El tabú de la drogadicción

Sin duda, el consumo y porte ilegal de drogas se ha convertido en un tema latente a nivel mundial, es evidente que en nuestro país ha aumentado el consumo de drogas en personas de todas las edades, especialmente en la población juvenil. Si bien, el abuso tradicional de alcohol y tabaco, es de conocimiento general, a éstas se han agregado el consumo de marihuana, solventes volátiles, tranquilizantes, estimulantes y derivados de cocaína, como la pasta basta.

En Chile, en la década de los 90’, el gobierno creó el Consejo Nacional para el Control de Estupefacientes (CONACE), dependiente del Ministerio del Interior. Su misión era velar por elevar la calidad de vida de las personas como mecanismo para disminuir el consumo de drogas, a través de la participación de diversos actores sociales. Sin embargo, en 2011, bajo el mandato del ex presidente Sebastián Piñera, CONACE se refundó como el Servicio Nacional de Prevención y Rehabilitación del Consumo de Alcohol (SENDA).

Fiscalización locales Barrio Estación
Nicolas Fajuri

De acuerdo con la ley, este organismo tiene como misión “generar políticas para prevenir el consumo de estupefacientes, sustancias psicotrópicas e ingesta abusiva de alcohol. Asimismo, también contempla la creación de políticas de tratamiento, rehabilitación y reinserción social de las personas afectadas”.

 

El consumo en la región

En el estudio realizado por SENDA en 2015, la entidad logró vislumbrar aumentos significativos en el consumo y abuso de dichas sustancias en la Región del Biobío. En cuanto al consumo de alcohol, este aumentó de 40,1% hasta 48,7% entre el 2012 y el 2014. Le sigue la Cannabis, cuyo consumo incrementó desde un 5,4% hasta 8,4%; la cocaína y pasta base, desde 0,4% hasta 1,4% y, finalmente, el tabaco, desde 19,1% hasta 20,7%.

 

 

Las principales vías de acceso, comprobadas por la BA, provienen de la zona norte de Chile, generalmente vía terrestre e ingresada por pasos no habilitados. El principal destino de las drogas es la Región Metropolitana, lugar desde el cual se distribuyen los estupefacientes hacia el resto del país, a través de los narcotraficantes que llegan a comprar a la capital. Sin embargo, las rutas del narcotráfico también se han expandido al sur del país para distribuirlas hacia las regiones del norte. 

 

En relación a las drogas más comercializadas en la región del Biobío y específicamente en Concepción, en primer lugar se encuentra la pasta base, seguida de la marihuana y luego viene el clorhidrato de cocaína, el cual tiene un acceso más segmentado a estratos socioeconómicos altos, debido a su valor monetario.

 

Si bien, no es la droga que provoca más daño, la marihuana es la que genera más trabajo para la PDI, ya que es estupefaciente más consumido junto a la pasta base.

Según la Oficina  de las Naciones Unidas sobre Drogas y Delitos (ONUDC) uno de cada diez consumidores de drogas sufre trastornos de drogodependencia. Por este motivo, existen organizaciones que han creado proyectos enfocados a la rehabilitación de personas con serios problemas de adicción. En Concepción, por ejemplo, la Fundación Paréntesis del Hogar de Cristo ofrece servicios de asesoría, capacitación y asistencia clínica de calidad respecto al uso problemático de alcohol y otras drogas.

 

Trabajadores sociales analizan situación de calle

Las personas sin hogar son un grupo de la población que consume drogas y alcohol. Debido a su extrema pobreza, reemplazan las drogas tradicionales por diversos productos químicos de alta peligrosidad para la salud, como aerosoles en lata o neoprén.

 

María José Bustamante, trabajadora social de la Seremi de Desarrollo Social, indicó que éste grupo está bajando el consumo, y en su mayoría lo que más ingieren es alcohol. No obstante, persiste el uso de sustancias nocivas. “Dentro de las drogas que ellos consumen no solo está la marihuana y la pasta base, también tenemos inhaladores, aerosoles, pintura  y esas cosas más fuertes y tóxicas”.

Sinconsumir.com
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Bustamante señaló que en el programa de personas en situación de calle, “tenemos tres líneas de trabajo. Bajo el programa de protección social está el acompañamiento psicosocial y sociolaboral en el cual nosotros tenemos por año 200 personas mas o menos para hacer un programa de acompañamiento. De éstas 200, 90 están en la línea de salud mental y en ese punto es donde se engancha con personas que tengan problema con consumo de droga”.

 

“Nosotros no tenemos contacto directo con ellos, sino que hacemos unos convenios de colaboración con fundaciones y ellos hacen el trato directo y el acompañamiento, nosotros hacemos lo técnico, como Seremi somos el ente público que hace que las políticas públicas lleguen a las personas en situación de calle”.

