¿Edad de oro? La experiencia de trabajar con 70 años y más

La edad para dejar de trabajar en nuestro país está entre los 60 y 65 años, para mujeres y hombres respectivamente. Sin embargo, a pesar de calificarse como una etapa para descansar y disfrutar la vida, muchos adultos mayores deben prolongar su etapa laboral, con el fin de satisfacer las necesidades económicas que trae consigo mantener una casa y, por sobre todo, una familia.

Hace pocos días se conoció a través de redes sociales el caso de un joven que ayudó a pagar las compras del supermercado a un abuelito en Valparaíso.

Y cómo no, si el hombre en la famosa “edad de oro” estaba retirando de su carrito un atún y un paquete de papel higiénico.

 ¿Por qué no compró estos productos? No, no fue debido a que la marca no le convenció o se equivocó en su lista de supermercado, sino porque no le alcanzaba para pagar. 

 

Hablemos de los adultos mayores

En nuestro país una persona es considerada adulto mayor o en la tercera edad cuando está en el rango etario de 60 años y  más. Para el 2015, un 17,5% de personas estaban en dicha categoría. Esto, según indica el Casen del mismo año.

Ahora bien, aterrizando en la Región de Biobío, un 18,8% de los ciudadanos corresponden a abuelitos y abuelitas, una cifra que bordea los 390 mil ciudadanos.

Por otro lado, existen 227.297 mujeres en la etapa de 60 años o más y 161.894 hombres.

¿Cómo viven los adultos mayores?

Llegar a la famosa edad de oro reúne muchas opiniones. Algunos  optan por jubilar y disfrutar un merecido descanso, mientras otros comienzan a planificar cómo continuar viviendo los días que aún les quedan.

Y esto debido a que, al menos en Biobío, el ingreso promedio mensual de las personas de la tercera edad fue de $350.762. Cabe destacar que el 37,1% de los adultos mayores figuran como jefes de hogar en nuestro país.

Desde el ojo protagonista

En 2016 el 72,3% de los adultos mayores afirmó sentirse satisfecho con sus vidas, mientras que el 27,6% se siente insatisfecho o poco satisfecho.

En el ámbito de la salud los adultos mayores son claros: en 2016 sólo el 65,7% sintió que fue adecuadamente satisfecha esta área, una cifra que para años anteriores es similar, ya que en 2013 lo pensaba así el 66,6% y en 2010 un 64,7%.

¿Cuál es la mayor preocupación de los abuelitos y abuelitas de nuestro país?

Pues, en primer lugar, está el miedo a tener que depender de otra persona (63%), seguido por el fallecimiento de un ser querido (60,6%); que deba pasar por una enfermedad grave (57%); que sufra de un asalto en la vía pública (48,6) y que se quede solo/a (47,8%).

Para saber más en relación a lo anterior, puede visitar los resultados haciendo click aquí. 

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Guillermina en su living, minutos antes de ir a trabajar. Fotografía por Valentina Balboa.

Superabuelas: no se dejan ganar

Guillermina Urrea tiene 84 años, aunque como ella asegura “no los representa”. Con dos hijas y un hijo, además de cinco nietos, sus actuales días están llenos de atención y compañía.

Pero, a pesar de su vitalidad, hace poco más de un año sufrió una de sus mayores penas: tuvo que decir adiós a su marido, Miguel. La situación fue dolorosa, sin embargo ella ya sabía lo que se venía, ya que por ocho años su esposo sufrió de diabetes y se mantuvo postrado en cama luego de una caída.

Fue así que las tardes comenzaron a ser más largas y, por sobre todo, las cuentas más difíciles de pagar. Y esto no fue una razón para decaer, sino que una oportunidad para cambiar su rutina.

“Mi vecina vive con su madre, quien sufre de alzhéimer y muchas veces se pierde en su memoria. Así que me comentó que necesitaba a alguien para que la cuidara y, que si una de mis nietas se interesaba por el trabajo,  le avisara, ya que era media jornada de lunes a viernes”.

Pero la idea de acompañar a su vecina, a tan sólo minutos de su propio hogar, la convenció para proponer una opción que tanto para esta abuela y su familia fue sorpresiva: ella tomaría el trabajo.

