Bio Bío: proyectos cinematográficos enfrentados al financiamiento y la distribución

A raíz del galardón adjudicado por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas al cortometraje Bear Story, dirigido por Gabriel Osorio y Patricio Escala, cuyo guion fue escrito por Daniel Castro y el mismísimo Gabriel Osorio;  surge esperanza y nuevas posibilidades respecto al reconocimiento del cine chileno a nivel internacional. La celebración del triunfo recuerda además que sólo existe un trabajo del séptimo arte que haya llegado a las nominaciones de los Premios Oscar, la exitosa «No» de Pablo Larraín en el año 2013, sucesos que orientan la reflexión respecto a los factores que en un contexto local limitan la producción y difusión de este tipo de producciones.

Imagen de www.hollywoodreporter.com

Así es como en enero del 2013, se dieron a conocer las nominaciones de los Premios Oscar, figurando en la lista la producción chilena No, dirigida por Pablo Larraín. Sin embargo, el film no fue galardonado y finalmente el cortometraje Bear Story dirigido por Patricio Escala y Gabriel Osorio, obtuvo la primera estatuilla dorada en la categoría de Mejor cortometraje animado.

En Chile, es difícil hablar de industria del cine por distintos factores. Cineastas, productores emergentes y gestores culturales regionales opinan en torno a esto. 

Acá puedes ver una infografía que procura explicar el proceso detrás de la obtención del Oscar por parte de «Bear Story»

INFOGRAFÍA2

Producción regional

La última película chilena seleccionada para ser nominada a los Premios fue Matar a un hombre del cineasta Alejandro Fernández, oriundo de Chillán. Sin embargo, la creación regional estuvo apenas un par de días en Cinemark el año pasado y ni si quiera fue, efectivamente, nominada por la acamedia.

En Concepción, Fernando Solís Nova apuesta por filmar bajo la lluvia en territorio penquista. La cinta que cuenta una historia marcada por el terremoto que afectó a la región, se encuentra recaudando fondos para su filmación. Solís reconoce los esfuerzos que se requieren para la difusión de un trabajo independiente. La película “Nublado, Cubierto y Lluvia” también cuenta con un acuerdo de estreno en Biobío Cine en el 2017, en la que será su quinta versión, para luego pasar por salas más pequeñas como lo son Balmaceda Arte Joven, la Alianza Francesa y Artistas del Acero.

Isidora Otero y Fernando Solís
Imagen de http://www.duoc.cl

Francisco Toro trabaja actualmente en el Instituto Duoc UC como docente de la carrera audiovisual, siguiendo a la par sus proyectos de realizador en la región. Könun Wenu es una de las producciones del cineasta chileno que fue estrenada en el Festival de Cine de las Américas en Austin, Estados Unidos. El largometraje de ficción fue grabado en el alto Biobío incluyendo en el elenco actores mapuches y hablada en mapudungun, ofreciendo así un montaje fidedigno de la cultura indígena. Se trata de su cuarta producción, antecedida por Mapudungun, la voz de la tierra (2011), Zona Cero, Talcahuano Ciudad de Héroes(2011), Wall Mapu Kimün (2010) y We Pu Liwen (2006).

Entre las tres instituciones universitarias que dictan la carrera de producción audiovisual en Concepción, los estudiantes audiovisuales emprenden proyectores académicos que terminan por alcanzar un puesto en los festivales de renombre nacional.

Uno de estos casos, es «Rosas» un cortometraje que se exhibirá en la edición 2016 de Biobío Cine. Seleccionado en la categoría Competencia Internacional de Cortometraje Escuela, cuenta la historia de una adolescente, asesora de hogar, que debe tomar el rol de madre tanto con su hija, como con el estado delicado de salud de su propia mamá. Daniela Herrera es productora del cortometraje y estudiante de Comunicación Audiovisual en Duoc. Sorprendida y emocionada aún por el éxito del cortometraje, hace hincapié en que la motivación es clave para lograr objetivos.

