La música andina y el folclore más allá de la «ciudad del rock»

Concepción es conocida como la cuidad del rock. Sin embargo, tal concepto es acotado para la variedad de música que se interpreta en sus calles, locales o eventos. Sólo por nombrar algunas, las ramas andinas y folclóricos también dan vida a la ciudad penquista, aunque de forma más oculta.

La música andina ha tenido una evolución enorme desde sus inicios hasta hoy. La llegada de los españoles, africanos y europeos, formó un idioma común, trajo nuevos ritmos, nuevas métricas, escalas e instrumentos. Sin embargo, ya en la época preincaica diversas etnias se expresaban a través de la música, a pesar de que la industria de hoy en día lo esté olvidando.

 

La música andina, una expresión antigua

Culturas como la Nazca o Chimú, ya utilizaban la música mucho antes de la llegada de los colonos al continente. Ya habían costumbres, lenguas e instrumentos que permitían a los nativos crear diversos sonidos que eran utilizados en ceremonias que tenían por objetivo pedir a la tierra buenas cosechas, abundante agua u otras materias que brindaran una vida plena.

Diversas excavaciones arqueológicas en algunos territorios de Bolivia, Perú, Chile, Colombia, Ecuador y otros países de América, han dejado en evidencia que la tradicional quena, los silbatos, los pinquillos o los sonajeros fueron los primeros instrumentos de los cuales se tiene evidencia en el continente. Algunos de esos territorios que luego fueron gobernados por los Incas, hicieron posible llevar la música a miles de kilómetros de distancia, influenciando así a otras culturas que, a pesar de haber desaparecido, dejaron una marca imborrable.

Manuel Navarrete, músico de Jallukipa, un conjunto formado en la ciudad de Concepción y que utiliza los sonidos andinos entre sus instrumentos, comenta que “la música andina o folclore tiene una relevancia muy grande porque nos transporta a sonidos que tienen un trasfondo mucho más significativo que la música que se hace hoy, debido a que la industria musical, la cual busca vender, ha hecho que las bandas o solistas en la actualidad entreguen ideas vagas, sin contenido más allá de un par de acordes y ritmos llamativos  para una audiencia homogénea”.

 

La música como un modo de expresión y no como un bien comercial

Una de las mayores relevancias que tiene la música andina o el folclore, es que tiene como objetivo la expresión de distintas situaciones o emociones. Desde pedirle a la tierra el sustento necesario para una vida plena, al sufrimiento ligado a la esclavitud de manos de colonos. La música andina o folclore se toca sin un fin comercial, según Manuel, la música andina “nace de la expresión, viene de adentro, no puedes tocarla si no la sientes. No es llegar y tomar una zampoña, aprender un par de canciones y tocarlas. Tienes que sentir que eres parte del instrumento, que estás entregando algo”.

A Manuel es importante el sentimiento con el que se tocan los instrumentos andinos, ya que comenta que “viene de la necesidad de expresar tristezas, alegrías u otras cosas que para ellos tienen un significado importante”. Enfatiza además que con la llegada de los instrumentos de cuerda la música autóctona tuvo una mutación, aunque también tiene la finalidad de expresar algo, ya que “existen ramas musicales en Bolivia, Perú u otros países en los que la guitarra, entre otros instrumentos de cuerda que llegaron con los españoles pasaron a formar parte de las composiciones, pero siempre de una forma emocional y expresiva. No comercial”.

Debido a la industria musical existente en los países, la cual busca comercializar la música, se han ido mezclando sonidos electrónicos con instrumentos andinos. Si bien, rescatan en parte lo que recrea la música andina o folclore, el significado de tales composiciones se dirigen a llegar a un público más amplio y no tienen como objetivo el mantenimiento y rescate de la música andina en su estado puro. Manuel Navarrete, músico experimentado y reconocido en la ciudad penquista, comenta que “hay grupos por ahí que tocan con quenas u otros instrumentos andinos, pero mezclan cosas que tienen otros objetivos, que tienen otras métricas, otros ritmos y al final es sólo con una intención comercial, ya que la verdadera música andina no vende”. Además comenta que “la gente no recibe a través de la publicidad u otros medios música andina, entonces no la entiende, por eso a muchos no les llama la atención”.

 

El rescate de la música andina y folclorica en Concepción

En la ciudad de Concepción convergen muchos músicos que tocan estilos andinos. El rescate de tal música pasa por manos de experimentados músicos que en ocasiones se les da el concepto de “callejeros”, debido a que en su mayoría se presentan en las calles de Concepción, aunque también realizan sus presentaciones en distintas actividades folclóricas y sociales de distintas partes de Chile. Grupos fuertemente ligados a la itinerancia como Coyam, Manantial, La Escena, Arka ira, Lakitas Vientos del norte, entre otros. Además de, músicos solistas como el experimentado charanguista Michael hernandez, el cantante Álvaro Ormeño o el folclorista Alejandro Quilodrán, han estado presentando en la ciudad distintas canciones ligadas a la música andina, lo que es un rescate significativo, aunque difícil.

Las mayores complicaciones existentes en Concepción para los músicos andinos o folclóricos se deben, según Manuel, a que “las personas no se detienen a entender la música y eso se debe a que no la conocen. La música como el reggaeton, la cumbia, el rock u otros estilos más digeribles no tienen la misma suerte, debido a que existe una industria que las favorece”. A partir de lo anterior, tocar en las calles o en las “micros” música andina tiene menores beneficios que interpretar música de bandas conocidas. “Si toco un tema de Kjarkas no me irá tan bien como me iría si toco un tema de Luis Fonsi en la “micro”, pero uno igual lo hace”.

Así, esta variedad de músicos y bandas andinas o folklóricas, entre las que se encuentran muchas otras, salen cada día con la difícil pero agradable tarea de entregar a los habitantes de la ciudad interpretaciones de sonidos que llevan más de 800 años en el continente. “La música la vemos como un modo de expresión más allá de sobresalir o ganar mucho dinero con ella”, dice Manuel, asegurando que “prefiero ganar un poco menos a tener que cambiar mis gustos musicales para darle en el gusto a quienes no se interesan en conocer lo que hacemos”.

Galería de fotos:

Jallukipa, banda conformada en Concepción:

 

Vientos del Norte:

Entrama:

 

Manuel Navarrete, músico de varios grupos de música andina en Concepción y otras ciudades:

 

 

 

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