Papeles para vivir: la difícil tarea de los extranjeros en Concepción para regularizar sus documentos

Llegaron a las 05:30 de la madrugada a armar la fila, pero no fueron los primeros. Emanuel es el quinto y Gonzalo le sigue en el puesto. Delante de ellos hay tres haitianos y un venezolano. Es una fría y muy húmeda noche, donde el piso mojado provoca difusos reflejos de las figuras iluminadas por los faroles de las calles de Concepción. Solo un par de horas atrás paró de llover, después largas horas de un chaparrón que parecía interminable, cual invierno tormentoso en el sur de Chile. Pero es octubre y la primavera comenzó, en teoría, un mes atrás. La adversidad no supera la voluntad de ninguno de ellos. Todos necesitan regularizar su situación para quedarse en Chile, para trabajar, para arrendar un techo, para comer, para existir en el sistema. Todos necesitan papeles para vivir.

Emanuel  Silvero, de 27 años, llegó desde Paraguay en marzo de este año. Vino a Chile enamorado, siguiendo al amor de su vida. En un comienzo tuvo suerte, relata: «cuando llegué todos me ayudaron. La familia de mi pareja me acogió y me entregó un hogar. Todo iba bien, excepto porque no podía conseguir trabajo».  Es la tercera vez que Emanuel llega a la Oficina de Migraciones de Concepción buscando regularizar su situación legal en el país. Y en todas ha tenido el mismo problema.

El caso de Emanuel no es único. Gonzalo Flores (25) llegó desde Perú buscando mejores oportunidades laborales. Tampoco ha sido fácil para él lograr la estabilidad financiera que necesita para ayudar a la familia que dejó atrás, con la promesa que en Chile conseguiría más dinero para pagar las deudas y la manutención de su esposa y los dos hijos que esperan que su padre les avise cuando sea el momento indicado de venir a vivir con él al país: «En Perú no hay trabajo, es difícil la vida allá. Y lo poco que hay, es mal pagado e irregular, abusan de las necesidades del trabajador. En cambio, a Chile siempre lo muestran como un país más desarrollado, con mejores oportunidades y eso es lo que he venido a buscar, pero no ha sido fácil».

Gonzalo no recuerda si esta es la cuarta o la quinta vez que acude a la oficina de migraciones para obtener su visa de trabajo y con ella la residencia temporal en Chile. Asegura que, cada vez que ha ido a extranjería, siempre ha tenido que esperar largas horas para que lo atiendan: «Cuando abren las oficinas nos entregan un número a los que estamos esperando en la fila, pero solo entregan 20 ó 25 cupos por día, algunos se saltan la fila y nadie ordena el caos que se arma. Eso perjudica a los que llevamos horas esperando que nos atiendan y tenemos que volver otro día, o incluso, la semana siguiente. Y lo peor es que no hay otra opción, aunque nos insisten que reservemos hora de atención por la página web, ésta no funciona». Y en eso tiene razón. En un intento por reservar una cita para ser atendido en la oficina de migraciones de Concepción, se detectó que la página web se reinicia en el siguiente paso luego de llenar los datos de información personal requeridos en el portal de extranjería.

 

El marco legal sobre migraciones en Chile

De acuerdo con los antecedentes actuales del Ministerio del Interior, hasta el 31 de diciembre de 2017, se estima que existen 1.119.267 extranjeros, lo que corresponde al 6,1% de la población total del país. En la región del Bío Bío, los foráneos ascienden a 25.745, lo que equivale al 2,3% del total de extranjeros en Chile, y a su vez, a un 1,3% de la población total de la región.

Matías Clarke, abogado de la Universidad de Chile, plantea que «el marco legal en Chile que trata sobre los procesos de migración, no es suficiente para enfrentar el desarrollo del creciente proceso de inmigración que como país estamos viviendo.  Esta es una preocupante realidad social, por que, por ejemplo, existen situaciones de precariedad habitacional, abusos laborales y un incremento de la trata de personas».

La actual institucionalidad migratoria data de 1975, por lo que urge su reformulación y modernización, para dar cuenta de las necesidades actuales del país, que garantice una migración segura, ordenada y regular y que responda a las necesidades del país y ampare los derechos fundamentales y la protección de los migrantes.

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