12498481_967427209978397_1354356390_nUn grupo de estudiantes de la misma carrera de la Universidad Santo Tomás apostaron por un documental dieciséis minutos, “Chile en el País de las Maravillas, que con un relato sobre el sistema capitalista chileno que abarca las movilizaciones estudiantiles, obtuvo el Premio Ceres 2014 junto con el  Premio al Mejor Documental en el Festival de Cine de Lebu en la subsede de Cuba. Uno de sus productores, Nicolás Villegas, declara que las principales dificultades fueron que “la temática aún genera rechazo en Chile y no había apoyo financiero sólo el respaldo institucional de la universidad”.

Gestión cultural

La escasez del cine nacional en las grandes cadenas de difusión cinematográfica devela la poca relevancia que se le da las producciones de cineastas chilenos. De tal forma que, los espacios alternativos de difusión de cine son esenciales para visibilizar el material que se produce en Chile. Por un lado, a nivel regional están los festivales tales como el Festival Biobío Cine, Festival Internacional de Cine Lebu y el Festival In-Edit. Por otro lado, en Concepción se instalan proyectos culturales tales como Mira Doc y Proyecto Vermut. Éste último impulsado por Isabella Cichero, María José Mendoza, Jorge Arancibia y Fernando de la Jara.

Respecto a los festivales, Biobío Cine concretará en abril de 2016 su cuarta versión, donde se exhibirán cortometrajes, películas y documentales de realizadores chilenos y extranjeros. El festival está a cargo de las productoras Imaginario Audiovisual y Molotov Cine, quienes impusieron el nombre del festival como la instancia para  presenciar cine independiente. Francisco Toro, actual director de la instancia, reconoce que “el principal problema del cine en la región y en Chile es la distribución, lo complejo es donde exhibir y cómo distribuir las producciones”.

Mira Doc actúa como un circuito de distribución de documentales que gestiona la proyección con distintos espacios culturales a lo largo del país. En Concepción, se exponen películas en la Alianza Francesa, Balmaceda Arte Joven, Artistas del Acero y la Universidad de Concepción. Uno de los supervisores locales de la instancia, Daniel Mora, enfatiza que es esencial que en regiones “se brinde un espacio de difusión, de encuentro entre el público y el documental, dada la dificultad para que un documental tenga su estreno en una sala comercial”. La gestión cultural potenciada por espacios alternativos de difusión de producciones nacionales es esencial para contrarrestar las limitaciones de la industria cinematográfica en Chile.

En las últimas semanas de octubre del 2015, Proyecto Vermut desarrolló su cuarta versión con un amplio recibimiento de público. Se trata de un espacio itinerante de difusión de cine nacional que se instala en las galerías de Concepción, donde su principal función es mezclar la arquitectura con la cultura cinematográfica. Dicho año, las muestras de películas nacionales junto con sus actividades complementarias congregaron más de 3500 asistentes. Así, el proyecto cultural logra conjugar una cartelera nacional, a bajos costos y con un nivel creciente de espectadores, apuntando además a distintos rangos etarios.

Francisco Arias, presidente Centro de Alumnos de la UCSC y asistente de producción del Festival In-Edit y Proyecto Vermut, propone que el éxito en el ámbito artístico-cultural se trata de motivación y empeño. «Cuando se te cierra una puerta, se abren mil ventanas», cuenta.

Financiamiento

En la ciudad penquista, los recursos no abundan al nivel en que confluyen en la capital, de tal forma que las posibilidades de auto gestionar proyectos o espacios requieren de apoyo externo, ya sea por parte del Estado, de universidades o empresas.

Actualmente, en Concepción existen tres instituciones que imparten carreras del área audiovisual, a pesar del escenario al que se presentan los profesionales a la hora de enfrentar la poca cantidad de fondos y espacios para difundir sus proyectos cinematográficos. Hace tres años, la Universidad Católica de la Santísima Concepción se unió a la formación de comunicadores en el área audiovisual de la mano de su carrera Dirección Audiovisual Y Multimedia, gracias a esto se adhiere a otras instituciones en la zona, como la Universidad Santo Tomás, con su carrera de Comunicación Audiovisual Digital y al Instituto DuoC UC con la carrera de Comunicación Audiovisual, quizás la más reconocida en la región debido a su amplia trayectoria académica en esta área. De esta manera, estos centros de estudio son los principales formadores de profesionales ligados al arte cinematográfico en la región.

