El patrimonio de Chivilingo

En el año 1925 se promulgó la ley N°17.288, cuyo objetivo es proteger a los edificios y monumentos considerados como patrimonio en nuestro país. El cuidado del legado histórico en las comunas del Gran Concepción es casi totalmente nula. La deuda la tienen pendiente las autoridades y los dueños de los diferentes edificios e industrias emblemáticas, que se encuentran en nuestra región, lo que demuestra la falta de preocupación por la memoria regional.

 

EL LEGADO DE LA HUMANIDAD

El patrimonio cultural en la región del Bío-bío alcanza un total de 63 monumentos nacionales, 56 son considerados como monumentos históricos, tres santuarios de la naturaleza y cuatro zonas típicas. La importancia de la memoria radica en que estos lugares son un vehículo que permite transmitir las diferentes experiencias, identidades y conocimientos de nuestros antepasados hacia las generaciones actuales. Javier Ramírez, el director de Magíster en Arte y Patrimonio de la Universidad de Concepción, menciona que:

“Cuando Chile formó parte de la Organización de las Naciones para la Educación, la Ciencia y la Cultura, incluyó dentro de su política nacional, el criterio de patrimonio cultural y natural durante los años 70, esto debido a los fuertes movimientos ligados al desarrollo de la sustentabilidad”.

También, destacó que la memoria cultural debe relacionarse con los monumentos tangibles, ya que la palabra patrimonio se conforma a partir de un proceso social y cultural.“Hoy en día el patrimonio no se enfoca en lo que representa un país o una comunidad, ya que lo principal gira en torno a la humanidad a nivel mundial”, agregó. Un caso en particular, es la Universidad de Concepción, declarado en el año 2017 patrimonio histórico y pilar fundamental en la construcción de la identidad penquista contemporánea.

 

LAS HUELLAS DE CHIVILINGO

 

La comuna de Lota fue denominada la perla negra de Chile cuando la industria carbonífera estaba en auge. Esta ciudad, que actualmente lidera las tasas de cesantía en la región de Biobío, albergó la primera central hidroeléctrica de Chile en 1987, junto a la Compañía Minera del Carbón de Lota. Pese a que sólo funcionó 77 años, su construcción, que fue diseñada por Thomas Alva Edison, es considerada actualmente como parte del patrimonio nacional. Uno de los legados que dejó la empresa para el sector de Chivilingo, fue que gracias a la corriente del estero, ubicado en la corriente de la hidroeléctrica, permitió el cultivo de los primeros salmones en el país. Ya que antes de que Isidora Goyenechea instalará una piscicultura en el río, esta especie no existía en Chile. Tras el recordado terremoto del año 2010, las instalaciones sufrieron graves daños que han aumentado con el paso del tiempo, sin mayor preocupación por las autoridades de la zona.

Según información desde el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN), las obras de emergencia debieran iniciar durante el mes de diciembre, con un costo aproximado de 80 millones de peso. El principal objetivo es sostener y reparar la estructura del techo, para evitar filtraciones por las lluvias. Las autoridades de la comuna de Lota, han recurrido un par de veces para verificar el estado inaceptable de este hito de la ingeniería, que actualmente se encuentra cerrado al público y en el abandono desde hace una década. Hasta hace poco, la central era administrada por una fundación cuyo foco fue la actividad turística por sobre la conservación del patrimonio. Actualmente el municipio es responsable de preservar la central, terrenos en algún momento correspondió al pueblo araucano.

 

DEUDA HISTÓRICA

El deterioro y el mal estado de algunos edificios patrimoniales en la región, es una responsabilidad que constantemente es adjudicada a diferentes organismos públicos. Quienes durante años han estado manifestándose sobre la importancia de la conservación de la memoria chilena, el día del patrimonio y la apertura de algunos museos durante fechas emblemáticas. No obstante, cuando se trata buscar algún tipo de responsabilidad y respuestas frente al olvido de las arquitecturas históricas, el silencio es permanente. Las constantes renovaciones en las carreteras y construcción de centros comerciales, van borrando algunos lugares que formaron parte de la identidad penquista. Un claro ejemplo de ello, es el recordado Teatro Concepción, que se encontraba donde está emplazado el Mall del Centro.

 

Entender las razones por las que estas situaciones pasan, se vuelve un poco complicado. Ya que a lo largo del corazón de Concepción se puede comprobar como la mayoría de los edificios arquitectónicos han sido reemplazados o eliminados por las constantes renovaciones inmobiliarias. Ante esta situación, el historiador de la Universidad de Concepción, Diego Bustamante, explicó: “En nuestro país la ley N°17.288 señala que las propiedades patrimoniales no pertenecen exclusivamente al Estado chileno, sino que la responsabilidad es compartida con los ciudadanos que son dueños de algunos territorios. Es decir los monumentos históricos pueden ser propiedad pública y privada” , enfatizó.

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