Trabajar y estudiar: el desafío que enfrentar muchos jóvenes penquistas

Según la encuesta de Actividades de Niños, Niñas y Adolescentes, de la Oficina Internacional de Trabajo, realizada en 2015, aproximadamente 125 mil niños entre los 5 y 17 años ejercen actividades laborales. Quienes trabajan en las condiciones correctas de la ley, tienen diversas motivaciones para mantener esta actividad paralela a sus estudios, la necesidad y la búsqueda de independencia son factores importantes que influencian sus decisiones

Las preocupaciones de los jóvenes en general, entre los 15 y 17 años, son principalmente estudiar, salir con amigos y participar de algunas actividades recreativas extraacadémicas. Pero la realidad de algunos jóvenes es otra, se ven en la necesidad de trabajar y combinar ese esfuerzo con sus estudios, aunque en algunos casos, unos privilegian la labor por sobre la educación.

Ya sea por problemas económicos en la familia o para satisfacer sus necesidades personales, estos jóvenes toman la decisión de ejercer diversas actividades laborales, que en su mayoría son  trabajos menores, ya que es más fácil convalidar trabajo y estudio en labores menos demandantes y además, una gran parte de estos trabajadores, son menores de edad, de este modo según la ley sólo pueden ejercer livianos.

Germán Murer es un joven de 17 años, que trabaja desde los 15 de forma paralela a su educación media. Comenzó ejerciendo como empaque de supermercado y aún se mantiene en esa área. Afirma estar muy agradecido de haber tenido la oportunidad de laborar, ya que le ha servido para valorar cosas que antes no le daba importancia. «Me ha dado un mejor manejo, en lo que es tiempo y dinero, administro mucho mejor dinero, aunque no sé si de la mejor manera pero lo hago. Siempre ando con un poco de dinero, ya no lo gasto por impulso, porque sé lo que cuesta ganárselo, sé las horas que tendré que estar de empaque para poder conseguirlo, entonces trabajando, he aprendido a valorar mejor lo material y a cuidarlo».

Trabajar y estudiar no es una  tarea fácil ni siquiera para mayores de edad, pero los estudiantes que ejercen otra labor, se las arreglan para cumplir con todas sus obligaciones en las actividades que realizan. A cambio, esperan que sus empleadores, les entreguen ciertas libertades, para poder cumplir con sus horarios estudiantiles. German Murer, estudia en el colegio Madres Dominicas y aunque explica, no ha sido fácil llevar una vida así, siempre se las arregla para poder cumplir en ambas partes. «Ha sido un tanto difícil, a ratos me quedo sin tiempo, pero gracias a Dios, en el supermercado donde trabajo de empaque, se me ha dado facilidades para poder trabajar sólo algunos días y en horarios que me acomoden, de ese modo he podido rendir en el colegio, trabajo y preuniversitario, pero es difícil, en ocasiones me siento agotado».

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Infografía: Nicole Escobar

 

 

La independencia que comienzan a obtener los jóvenes que logran una ocupación, es uno de los principales motivos por los cuales mantienen sus actividades laborales. De este modo, al no disponer cien por ciento del dinero de sus padres, ayudarlos a pagar algunas deudas y tener dinero para cubrir sus salidas a fiestas, los hace sentir que de a poco, dejan de ser una carga tan pesada para sus familias.

Belén Rojas,  tiene 17 años y comenzó a ganar dinero desde los 14, haciendo artesanías que vendía en ferias. Su madre le ayudaba a crear productos como monederos, billeteras, con materiales reciclados y crochet, que luego vendían ambas para conseguir un dinero extra. Actualmente, se desempeña como vendedora en un kiosko cerca de su domicilio y considera que la necesidad siempre será el principal motivo por el cual menores de edad decidan trabajar. » Yo comencé a trabajar para alivianarles la carga a mis padres, quería tener mis cosas y cuando saliera no quería pedirles más dinero del que ya gastaban en mí, también con el tiempo comencé a comprender lo que cuesta ganarse el dinero y comencé a comprar algunas cosas para la casa. La mayoría de quienes deciden trabajar y estudiar, lo hacen principalmente por necesidad, ya sea a nivel de familia o necesidad personal, pero siempre es por necesidad».

 

Fotogrfía: Gentileza Empaquetadores.cl

Ser padres y estudiantes, ya es una tarea difícil, pero sumarle a eso el trabajo, genera aún más esfuerzo de los jóvenes que realizan estas labores. Felipe Alarcón tiene 30 años y aunque es más maduro que el resto de sus compañeros, trabaja de empaque en un supermercado en Concepción, además se encuentra en primer año de Ingeniería en Ejecución Industrial en la Universidad Católica de la Santísima Concepción. Felipe, es padre de 3 hijos y aunque es soldador calificado, decidió entrar a trabajar de empaque ya que era la única labor que podía con validar con sus estudios de educación superior. «Es muy dificil estudiar, trabajar y ser padre, ya que debo invertir demasiado tiempo en todo, pero mi familia es lo más importante, he sacrificado mi vida social para poder capacitarme profesionalmente y darles un mejor futuro. Es beneficioso y agotador a la vez, pero el hecho de trabajar antes o durante tus estudios, te ayuda a salir al mundo laboral a futuro y todo lo que eso conlleva: respeto, responsabilidad, carácter y valor hacia lo material, esas son las claves que se van ganando en la práctica y no sólo en la teoría».

Las Dirección Nacional del Trabajo, autoriza jóvenes, que realicen ejercicio laboral, siempre que sean actividades ligeras que no les generen problemas de salud. Además, los menores de edad deben obligatoriamente contar con el permiso correspondiente de sus padres o tutores, firmado ante notario. De este modo, los locales comerciales cuentan jóvenes emprendedores, que buscan introducirse en el mundo laboral y así también, hacerse un espacio en la sociedad.

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