Complejo combate contra cáncer prevalente en Chile

Hablar de una batalla contra el cáncer significa considerar, en cualquier parte del mundo, un número abrumador de aristas. Los mismos factores que afectan a una persona pueden perfectamente no ser predisponentes para otras y lo mismo ocurre con los tratamientos. El aumento de la esperanza de vida y las nuevas tecnologías que ha heredado el sistema público chileno de los países desarrollados (incluyendo el conocimiento) son avances notorios, pero que a su vez han traído importantes problemas sociales. Salud Pública carece de las herramientas para enfrentar las dificultades que trae una población en constante crecimiento demográfica y, por lo tanto, cifras en alza con respecto a los afectados por el cáncer.

En Concepción, la SEREMI de Salud y sus oficinas ocupan un amplio espacio en el edificio que se encuentra en O’Higgins 241. En uno de estos departamentos, Carla Espinoza escribe en un computador su agenda como encargada del Programa del Cáncer. Una de sus mayores inquietudes es que “todos los males no transmisibles han crecido en nuestra sociedad, que son las que más invalidan y reducen a la población chilena. Es por esto que hace cuatro años se creó un plan a nivel nacional, que vino a completar lo que hasta el momento eran campañas contra la enfermedad asociada a mamas y al cuello uterino”, comentó.

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«Siempre hay un avance como sistema, pero de no fomentar la prevención estamos condenados a no dar abasto», aseguró Carla Espinoza. Foto: Rodrigo Escobar.

A principios de noviembre (2016) el Ministerio de Salud admitió que tanto la falta de médicos, equipos y terapias han dificultado la capacidad de la red de salud pública para diagnosticar, tratar y rehabilitar al creciente número de pacientes oncológicos. Los preocupados expertos definieron, por su parte, varios nuevos factores a considerar para mejorar la situación del país en un futuro. Ana María Moraga, como epidemióloga y docente, conoce mejor que nadie los efectos que tienen las enfermedades en la población, además de los obstáculos que representan para el área de salud pública.

La mortalidad asociada al cáncer en Chile es en promedio de 24 mil personas al año. Mientras tanto, un octavo de esa cifra fallece en la región del Biobío anualmente”, afirmó Moraga severamente, para luego agregar que “lo más preocupante es que el riesgo de morir ha aumentado en los últimos años y esto tiene múltiples causas que van más allá del crecimiento demográfico, aparte de la incapacidad de los gobiernos para cubrir la demanda de especialistas, hospitales, entre otros”.

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Las seis principales factores predisponentes del cáncer en el mundo. Ilustración: Rodrigo Escobar.

 

“Existen muchas condiciones predisponentes para la aparición de neoplasias malignas como lo son la genética, el ambiente del trabajo o el hogar, las infecciones y la conducta de la persona. Estas últimas dos son prevenibles y, por lo tanto, evitables”, aseguró la médica especialista en epidemias, Ana María Moraga, quien añadió que “sobre todo lo referido a los hábitos de las personas son el factor de riesgo más importante. Aquí entra el consumo de tabaco: el causante principal a nivel mundial, tanto en hombres como mujeres. Lo peor es que en Chile el número de fumadores crece descontroladamente”.

Con respecto a los tratamientos, hoy parece haber un contrasentido cuando se compara tantos avances con el cada vez mayor riesgo de morir a causa del cáncer. Actualmente, radio y quimioterapia se ofrecen  tanto en el sistema púbico como privado. Incluso la hormona terapia (procedimiento en extremo, costoso) es gratuita para combatir complicaciones causadas por la enfermedad a nivel de próstata y mama. «Fallamos en la detección y en la prevención. Estamos llegando tarde con este tratamiento tan completo que podemos ofrecer«, lamentó Moraga.

En  la búsqueda de nuevas armas, para combatir la tan complicada patología, han surgido nuevas alternativas. La inmunoterapia, por ejemplo, ha tomado mucha fuerza en Chile, sobre todo desde que dio buenos resultados en el cuidado del ex presidente de los Estados Unidos, quien informó de su mejoría durante marzo (2016). Fue el primer llamado a formar especialistas en el país en dicha mención. Gina Rojas, docente de la Escuela de Medicina Dental de State University of New York at Buffalo, relevó el potencial que tiene en la medicina estadounidense. Es, según ella, «un tratamiento totalmente personalizado. Consiste en extraer las células inmunitarias, entrenarlas en un laboratorio contra el propio cáncer del paciente y regresarlas al cuerpo: fortalecidas». Por supuesto, advierte la experta que el procedimiento es caro.

 

 

Pacientes en quimioterapia. Créditos: «Comunicaciones», Hospital Guillermo Grant Benavente.

Prevenir resultó ser nuevamente la solución para reducir los gastos de Salud Pública, mejorar la detección temprana y disminuir el número de pacientes con enfermedades terminales. Sin embargo, destacó la epidemióloga que “para esto se debe educar, que es mucho más difícil que informar, sobre todo, donde existe una población segmentada, ignorante y con niveles de pobreza mucho más elevados que en otras zonas del país”. En este punto concordó Espinoza, quien como encargada del plan regional ha visto cómo “la gente agradece las campañas y las charlas, porque le da seguridad. Lamentablemente, yo no doy abasto para llegar a todos los sectores”.

Otro punto clave, destacaron ambas expertas, es incluir la oncología en el pregrado de las universidades. Enseñar es, en sí, una solución potente. Lo difícil es tener los medios para difundir. El rol de informar, aparte de ser una responsabilidad del individuo, debe cumplirlo el estado el entregar la información de una manera adecuada, tanto para el sector público como privado.

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