“Lo comenté con mis hijos y nietos y me apoyaron. Sólo me dijeron que lo pensara bien, que si me atrevía y era capaz de trabajar, lo hiciera. Yo soy bien activa, me levanto a las 6 de la mañana, hago el aseo, cocino, disfruto con mis plantas en el jardín y no puedo estar sentada, así que lo acepté”.

Tanto como una terapia para distraer las largas tardes, como también una manera de sentirse “útil” -como ella misma lo menciona-, el cuidar de su vecina ha sido una experiencia gratificante, ya que se hacen compañía mutua y realizar actividades propias de la edad, como ver novelas, tomar mate y tejer.

“Otra razón por la que me arriesgué y dije que sí, fue por el dinero. Yo tengo una pensión de $140.000, pero no me alcanza para mantener mi hogar. Sólo en cuentas debo pagar cerca de $70.000, y a eso hay que sumar la comida de cada día, los viajes al consultorio y bueno,  siempre se necesita un poco de dinero extra”.

Fue así que este trabajo, por el que recibe poco más de $200.000, ha sido una excelente opción para ella.

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Guillermina es la jefa de su hogar, por lo tanto debe organizar el pago de las deudas para poder vivir tranquila. Fotografía por Valentina Balboa.

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Raquel junto a su marido. Fotografía por Valentina Balboa.

Otro caso similar es el de Raquel Villagra, una ama de casa de 74 años, que trabaja dando pensión a estudiantes hace aproximadamente 10 años. Una solución al bolsillo que, con el paso de los años, la ha agotado sin que ella se diera cuenta.

“Tengo tres estudiantes arrendando en mi hogar. Yo me dedicó al aseo, y por supuesto a darles desayuno, almuerzo y una cena. Es bien complicado, porque además debo atender a mi familia, que es bastante numerosa. En total somos siete en la casa y la verdad, yo soy la que pone el orden”.

Con el dinero que recibe de las piezas -un monto cercano a $65.000 por habitación- y el aseo, más la comida que debe realizar de lunes a sábado, Raquel ha pensado seriamente en retirarse del mundo laboral, ya que el cansancio es evidente.

“Es difícil no poder tener un tiempo para mí, debo estar pendiente siempre de la comida para todos, de mantener ordenado, de pagar las cuentas y organizar el dinero del hogar. La verdad creo que necesito un descanso, me he agotado más que nunca en este año, pero debo seguir trabajando”.

Estas dos ejemplares mujeres, a pesar de tener diferentes perspectivas del trabajo, concuerdan en una visión: el dinero en la vejez no es suficiente.

Qué dicen los expertos

Jubilar es aquel proceso en el que un trabajador pasa a una situación pasiva o de inactividad en el ámbito laboral. En Chile, los hombres pueden optar por este camino a los 65 años y las mujeres a los 60. Sin embargo, la expectativa de vida en nuestro país bordea los 80 años.

En la etapa de los 60 y más muchos buscan descansar y alejarse de la rutinaria exigencia laboral, pero también hay casos, como los dos mencionados anteriormente, en que se vuelve a buscar un trabajo o alguna actividad que signifique obtener a cambio algún tipo remuneración.

Desde la visión de la psicóloga Paula Véliz, “las personas en esta etapa están enfocadas en evaluar sus vidas y valorar su satisfacción con los logros que han ido recolectando. Esta etapa debiese ser una de plenitud absoluta”.

Sin embargo, en cuanto al aspecto laboral, del que las personas que están en el rango de adulto mayor se hacen parte, la especialista afirma que “va a depender de su vida y salud. Lo ideal es que continuar su vida laboral sea por opción y no por imposición, algo que lamentablemente, es una realidad en nuestro país”.

Pero no todo es tan malo, ya que un adulto mayor que trabaje puede tener el beneficio de «sentirse útil socialmente, tanto para sí mismo como para su familia y el resto de las personas».

Otro punto que destaca la especialista es la carga mental en los abuelos y abuelas que lleguen a decidir trabajar, ya que “se puede crear una sobrecarga, algo que produce una sensación de exigencia para ellos mismos y que muchas veces no saben como llevar, debido al cansancio que les provoca”.

Es por tal motivo que si un adulto mayor cercano decide trabajar, lo mejor es conversar la situación, analizar si es necesario o si realmente beneficiará a la persona, ya que lo principal es mantener la salud tanto física como mental de los abuelitos y abuelitas de nuestro país.

info adulto mayor

Datos en base a los resultados del Casen 2015

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