las mujeres durante ese año ganaron un 20,4 % menos que los hombres. Sumado a esto, un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), arrojó que las remuneraciones de las mujeres representan un 77 % de lo que ganan los hombres. Ahora bien, si este escenario se da a nivel general, en el área de STEM esta desigualdad salarial es aún más notoria.

Estefanía Sáez, quien es líder del programa Mujeres en Ingeniería de la Universidad del Biobío, al respecto señaló que “todavía hay una brecha salarial importante para las mujeres que trabajan en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas, pero con las políticas de género que se están aplicando y con el trabajo que se está haciendo en las diferentes empresas de equidad de género, conciliación y de corresponsabilidad, ha ido bajando un poco esta diferencia entre los sueldos, pero todavía existe”.

En el informe Radiografía de género se dio a conocer que la diferencia de ingresos se puede notar en personas que trabajan en universidades y cuentan con un doctorado. Por un lado, los hombres entre 25 y 39 años ganan un 17 % más que las mujeres, mientras que para los que tienen entre 55 y 70 años, el porcentaje alcanza un 23 %. Esto no queda ahí, ya que en emprendimientos de corte científico-tecnológicos solo un 11 % de estos está impulsado por mujeres, y cerca de un tercio de estas compañías no cuentan con ninguna trabajadora mujer.

La estudiante de Ingeniería Civil Industrial, Josefa Avendaño, tiene claro que el panorama de las remuneraciones es desigual y sus expectativas no son altas. “Es súper desmotivante porque se deslegitima tu trabajo, siendo que es el mismo que realiza un hombre” señaló. Además, apunta al conservadurismo de algunos miembros de empresas de renombre, ya que “eso muchas veces conlleva al sexismo, entonces es muy desgastante tener la idea de que constantemente tienes que demostrar que tú correspondes y que tú mereces estar en el lugar que estás. Es un peso que hay que cargar siempre y un hombre no tiene que hacerlo”.

Según el estudio Evaluación de brechas de género, las mujeres investigadoras reciben un salario 11 % inferior al de sus colegas hombres. Las razones de por qué persiste esta desigualdad en los sueldos tiene una respuesta multifactorial, sin embargo, principalmente se debe a un patrón cultural. Además, el mercado laboral discrimina en favor de los hombres por la búsqueda ciertas características que supuestamente las mujeres no tienen, dejándose llevar por estereotipos de género.

¿Igualdad en oportunidades?

Las mujeres que ejercen dentro de las áreas de las STEM están en constante enfrentamiento con barreras, adjudicadas por la idea de que ese lugar no les pertenece. Deben tratar con salarios inferiores, desconfianza y la falta de oportunidades. ¿A qué se refiere esta última? Se explica con la siguiente cifra: solo un 37 % de los artículos publicados hasta la fecha pertenecen a investigadoras, privando a las académicas de difundir su conocimiento y de avanzar en su desarrollo profesional.  Esto constituye un obstáculo para la ciencia, debido a que se pierde la diversidad de perspectivas respecto a un fenómeno y por ende se dificulta su estudio. 

Chile se posiciona como el país con la menor cantidad de tituladas en STEM entre los países de la OCDE. Fotografía: Pexels.

Otra barrera es que se pasa por alto que la mayoría de las mujeres, tienen que compatibilizar la vida familiar con su carrera profesional, con respecto a esto, Daniella Escribano, docente de Ingeniería Civil en la Universidad de Concepción, indicó, “me ha costado compatibilizar el rol de mamá con mi rol profesional. Siento esa necesidad de asumir como mamá y estar presente con mis hijos, pero al mismo tiempo no quiero quedar atrás en mi desarrollo profesional, entonces siento que no puedo avanzar tanto como mis colegas hombres”. Asimismo, comparte que dentro de la evaluación docente a la cual se someten los y las académicas, no se considera el posnatal ni el prenatal, por lo que tienden a tener una calificación más baja que sus compañeros de trabajo. Debido a esto las docentes, que a la vez sean madres, siempre estarán posicionadas un peldaño más abajo que los académicos, situando a la maternidad como un obstáculo más que una libre opción.