 

“Tenemos un convenio con Senda, de hecho, ellos mismos tienen un convenio de colaboración con la fundación Paréntesis. Dentro de este convenio ellos tiene una línea de trabajo, tienen entre 9 a 10 cupos para trabajar el tema de consumos de droga y alcohol a través de un tratamiento ambulatorio financiado por Senda y ejecutado por Paréntesis; nosotros tenemos un nexo de vincularlos a las personas en situación de calle con ellos”.

 

La educación del vicio

Según estadísticas del SENDA, en el marco de un Estudio Nacional de Drogas en la población de 12 a 64 años, el consumo de marihuana aumentó al doble en los jóvenes de 12 a 18 años. Cifras que se traducen desde un 6,7 en el año 2012 hasta un 13,5 dos años después.

M. A. es una estudiante de 17 años de un liceo en Hualpén, comuna de Concepción.  Comenta que en esta comuna las drogas están al alcance de la mano, incluso dentro de los establecimientos educacionales. “Cierta vez se dio un caso de que un niño no quería estudiar y era drogadicto y traficaba aquí; dejaba la escoba. Entonces, el director dijo que no podía tener esa clase de alumno y el DAEM se nos fue en contra. “No, no pueden echarlo porque el niño tiene derecho a estudiar”. ¡Pero si el niño no quería (ríe)!”

 

“La delincuencia y la drogadicción se desarrollaba en el curso más pequeño, séptimo básico, pero ellos eran mayores que nosotros, incluso, eran repitentes. Entonces, el director siempre tenía problemas con el DAEM por eso”.

 

Según M. A. este comportamiento en ciertos estudiantes se debe en  gran medida al contexto familiar donde crecen. “Se debe también al sector donde viven y con quienes se juntan. Las drogas en Hualpén están a la mano, hay de diferentes tipos y eso influye mucho en los estudiantes, osea, los que son más vulnerables, porque si ponemos el caso que, por ejemplo, hay una persona o un niño con familia y que la familia le vaya educando aunque sean pobres, el niño entiende que eso no lo puede hacer, que no lo debe hacer”.

 

Sin embargo, M. A. que estudia en un colegio municipal vulnerable, explica que: “en cambio hay otros niños que los papás no están ni ahí, porque acá vienen a decir: yo dejo a mi hijo aquí para no tenerlo en la casa. Entonces esos niños donde están solos andan en la calle y ahí conocen a otras personas que les ofrecen y ahí se meten, entonces ya es más de afuera que de adentro”.

Desde una perspectiva recreativa, explica su experiencia al consumir marihuana: “Yo encuentro que cuando estoy muy estresada, porque yo me estreso mucho y sufro del colon; me relajo. Consumo también clonidina, pero es por remedio; dan un efecto similar a la marihuana solo que no me da hambre”.

 

Ahora bien, en cuanto al uso medicinal, comenta que le es de mucha ayuda en los días en que su cuerpo no parece responder de la mejor manera. “A mi por ejemplo. me duelen mucho lo que son las articulaciones con el frío o con el viento ya me empiezan a doler los huesos, la cabeza y la rodilla, entonces al fumar la marihuana al ratito se me pasan los dolores. Es como más una anestesia, pero aun así debe haber un límite de consumo”.

 

Creo que deberían legalizarla. Sólo la marihuana, ninguna otra, por ejemplo, ya acá está la marihuana normal, que es la planta, y la otra que es prensada. Obviamente, si uno va a consumir es para pasarlo bien, para no afligirse o cosas así. Tiene que ser la natural porque la prensada tiene hasta caca de caballo. Osea, tiene muchos componentes, las otras drogas también, son todas hechas y no es algo que haya crecido en la tierra. Entonces yo apoyo la marihuana natural y ninguna otra droga”.

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Relatos anónimos

Salir de un circulo de drogádicción es complejo, sobre todo cuando se inicia a una edad temprana el problema es cuando el consumidor no es el  único afectado, sino que también se puede dañar la vida de un hijo que viene en camino. Así nos cuenta una joven, desde sus inicios con el alcohol a los 15 años, hasta su proceso de rehabilitación.

 

Así cómo el tesiminio anterior, Joaquín, se inició a corta edad en el narcotráfico, según recuerda fue a los 14 años y fue con ayuda de su hermano mayor. Para reservar la identidad del entrevistado y así no dañar su imagen, no se incluirán demasiados datos sobre su vida actual. Esta entrevista tiene por objetivo conocer la experiencia de una persona ligada al narcotráfico y saber un poco cómo es el mecanismo de operación que tiene este negocio.

  • ¿Por qué te quisiste dedicar al narcotráfico?

