El documental en Chile, una expresión a veces complicada

El cine comenzó como una forma de registrar lo que sucedía en las ciudades y las primeras producciones no eran más que planos estáticos que mostraban acciones o situacciones puntuales. Hoy eso ha cambiado y en Chile también existen quienes se dedican a documentar lo que sucede en cada rincón del país y algunas partes del mundo. 

El cine documental chileno es un área cinematográfica que ha tenido importantes cambios a través de la historia. Dedicarse a ser documentalista no es fácil, los recursos son escasos y el tiempo para producir películas es extenso. Sin embargo, hay quienes independiente de las dificultades siguen creando contenido, el cual, en Chile es de gran calidad y ha obtenido importantes premios a nivel mundial.

El cine documental chileno

El documental o cine de actualidad, como se le llamó en un comienzo, fue el primer género cinematográfico que se desarrolló en el mundo. En el caso de Chile, ya en el año 1900 se exhibió Carrera en Viña y dos años más tarde fue presentada la obra Ejercicio General de Bombas en Valparaíso, el cual es el primer registro que se conservó en el país y que se guarda hasta el día de hoy. Esos primeros acercamientos, que no hacían más que registrar lo que sucedía, con el tiempo fueron desarrollando mayor experiencia y la narración comenzó a tomar un papel importante dentro de la realización de documentales.

A pesar de la importancia que cobró la intención narrativa dentro del documental, este fue mayormente financiado por empresas que pretendían obtener beneficios con el material y fue así como se desarrollaron películas que mostraban la extracción de materiales en minas de cobre u de otros minerales, visitas a viñedos, algunas producciones relacionadas al turismo u otros registros de documental corporativo que iban dirigidos a objetivos más publicitarios.

Si bien, el documental fue utilizado durante algunos años como material publicitario a favor de las empresas, en la década de 1950 las cosas cambiarían o mejor dicho mejorarían, debido a que se inauguraron distintas escuelas de cine en algunas universidades del país. Fue en tal época cuando el documental de autor tomó relevancia, ya que los creadores de tal tipo de documental tenían como objetivo mostrar problemáticas sociales o relevantes para los habitantes del país. Sin embargo, todo cambiaría con el Golpe de Estado de 1973, debido a que cineastas de gran relevancia fueron tomados prisioneros o asesinados, obligando a algunos al exilio. Además, para empeorar las cosas, algunas escuelas de cine fueron cerradas.

Las temáticas del cine documental chileno

Del gran número de documentales que se han desarrollado en Chile durante el siglo XX y lo que va del XXI, existe una cantidad no menor de películas que fueron creadas antes de los 70’. Considerando sólo el trabajo realizado por el Cine Experimental de la Universidad de Chile, es posible comprender que este entregó al país un material variado en contenido, el cual fue creado por grandes cineastas como Pedro Chaskel, Alvaro Ramirez, Sergio Bravo, Héctor Ríos u otros profesionales que marcaron gran importancia en la historia del documental chileno. Sin embargo, la producción tendría un gran cambio, debido al golpe de estado de 1973.

Desde que se desarrolló la dictadura y luego de su culminación, parte de la sociedad ha liga el género documental chileno como una expresión que se ha enfocado sólo en recordar lo sucedido en tales años, acerca de esa visión Rubén Alarcón, quien se ha desempeñado como docente audiovisual, ha realizado diversos talleres ligados al área cinematográfica, ha sido presidente del jurado en el The CortOZ / Festival de Cine Cortometraje, es uno de los creadores del sitio web Editando.cl y además, ha participado de otras actividades y labores ligadas al área audiovisual, comenta que es cierto que “hay una gran cantidad de documentales que se hacen cargo de lo que sucedió en dictadura, como por ejemplo La Batalla de Chile de Patricio Guzmán, porque es necesario mantener un registro de lo sucedido tanto en el origen, el desarrollo y la vuelta a la democracia”. No obstante de la importancia de esos registros, Rubén agrega que “la gente tiende a crear ese mito de que las películas chilenas hablan todas de dictadura y que no hablan de otra cosa”, a lo que añade que “eso no es cierto”.

A pesar de que Rubén reconoce la influencia de la dictadura sobre el cine documental chileno, agrega que “la gente desconoce que hay muchas películas que no tienen nada que ver con la dictadura y que son muy buenas, como por ejemplo “El Último año, un documental que muestra la historia de niños sordos de Santiago que están a punto de salir de la escuela básica y existe en sus familias preocupación, ya que no hay en la ciudad liceos preparados para admitir niños con esas características o son muy pocos. Ese es sólo un ejemplo, anterior a ese hay muchos otros que no tienen nada que ver con la dictadura, por lo que podríamos estar toda la tarde hablando de esas películas y de cómo el cine documental en Chile ha evolucionado”. Rubén es enfático en recalcar que el documental chileno es “bastante variado y es cosa de que la gente lo empiece a conocer”.  

Cuánto cuesta ser documentalista en Chile

Actualmente existen varios fondos que financian la realización de documentales como los de Corfo, Fondart, el fondo de Fomento Audiovisual, algunos de privados, entre otros que permiten a los cineastas desarrollar sus películas. Sin embargo, obtenerlos no es fácil y en ocasiones con el dinero no alcanza. Roberto Pino Almeida, ganador del premio Young Creative Award organizado por Emmy Award, con su cortometraje Nosotras, comenta que “las principales dificultades que existen son el financiamiento, pues a nivel público siguen siendo escasos los recursos destinados al área y, a pesar de poder adjudicarse un gran fondo, es difícil llevar a cabo un proyecto cuando no cuentas con el dinero suficiente para arrendar equipos, cuya jornada, incluyendo una cámara básica y sonido, puede llegar con facilidad a los doscientos mil pesos.

Los fondos audiovisuales van variando en cada gobierno, ya que el presupuesto para cultura no es prioridad en algunos sectores, esto puede dificultar o beneficiar el área. No obstante, existen realizadores como Roberto que continúan trabajando independiente de los recursos. “Al menos, existen muchos -me incluyo- que con lo que tenemos estamos desarrollando proyectos. Quizás los hacemos con crudos presupuestos, pero nos atrevemos a realizarlos de igual manera”.

El cine documental chileno, a pesar de sus grandes cambios históricos, las dificultades económicas para desarrollarlo, el poco interés del público por consumirlo, entre otras características que lo transforman en un área a la cual dedicarse se vuelve complicado, es una expresión que seguirá motivando cada vez más a realizadores que, no obstante de las dificultades, seguirán desarrollando lo que les apasiona, películas que registren lo que sucede a lo largo y ancho de Chile o tal vez, otras partes del mundo.

 

Fuentes: Cinechile.cl, Cinetecavirtual.cl, Memoriachilena.cl.

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