También el acceso a los fondos públicos de investigación como Fondecyt y Fondef, es parte de estos impedimentos, ya que según el estudio Evaluación de brechas de género en la trayectoria de investigación realizado por la Subsecretaría de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación señaló que, los proyectos presentados por investigadoras tienden a obtener un menor puntaje que los postulados por investigadores. Esto aparte de representar una desigualdad en torno a oportunidades para el desarrollo personal de miles de mujeres, significa que la institución encargada de evaluarlos no aplicó la regla de género neutral ni siguió los pasos para lograr una equidad de género que tanto se habla en instituciones públicas.

De ambas situaciones se destaca el poco apoyo que reciben las investigadoras para progresar en su carrera profesional y no tan solo se detiene ese progreso, sino que también el de organizaciones y el de cuantiosos estudios que podrían ser grandes descubrimientos, no obstante se pasan por alto únicamente por la falta de visión frente al rol de la mujer en las ciencias y tecnologías.

Avances en la materia

Si bien aún queda un largo camino que recorrer, en los últimos años las casas de estudio han realizado grandes esfuerzos para motivar la participación de mujeres que desean seguir una carrera afín.En el caso de la Universidad de Concepción, en la Facultad de Ingeniería existe la agrupación IEEE WIE (Women in Engineering) que se encarga de motivar a jóvenes mujeres en STEM a través de múltiples iniciativas.

A su vez, durante este año fue lanzada la Unidad de Género de Ingeniería, que está enfocada en cuatro grupos de interés: niñas de enseñanza básica, niñas de enseñanza media, estudiantes de FI UdeC y académicas. Claudia Zurita, y Valentina Espinosa, miembros de la directiva de WIE UdeC señalaron que “el hecho de haber formado una red de apoyo y contactos dentro de la facultad ya es un hito importante. Por otro lado, hemos establecido relaciones con organizaciones de otras universidades (WIE UBB, WIE Usach, WIE UFRO). Además, como agrupación realizamos el concurso Justicia Espada para destacar proyectos científicos de niñas y motivarlas a estudiar carreras del área”.

Educar con perspectiva de género a las niñas desde temprana edad contribuye a romper los estereotipos y fomentar su participación en ciencias y tecnología. Fotografía: Freepik.

Por otro lado, también se creó la Liga de la Ciencia UdeC, una organización sin fines de lucro integrada por estudiantes de diversas carreras de STEM de la universidad, con el objetivo de promover la ciencia y la tecnología en niños, jóvenes y adultos. Así lo expresó Melany Vildosola, miembro de la liga, “nosotros hacemos charlas, conversatorios, escuelas, ferias, donde la mayoría de las personas que participan son mujeres. También hemos realizado el Día de la Mujer en la Ciencia y conversatorios exclusivamente de mujeres en Chile que han aportado con su granito de arena a la ciencia”.

La Universidad del Biobío por su parte, cuenta con el programa Mujeres en Ingeniería que desde hace dos años impulsa un ingreso especial para mujeres que deseen estudiar estas carreras, con el objetivo de aumentar las matrículas.Al respecto, Estefanía Sáez, líder de esta iniciativa, comentó que “es momento de en qué nos podamos desarrollar en el área que nos gusta, en el área que somos buenas, que podamos ver que cambiar el mundo y resolver problema no es solo de hombres, sino que nosotras también podemos y tenemos que estar presentes porque nuestra visión y perspectiva es súper importante”.

Este es un cambio de paradigma que lentamente ha comenzado a gestarse en el país, sobre todo en las nuevas generaciones de mujeres que cada vez se encuentran más empoderadas. Quienes se han atrevido, han demostrado ser igual de capaces de realizar funciones que históricamente estaban relegadas para hombres, rompiendo con los estigmas y estereotipos presentes en la sociedad.

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