La conocida Importadora Phanter mantiene la nostalgia penquista en us más de tres sedes ubicadas en Galería Universitaria. Es de esta manera como, por más de 50 años, han logrado destacar en la zona con un tinte de nostalgia y profunda pasión por los juguetes.

En pleno centro de Concepción, sumergido en la fiebre navideña, se encuentra un local que por años ha cautivado al público penquista, debido a su legado, buen servicio y, sobre todo, tradición. Es así como Importadora Phanter, ubicada en calle Barros Arana 631, Galería Universitaria, es una de las tiendas favoritas para encontrar una gran variedad de juguetes en esta época festiva.

Pero en Phanter no sólo se dedican a la venta e importación de juguetes, sino que también su comercio ha evolucionado a otros artículos de utilidad, llegando a encontrar desde la más avanzada calculadora a objetos de cierta antiguedad y complejidad, como los casi desaparecidos VHS y modelos mecano de Eitech. Esta es una imagen que no se aleja mucho desde aquel tiempo donde el dueño de la importadora, don Franco Fabbri Landi, luego del fallecimiento de su padre, se instaló en galería Tomás Olivieri con un local de artículos de aeromodelismo, deporte o pasatiempo donde se manejan naves pequeñas no tripuladas. En la actualidad, el empresario es ampliamente reconocido por crear una de las jugueterías más grandes del Biobío, siendo incluso premiado en 2010 por la Universidad del Desarrollo.

A partir de esto y debido al crecimiento, la empresa de don Franco buscó un mejor lugar en la Galería Universitaria, lugar donde se mantiene ahora con cinco sedes al interior del establecimiento. Desde este lugar, Phanter ha logrado cautivar a un público fiel, que comprende que es precisamente ahí donde podrán encontrar todo tipo de juguetes y objetos antiguos, ganándose un lugar en Concepción incluso frente a la llegada de los comercios de grandes tiendas, quienes acaparan constantemente a las personas en época de festividades, pero que no han logrado afectar a la importadora.

Ante esto, el dueño de Phanter considera que la forma de trabajar de su equipo es lo que ha logrado fidelizar a las personas: «Yo creo que es por nuestro estilo de trabajo, la seriedad y los principios en los que se basó este negocio, que es la honestidad, traer buenos productos y mantener los precios de la mejor forma en que los podamos ofrecer». Son estas mismas características las que han llamado la atención de la prensa local, recuerdos que don Franco y su familia, cuyos hijos están involucrados en el negocio, mantienen con cariño y enmarcados en una de las sucursales de Phanter, específicamente en la oficina de su esposa.

Respecto a cómo la importadora se ha transformado en parte de la identidad penquista, ya que no existen sucursales en otra partes del país, Franco Fabbri agrega que: » Yo creo que somos parte de la identidad porque tenemos más de 60 años de presencia, hay un tema de nostalgia. Con mucho gusto y con mucha emoción veo como vienen niños con sus papás que fueron clientes de nosotros cuando pequeños».

En las seis décadas de Phanter han desfilado diversas familias tanto del Gran Concepción, como de otras zonas del país, por lo cual, don Franco y su familia han logrado constatar como aquellos que alguna vez ansiaron uno de sus juguetes, hoy llevan a sus hijos a disfrutar de sus vitrinas. Respecto a esto y otras experiencias, Franco, quien desde pequeño disfrutó de la construcción de diversos juguetes, comentó que: «Rescato el respeto y el aprecio que la gente nos tiene. Estamos atendiendo a una tercera generación de niños y eso, cada día, nos enorgullece y alegra mucho».

De esta manera el legado de Phanter es bastante claro, es un rescate a la nostalgia del paseo en familia y los sueños de miles de niños que ansían un lugar donde encontrar sus juguetes favoritos, donde también los grandes pueden recordar los pasatiempos de antaño en las vitrinas iluminadas de Barros Arana. Un espacio que sólo se puede encontrar en Concepción, lugar donde ha tenido que sortear dificultades e incluso algunos destrozos en su tienda, pero que durante todo el año mantiene sus puertas abiertas para deleitar a toda las familias de la ciudad.