El ocaso de la vida en los asilos de Concepción

Uno de los cambios demográficos más significativos en los últimos tiempos es el aumento de adultos mayores en la población del país. Esto se debe, principalmente, al aumento en la expectativa de vida de este sector etario. La vejez, a su vez, presenta una diversidad de cambios propios de la edad, que a menudo puede complicar el bienestar de las personas.

Como resultado del aumento progresivo de la esperanza de vida de las personas, la reducción de la mortalidad, los avances científicos, entre otros factores, Chile se enfrenta actualmente al fenómeno mundial del envejecimiento de las poblaciones y el aumento de la longevidad. El país envejece, y a futuro la proporción y el número absoluto de personas de 60 años y más se incrementarán sostenidamente. Por tanto, resulta un importante desafío como sociedad lograr que este envejecimiento sea saludable, con mayor autonomía y menor discapacidad.

La calidad de vida al llegar a la vejez (pensiones, abandono, soledad)

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la calidad de vida como “la percepción de cada individuo de su posición en la vida, en el contexto de la cultura y sistemas de valores en el cual vive y en relación a las metas, expectativas, estándares y preocupaciones que tiene”. En el caso de las personas adultas mayores, uno de los grandes problemas para registrar e investigar la calidad de vida es lo inadecuado de algunos instrumentos de medición, pues no han sido diseñados para evaluar la realidad de este grupo etáreo.

El abordaje de la calidad de vida en la vejez debe partir de la base que hay determinados componentes propios de la edad a tener en cuenta como la autonomía, la seguridad social-económica y las redes de apoyo social.

Han habido distintos casos estremecedores y particularmente noticiosos en Chile por simbolizar las carencias de miles de adultos mayores. El más reciente fue la pareja de Jorge Olivares y Elsa Ayala, de Conchalí. Él tenía problemas de movilidad producto de una hernia, ella cáncer ovárico con metástasis, además de demencia senil. Entre los dos llegaban a los 400 mil pesos de ingresos al mes, vivían solos en una modesta vivienda. No tuvieron hijos. Decidieron terminar con sus vidas; Jorge disparó a su esposa e inmediatamente después acometió contra sí mismo.

La persona que pasa los últimos años de su vida en Chile tiene básicamente dos opciones: quedarse en casa propia o de algún familiar, al cuidado de una persona capacitada o ingresar a un hogar de ancianos, casa de reposo o Establecimientos de Larga Estadía para Adultos Mayores (ELEAM), como los define el Senama.

Rodrigo Vásquez, Director Técnico de ELEAM Santa Verónica en Concepción, menciona que la indolencia familiar y el abandono son cruciales para sus residentes. “A pesar de que la mayoría padecen enfermedades neurodegenerativas o algún otro trastorno mental, muchos también entienden dónde están y padecen de su abandono. Acá mientras más los vienen a ver, más se les retrasan enfermedades como el Alzheimer. Les hace muy bien estar acompañados.”

Este tipo de establecimientos alberga residentes que por motivos biológicos, psicológicos o sociales requieren de un medio ambiente protegido y con cuidados diferenciados. “Dichos cuidados -continúa Rodrigo- tienen por objeto la prevención y mantención de su salud, la mantención y estimulación de su funcionalidad y el reforzamientos de sus capacidad es remanentes.”

Principales enfermedades (sufrimiento, alzheimer, enfermedades terminales, aún se vive pero conectado a una máquina)

Uno de los residentes de Santa Verónica es Pedro González Rifo. Durante una larga charla, que a medida se veía interrumpida con su dificultad para escuchar, comentó sus pesares y su visión de mundo a sus 88 años. “Honestamente yo soy uno de los pocos acá que está cuerdo. De algunas señoras es mejor estar alejados nomás porque de repente le llega un manotazo a uno, sin razón alguna. No somos más de cinco los viejos lúcidos acá.”

Al comienzo del encuentro me recibe cálido, mencionando que él siempre había querido ser periodista, como “aquellos del Diario El Siglo o de la Revista Punto final. De esos que cuentan la verdad como es. Esos ya no se ven hoy en día, mire la televisión, acá se la pasan viendo todo el día esa porquería y cuentan puras leseras.”

Los recuerdos más vívidos que tiene, “esos grabados con fuego en la memoria” según sus palabras, los relata con rebosante emoción. “Yo soy de Lota, de toda la vida, nacido y criado. Si hay algo que nunca se me va a borrar son los goles más bonitos que hice en mi vida, ahí en la cancha del Morro. La pelota se la pasaba más en el mar que en la cancha, pero los cabros eran buenos pal agua y siempre la iban a buscar.”

El relato lo emociona y lo contrasta con su actual situación. “Ahora me da una mezcla de impotencia, tristeza e incluso un poco de rabia. Estoy tan flaco y débil, uno no puede vivir así.”

Por la condición que tienen las personas que residen en los centros de estadía para adultos mayores, Rodrigo se refiere muchas veces a ellos como pacientes. “Las condiciones de salud física y mental de las personas en la tercera edad los imposibilitan para ser autosuficientes. El síndrome crepuscular, por ejemplo, que les presenta inquietudes, agitación e irritación entrada la noche es una realidad para gente de este rango etario. Existe una ignorancia en las familias chilenas respecto de la gravedad de las enfermedades en la tercera edad y esto constituye un peligro a solucionar.”

Galería fotográfica ELEAM Santa Verónica

La aspiración a una mejor vida después de todo

El padecimiento de los ancianos es una situación casi inevitable. El ciclo de la naturaleza se manifiesta con deterioro cerca del deceso. No obstante, existen propuestas que buscan un placentero preludio de las exequias. El envejecimiento activo persigue ampliar la esperanza de vida saludable, la productividad y la calidad de existencia en la vejez.

La actividad física regular ayuda a mantener la capacidad funcional de las personas. Herman  Oporto, profesional del Centro Clínico del Departamento de Kinesiología de la Universidad de Concepción, señala que “está comprobado que el ejercicio, la vinculación con otras personas mediante el deporte, tiene beneficios potenciales para la salud, ya que ralentiza muchas patologías crónicas”.

“Las personas que son activas sufren menos dolor porque desarrollan una mayor tolerancia a la aflicción. El beneficio no sólo es corporal, sino que también mental, considerando que la experiencia colectiva favorece socialmente, pues genera lazos, lo que aumenta la red de apoyo del adulto mayor y aplaca la soledad”, comenta el kinesiólogo.

El Centro Integral para el Adulto Mayor (CIAM) fomenta una senectud enérgica. Alrededor de 200 personas asisten regularmente para no sufrir sus edades, más de 1.500 personas integran la población inscrita. La coordinadora de la institución, Tatiana Larrere, comenta que “el objetivo es mantener y/o mejorar la funcionalidad senil, ya que si vive más años, la idea es que esté mejor con un envejecimiento positivo”. El trabajo se fundamenta en tres ejes complementarios: el bienestar físico, la tranquilidad mental y una integración social.

“El centro propicia la funcionalidad física, concibiendo prevención de caídas, rehabilitación de patologías osteoarticulares, talleres de baile y yoga, entre otras tareas. Luego está el impulso cognitivo, teniendo en cuenta la estimulación de la memoria, la alfabetización digital para una integración al mundo globalizado, las terapias artísticas, además de la instrucción en tareas básicas e instrumentales que deben efectuar habitualmente. Por último, la línea de participación social que contempla actividades grupales. Asociación, recreación,  básicamente compartir entre ellos, así generar redes que les permitan vivir más felices”, reflexiona la encargada del CIAM.

 

 

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