Sin embargo, la realidad tras la formación académica es diferente, específicamente al momento de gestionar y, muchas veces, auto gestionar sus propios proyectos. Un ejemplo de esto es el caso de los estudiantes del instituto DuoC UC, quienes, según nos cuenta Gerardo Abba, tesista de Comunicación Audiovisual en dicha institución, como proyecto de título deben realizar un cortometraje, el cual es co-producido por el instituto que facilita los equipos para el rodaje. Sin embargo, el financiamiento de este proyecto debe ser gestionado por los mismos alumnos, situación que dificulta el proceso de grabación debido al tiempo que requiere el buscar recursos con empresas privadas o estatales. Éstas últimas muchas veces desinteresada respecto al arte y la cultura en la región, guiando sus recursos a otras áreas institucionales.

En tanto, las oportunidades de difusión son minoría dentro de la región. Destacan el Festival Internacional Biobío Cine y el Festival Internacional de Cine Lebu, los cuales mediante su proceso de postulación eligen los mejores proyectos a nivel país, dificultando mucho más la oportunidad de centrar el foco en el producto netamente regional. A esta situación, se adjuntan los requisitos de otros festivales nacionales, los cuales exigen, en algunas ocasiones, exclusividad en el producto en cuestión, es decir, que el cortometraje no esté publicado en ni un canal de difusión o presentado en algún festival ajeno al que se quiere postular.

En consecuencia, quienes aún son estudiantes y trabajan en los proyectos requeridos por sus determinadas instituciones, e incluso aquellos ya egresados que se proponen realizar una película o cortometraje, deben buscar la forma de gestionar y financiar sus proyectos de forma independiente, lo cual radica en las empresas privadas o, muchas veces, en un esfuerzo que conlleva tiempo y compromiso familiar de los involucrados. En tanto, el aspecto de difusión e interés del público se puede sobrellevar con el alza de las redes sociales, las cuales permiten que los realizadores de cortometrajes y largometrajes puedan difundir sus obras de forma gratuita por la web y así, masificar el producto y llegar a todo público.

Escenario regional

El escenario para el desarrollo del séptimo arte en la región está limitado por el financiamiento y la difusión de las obras, tanto en los medios de comunicación como en las salas de cine y el fomento a la realización de festivales en la zona. El bajo interés por parte de las instituciones gubernamentales, para financiar proyectos audiovisuales genera que las ideas de difusión se deriven a las redes sociales y plataformas web a las que los realizadores pueden acceder para difundir su proyecto. Esta situación provoca que muchas veces la obra sea conocida de forma masiva y llega a oídos extranjeros, obteniendo el reconocimiento de diversos festivales internacionales, o bien, de grandes premios como lo fue el éxito de Historia de un Oso (Bear Story) en la última versión de los Premios Oscar.

Este reciente hecho es, sin embargo, una forma de abrir las puertas al reconocimiento del público nacional. Así lo mencionaron Daniela Herrera y Gerardo Abba, estudiantes de Comunicación Audiovisual en el instituto DuoC UC sede Concepción, quienes concuerdan en la gran posibilidad que significa el dar a conocer las producciones chilenas a nivel nacional de la mano del galardón más importante del cine.

Vale recalcar que, las oportunidades que existen en la región debido a los festivales regionales nacen de la necesidad de personas por difundir el arte. Es así como el Festival Internacional Biobío Cine, el Festival Internacional de Cine Lebu y Proyecto Vermut han recuperado la nostalgia del cine para la región.

Las experiencias de los cineastas en la región apuntan a incrementar los esfuerzos del Estado, asignando mayores fondos culturales que ayuden a jóvenes realizadores a financiar sus proyectos, junto con campañas y políticas públicas que fomenten el conocimiento e interés hacia el arte y la cultura por parte del público. Invertir recursos en educar la audiencia junto con realizar instancias para que el arte nacional y regional sea visibilizado posibilitará el reconocimiento que los cineastas se han ganado.

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