Nuestro hogar: El sacrificio que hay detrás de cada niño con cáncer

 

“Es un apoyo enormisimo”, señala Josselin Astete, madre beneficiada por la fundación, casa de acogida para los familiares de niños y niñas con cáncer de la Octava Región de escasos recursos, quienes son recibidos de manera gratuita en ayuda durante este proceso oncológico difícil.

Hace cinco meses la señora Josselin Astete, pisó por primera vez la Fundación Nuestro Hogar ubicado en Maipú 1412, Concepción. El motivo, fue que tan sólo 24 horas antes recibió una noticia que le cambiaría su vida y la de su familia. Su hijo menor de 6 años, había sido diagnosticado de leucemia linfoblástica T de riesgo alto, siendo trasladado desde la ciudad de Los Ángeles al Hospital Regional penquista.

Para ello, debió interrumpir su vida diaria en pos de la salud de su primogénita “cuando me enteré se me cambió la vida. Tuve que dejar todo de lado, dejar a mi otro hijo chico con quien pudiera cuidarlo, porque uno se preocupa tanto por los hijos que lo deja todo, el trabajo, mi marido, mi casa, todo”

A pesar de estar la mayor parte del tiempo acompañando a su hijo en los pasillos de oncología infantil, Nuestro Hogar le brinda las comodidades básicas de forma gratuita, alivianando la carga económica que conlleva hospedarse en esta ciudad si no existiera este beneficio. “La acogida es buena, tengo todo acá, comida, una cama, ducha, con las mamás compartimos la misma situación así que nos apoyamos harto. Compartimos información, de qué cosas uno debe hacer, y también compartimos risas de repente para hacer menos tedioso el proceso”, menciona Josselin. 

Quien también recorre este duro camino es Maribel Cabuyanca, hace tres meses su hijo menor de 13 años, Pedro, comenzó su tratamiento oncológico en el hospital regional, luego que después de una operación donde le extirparon un tumor, este arrojara que era cancerígeno. Maribel lo dejó todo, “cuando me enteré dejé mi trabajo en Santiago como asesora del hogar. Desde allá les enviaba dinero a mis hijos que se encontraban en Cañete con sus abuelos. Soy madre soltera, para mi ha sido difícil, pero mis jefes me han ayudado bastante económicamente a pesar que no estoy trabajando.”

La casita para la madre de Pedro ha sido un apoyo fundamental. No cuenta con los medios como para quedarse en un lugar y pagar por ello. “Nuestro hogar para mi es mi casa. Es una ayuda muy grande, no tengo que pagar nada y me ofrece todo lo que yo pudiese necesitar en una casa.”

 

Nuestro Hogar nace en 1999, originalmente como una organización funcional de carácter comunitario bajo la iniciativa de Cristián Urrea Parra y un grupo de voluntarios del Hospital Regional que anhelaban mejorar la calidad de vida de los niñas y niñas con cáncer y de sus familias de la Octava Región, ofreciendo hospedaje mientras reciben tratamiento oncológico y por diversos motivos no pueden trasladarse hacia sus casas.

Siete años más tarde, esto que comenzó como una organización pasó a ser corporación,  y con ello pudieron obtener ayuda económica del gobierno a través de convenios de salud. Otra forma en que esta casa de acogida se sustenta monetariamente, es mediante aportes de colaboración que ciertas personas realizan, colectas anuales (a la fecha han realizado siete) y también a través de actividades sociales, como lo es el bingo que realiza desde hace ocho años el círculo de Damas Españolas de Concepción, quienes parte del dinero recaudado deciden darle un porcentaje a la corporación.

Esta casa arrendada de dos pisos, con comedor grande, patio amplio y un gran televisor que se les regaló, tiene capacidad para catorce personas, y cuenta con camas para las madres, baños , duchas, útiles de aseo y víveres. Frente a este último, Nuestro Hogar recibe ayuda de la panadería Roggendorf que les regala un kilo de pan diario y Super Pollo entregando carne o pollo una vez por semana.  

 

Cómo funciona Nuestro Hogar

 

Durante el día, la mayoría de las madres se encuentran en el hospital acompañando a sus hijos, pero alrededor de las 19:00 horas comienzan a llegar una a una a la fundación, donde la Sra. Sonia Guzmán Oliva, apodada con cariño como tía Sonia, hace de anfitriona y se encarga de recibir a todas las madres que llegan a alojar. Labor que desempeña desde el año 1999, antes de que fueran una casa de acogida.

Aparte de ser la administradora, y cumplir con todo lo que su cargo requiere, ya sean trámites y la distribución de todos los materiales de los cuales dispone la fundación, la tía Sonia, se encarga día a día de acoger y velar por el bien de todos los que pernoctan en la fundación.

Aunque la sra. Sonia, afirma que no cuentan con ayuda de parte de la municipalidad, sí han logrado arreglárselas de otra forma “el municipio no cumple ninguna labor, ya que las municipalidades prestan ayudas para su comunidad, nosotros no podemos pedir ayuda a la municipalidad de Concepción para los niños de afuera, por lo tanto nuestra ayuda la deberíamos pedir a nivel de gobierno” Hecho por el cual tuvieron que convertirse en una corporación, y así requerir la adjudicación de los beneficios correspondientes.

Además de la tía Sonia, existen seis monitores quienes se encargan de recibir a los padres de los niños que se encuentran en tratamiento y explicarles en qué consiste la fundación y apoyarlos en su caminar, pero también cumplen con la labor de alojar un día de la semana para que todo esté bien. Una de ellas es Yolanda Arriagada Cabrera, “tía Yoly”, que desde el 2001 es parte de Nuestro Hogar. Para ella, ser monitora es muy gratificante, señalando que: “me incorporé aquí porque me gustan muchos los niños. Ellos te dejan varias enseñanzas, porque uno a veces se corta un dedo y comienza a llorar enseguida, y ellos teniendo su enfermedad, tienen actitudes bien positivas”.

La contención emocional que se ofrece en la fundación es sin duda, uno de los factores más valorados por las múltiples familias que pasan por el lugar.  Unos de los pilares de aquello, es la tía Sonia y tía Yoly, ambas de corazón solidario. La sra. Sonia que comenzó entregando agua caliente de forma voluntaria en el hospital, y que luego se convirtió en la encargada de preocuparse por todos los detalles y movimientos que surgen dentro de la casa de acogida, y la sra. Yolanda, que se integró dos años después para colaborar.

Los encargados de llevar a cabo Nuestro Hogar tienen sus proyecciones claras: juntar dinero para comprarse su propia casa y reunir a más personas interesadas para ser monitores, con el fin de seguir en esta obra que busca lograr una ayuda tanto física como emocional. Sin duda una labor oculta, por la falta de conocimiento en la Región, pero legítima y que tal como señala la sra. Miriam “la fundación es un beneficio que aparece en los peores momentos.»

Revisa la memoria de Nuestro Hogar

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