El Clóset Sin Fin: Discriminación Laboral En Personas LGBTIQ+

El entorno laboral chileno evidencia distintos tipos de discriminación y vulneración de derechos laborales para grupos que tradicionalmente han sido excluidos. Particularmente, la comunidad LGBTIQ+: Lesbianas, Gays, Trans, Intersexuales, Queer, han tenido que vivir una lucha por la aceptación en el cotidiano y de manera más solapada, también en el entorno laboral.

El desempañarse en un ambiente libre de todo tipo de discriminación debería ser un derecho fundamental para los y las trabajadores/as chilenos/as, sobre todo, considerando el amparo que la legalidad entrega a través de la ley antidiscriminación 20.609, que protege frente a cualquier tipo de discriminación, y que entiende a la misma como cualquier acto arbitrario que produzca distinción, exclusión o restricción, sin justificación razonable. Sin embargo, un estudio realizado por la fundación Iguales y la consultora Gestión Social, llamado “Chile No Sabe: Primer estudio sobre diversidad sexual y trabajo dependiente” revela datos que escapan de esa realidad.

Por ejemplo, 1 de cada 4 trabajadores, considera que hay un ambiente fóbico en su trabajo y por lo mismo solamente 2 de cada 20 trabajadores considera como algo muy importante que sus compañeros de trabajo conozcan su orientación sexual y/o su identidad de género. (datos del estudio)

Salir del Clóset una vez más

La comunidad LGBTIQ+ no se siente segura de hablar libremente sobre su orientación o identidad sexual en ambientes laborales. Datos del proyecto PRIDE, de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), señalan que los trabajadores LGBTIQ+ evitan salir del closet en sus trabajos por temor a hostigamiento, discriminación, abuso sexual o maltrato físico en los que se pueden ver envueltos/as. Sin lugar a duda, el miedo no es un hecho aislado.

Anahís, estudiante de pedagogía, trabajadora y lesbiana, comenta que, por ejemplo, en la educación “Los profes colas y las profes lesbianas están sumamente en el closet, aun cuando existe una ley de inclusión y aun cuando se discute la ley de identidad de género. Hay una circular, el ministerio de educación sacó una circular que se hizo llegar a todos los directores, a todos los sostenedores y al profesorado, pero en el fondo, la escuela no toca esos temas” Anahís, participa en el Colectivo Corriente Dignidad, quienes desde hace dos años realizan escuelas para profesores y estudiantes de pedagogía y “En enero pasado se hizo el que correspondía al 2017 y te encontrabas con una infinidad de profesores gays y profesoras lesbianas que están en el closet por miedo a perder su trabajo” miedo que no sólo se presenta en educación.

Camilo, gay, trabajador de retail, comenta que “Viví hostigamiento laboral durante un periodo de mi vida. Cuando uno llega a un nuevo trabajo, intenta pasar piola, hablar con una voz más masculina y evitar los gestos amanerados, porque cualquier signo de femineidad es causa de burlas. Lo trágico de mi situación es que cuando comencé a recibir constantes burlas de parte de mis compañeros de trabajo, quien era mi jefa en ese entonces jamás le dio la importancia que merecía. En ese tiempo no existía la ley Zamudio y yo sólo llevé el caso a la inspección del trabajo. Tuvimos un comparendo, pero la empresa negó todo y finalmente era su palabra contra la mía. No quedó en nada”.

Situaciones de esa índole existen muchas, a veces, incluso, la discriminación puede ser tan inconsciente que podría pasar desapercibida, como sucedió con Carla Castro, Administrador público y lesbiana: “Una vez una colega/amiga me hizo un comentario desde su protección y desde su cariño, pero sin darse cuenta era discriminación. Un día que estábamos hablando del tema en la oficina y ella me dijo que evitáramos hablar del tema en el trabajo, porque no quería que los demás se enteraran o me hicieran daño. Y bueno, si tú lo miras en primera instancia, sí, me está protegiendo, pero por otra parte me está discriminando porque lo está ocultando, ella reconoce que es algo que los demás lo ven como algo malo y entonces lo esconde en vez de visibilizarlo y eso también es una manera de discriminar, pero es un acto inconsciente”.

La situación anterior, refleja la baja capacitación que existe en los espacios laborales sobre temáticas LGBTIQ+ para los colegas de personas del colectivo.

Otro punto importante de señalar es la discriminación que sufren personas Trans, quienes, según datos del proyecto PRIDE presentan dificultades inclusive al momento de conseguir un trabajo: “Las cifras de desempleo llegan al 55% en los países de la Unión Europea, y en el caso de España, más del 55% ha tenido experiencias de discriminación en el trabajo o cuando busca uno” Sin mencionar, las dificultades que viven al momento de ser respetados/as por su nombre social.

Matías, hombre trans, estudiante y trabajador, relata que “Desde que comencé mi transición, tengo dificultades al presentar mi CV en las empresas a las que postulo, como no existe una ley que me ampare, no puedo presentar un documento con mi nombre social, porque ese nombre no refleja lo que soy legalmente en este país. Imagínate lo horrible que es llegar a presentar un CV que lleva un nombre que no representa lo que eres. Es denigrante”

“Si ya resulta complejo enfrentarse al mundo laboral por primera vez, no teniendo experiencia, súmale a eso que tienes que dar la cara frente a personas que no entienden lo que eres y que te juzgan y evitan contratarte por el hecho de ser tú mismo”

Pasamos un alto porcentaje de nuestra vida en nuestros espacios de trabajo, y es alarmante que grupos que sistemáticamente han sido excluidos y denigrados, tengan que enfrentarse a más discriminación en contextos laborales. Hoy más que nunca, las empresas deberían buscar generar espacios seguros y libres de todo tipo de exclusión y menoscabo para todos y todas sus trabajadores/as, independiente su orientación o identidad sexual.

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