El insufrible vídeo compartido hace poco más de una semana, donde se muestra a una mujer junto a dos individuos más mató ‘a palos’ a un perro callejero apodado de ‘Cholito’, revivió nuevamente un importante debate en Chile: el enorme número de canes completamente abandonados en el país, la falta de propuestas para reducir esta cifra y, sobre todo, la falta de voluntad para tomar decisiones al respecto.

El asesinato de un animal indefenso, el evidente maltrato de un ser vivo cuya condición de calle es responsabilidad de las personas, es una realidad nacional. Recientes episodios de negligencia, descuido y crueldad como el anterior, han desatado varios discursos entre los diferentes agentes públicos y grupos «animalistas» (o protectores de animales). Los chilenos reconocen que es uno de los problemas más graves y todo esfuerzo parece insuficiente.

La Corporación de ayuda a los animales (Coaama) comenzará a reestructurarse. De a poco, desde que comenzaron bajo la motivación de rescatar a los perros abandonados, se ha transformado en una de las pocas organizaciones de este tipo con personalidad jurídica en Concepción. Carolina Esparza, voluntaria hace ocho años y tesorera de la agrupación formal, espera ganar peso gradualmente. «Nuestra misión es diferente hoy. Hace años, nuestra tarea se ligaba únicamente a la adopción y hoy uno se da cuenta que se debe hacer mucho más, partiendo por la educación. Por lo tanto, es necesario reflexionar cómo y por dónde vamos a partir en un futuro próximo», destacó Esparza.

La tesorera de Coaama afirma que «somos pioneros regionalmente gracias a sus programas de esterilización masiva, oficio que actualmente cumple el Gobierno. En total, hemos ganados tres proyectos donde se adjudicaron 15 millones para la organización, que permitieron tratar gratuitamente a más de 1000 «callejeros». En ese sentido, hemos podido dar cuenta de que hay soluciones que son factibles a nivel, no sólo a la Municipalidad, sino a nuestros voluntarios y a otras agrupaciones que no piensan más allá de la adopción«.

En la India y en ciudades como Detroit (EE.UU.), los perros han formado verdaderas jaurías que atacan (noticia en inglés) a los peatones y causan miles de muertes al año. A diferencia de estas naciones, Chile aún está a tiempo para revertir las dificultades que significar una superpoblación canina. No obstante, el problema está en el cómo vencer los obstáculos. La esterilización masiva es uno de los métodos más conocidos, pero por sí solo no ha dado resultados alentadores. En otros países (noticia en inglés), alternativas como la eutanasia y los refugios masivos han tomado fuerza, pero tampoco han sido efectivos, sobre todo cuando la situación es crítica.

Holanda es quizás, la única ciudad en el mundo que ha reducido a cero el número de «callejeros» sin haber matado a ninguno. Parece mágico, pero es el resultado de 200 años de políticas estrictas, que multan fuertemente a quien maltrate un animal. La conciencia que tienen los holandeses sobre el cuidado responsable es total y colectiva. Además, los partidos de tendencia «animalista» tienen mucho peso político en el gobierno. Más interesante aún, el 70% de las hembras se encuentran esterilizadas. Respecto a las legislaciones que existen en Chile «es increíble el desconocimiento que tiene la gente sobre la Ley 20.380 y, a la vez, el poco peso que parece tener a la hora de establecer sanciones», afirmó el médico veterinario Francisco Ortiz.

Francisco Ortiz  ha participado de muchas campañas de esterilización masiva en Quillón, Longavi y mayormente en Los Ángeles. Como especialista, presta sus servicios a bajo costo y aporta con su experiencia en ADAC, un grupo «animalista» que ha actuado en varias instancias en contra del maltrato animal. «En todas las actividades en las que participo, la agrupación organiza actividades entretenidas, vende comida y así, consigue dinero para los medicamentos y recursos necesarios para las operaciones», declaró Ortiz, quien de paso opinó sobre el caso de Cholito. «Es, a mí parecer, un ejemplo de lo mal que estamos como sociedad. Valoro de sobre manera, por otro lado, la valentía de todas las personas que son capaces de denunciar en directo todo tipo de crueldad», dijo.

«La culpa es de las personas, de la ciudadanía y del gobierno», afirman los expertos. Es una falta de responsabilidad que deja ver la política al no crear sanciones para el que el maltrate, y la negligencia de las personas. Respecto al cuidado y la tenencia responsable, Esparza mencionó que «hay gente que no está hecha para tener perro. No podemos obligar a nadie a que se haga responsable de un animal, pero sí podemos exigirle responsabilidad a quienes ya tienen mascota. Para eso debe existir un análisis desde una instancia familia: preguntarme si puedo o no tener un perro».