R: Siempre miré a mi hermano mayor como un modelo a seguir. Siempre le quise ayudar para así, a la vez, ayudar monetariamente a mi familia. Además, desde chico me percaté que al ser narcotraficante la gente de la población te mira de manera distinta, con más respeto, nadie querría tener altercados con uno si saben que eres narcotraficante y eso también me motivó para ingresar a ese negocio.

Eso sí, igual tienes que moverte con mucho cuidado en el negocio, porque de lo contrario podrías terminar mal.

Población 18 de septiembre, Hualpén
soychile.cl
  • ¿A qué te refieres con “terminar mal”?

R: En el negocio te haces muchos amigos y también enemigos. Son de estos últimos de quienes hay que cuidarse. Si eres un vendedor, como en todo negocio tendrás competencia, nunca podrás tener el monopolio, y obviamente en el narcotráfico no se habla de una “sana competencia” como en otros tipos de negocios.

Si tienes suerte a lo mucho podrás ser golpeado y amanecer vivo en alguna esquina, de lo contrario, y es lo más común, es que te asesinen.

  • ¿Consumiste la droga que era tu mercancía?

R: Nunca fui un adicto, hay que saber delimitar que eso era un negocio. Probé la pasta base solo en una oportunidad y fue bastante desagradable, me quedó la boca muy rara después de eso.

No entiendo cómo pueden existir personas que se hagan adictos a una droga que al principio es tan desagradable y que no dan ganas de volver a probarla, al menos eso me ocurrió a mí.

Algunos amigos, claro, se les volvió una adicción. Desaparecían con la droga y no se sabía de ellos por algún tiempo y luego volvían por más. Se alejaban de sus familias  y se aislaban completamente. Posiblemente al presenciar lo que les ocurría a ellos no me daban ganas de consumir la sustancia y solo la trataba como un negocio.

  • ¿Sólo comercializabas pasta base?

R: No, también vendía pastillas, las Clomax, las cuales se obtenían a través del robo a farmacias que eran ejecutados por algunos de los muchachos que trabajaba conmigo.

Esas pastillas muchos las compraban, para molerlas y luego aspirarlas, al igual que la cocaína.

  • ¿Cómo fue tu relación con las personas que te compraban droga?

R: Siempre los traté como clientes, nada más. Sólo tenía a algunos amigos que me compraban pasta base, pero eran muy pocos. Nunca hay que hacerse amigos de aquellos que te compran por primera vez o muy pocas veces, porque después se comienzan a tomar confianza y luego exigen descuentos en la compra o a pedir fiado, y eso no es bueno para el negocio porque al fiar es dinero que nunca llegará a tus manos.

  • ¿Cómo eran tus métodos para comercializar la droga?

R: Utilizábamos personas a las cuales se les denominaban “soldados”, y no es una estrategia que yo ocupaba, sino que muchos otros narcos la utiliza.

Lo anterior consiste en tener a un grupo de personas que sean leales y a las cuales se les pasa una cierta cantidad de bolsas para que las vendan en un lugar y hora acordada con el comprador. Si la operación resulta bien, el “soldado” volverá con el dinero en efectivo.

  • ¿Qué características crees que debe tener un buen narcotraficante?

R: La discreción es fundamental, si se está ganando harto dinero es mejor de no ostentar o demostrar lo mucho que estás ganando, así pasas desapercibido.

También es importante la astucia, saber en qué momentos y a quiénes vender, esto conlleva que debes ser selectivo con tus clientes.

Finalmente también hay que ser organizado con el tema de los dineros. Tener una buena “contabilidad” propia para saber cuánto es el dinero que se  invierte y el que se gana. Muchas veces se comete el error de invertir más de la cuenta o hacer “enredos” con las platas. Personalmente, tenía un cuaderno bien escondido donde registraba toda la contabilidad de cuanto se comercializaba y a que clientes.

  • Para finalizar,  ¿Cómo lograste salir del negocio del narcotráfico?

R: Eso fue algo muy difícil. Al estar mucho tiempo dedicado a ello no es fácil desprenderse de un día para otro de todo eso. Hay que planificarlo con mucho tiempo. Personalmente, lo conversé con mi hermano mayor y él me ayudó a dejar ese negocio haciéndose cargo de lo que yo había forjado. Claro que sólo fue por un tiempo muy breve ya que él actualmente también está retirado de ese comercio. Hubo que dejar atrás a muchos amigos de los cuales prácticamente no sabemos nada, pero en fin, todo es mejor ahora que se está alejado de todo eso, se vive más tranquilo.

Drogas, fin del tabú
El consumo de drogas en la sociedad no es nuevo. Más bien se podría decir que durante años el tabú impuesto sobre el tema era el secreto a voces de una generación oprimida y acallada. Sin embargo, los jóvenes chilenos sacaron la voz y en las calles exigieron legalizar la marihuana para uso recreativo y medicinal, trazando nuevos caminos en el panorama nacional; desdibujando así los paradigmas de un pueblo conservador.

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