Eutanasia en Chile: ¿Deuda pendiente?

Diario Médico

El lamentable fallecimiento de Paula Díaz Ahumada, la joven de 20 años que habría solicitado la eutanasia en dos oportunidades a la ex Jefa de Estado, Michelle Bachelet, y al actual Presidente, Sebastián Piñera, reabrió el debate sobre la legislación en esta materia. ¿Es hora del derecho a la «muerte digna»?

Según la Real Academia Española (RAE), la eutanasia es la «intervención deliberada para poner fin a la vida de un paciente sin perspectiva de cura». La Organización Mundial de la Salud la define también como la «acción deliberada que realiza una persona con la intención de provocar la muerte sin dolor, a otro sujeto, o no prevenir la muerte por causa natural, en caso de enfermedad terminal o coma irreversible».

Actualmente, es legal sólo en cuatro países del mundo: Holanda, Bélgica, Luxemburgo y Colombia. Sin embargo, existen naciones como Suiza, Alemania, Japón, Canadá y algunas regiones de Estados Unidos, que permiten el suicidio asistido.

Pero, ¿cuál es la situación en Chile?

«Creemos que el derecho a vivir como deseemos se puede ampliar a la posibilidad de decidir cómo queremos morir, respetando la voluntad de las personas y su dignidad», afirmaron los Víctor Hugo Carrasco y María Francisca Crispi, en un artículo publicado en 2016 denominado «Eutanasia en Chile: una discusión pendiente».

En nuestro país, la moción causa polémica ya que la ley vigente impide la práctica de ambas intervenciones. La restricción se manifiesta en la legislación que regula los Derechos y Deberes del Paciente de la Superintendencia de Salud que data desde el 2012, y que establece que “ningún rechazo a tratamientos podrá tener como objetivo la aceleración artificial de la muerte, la realización de prácticas eutanásicas o el auxilio al suicidio”.

En agosto de 2018 con ocho votos a favor, cuatro en contra y una abstención, diputados de la Comisión de Salud dieron el sí sobre la idea de legislar sobre el tema, sin embargo, y hasta la fecha, no se han visto avances desde entonces.

El proyecto que tendrá esta nueva oportunidad fue presentado en 2014 por el diputado del Partido Liberal, Vlado Mirosevic.

Según la moción, la eutanasia se podrá pedir en dos causales: personas mayores de edad en estado terminal o que tengan un sufrimiento “constante e insoportable” producto de una patología, lesión o condición incurable. El diagnóstico deberá ser analizado por al menos dos médicos, estar el paciente “en pleno uso de sus facultades mentales” al momento de la solicitud y manifestar libremente su decisión, sin recibir presiones.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en Chile son más de 60 mil las personas que requieren tratamientos paliativos, y pese a lo tácito del artículo normativo, el fallecimiento de la joven de 19 años, Paula Díaz Ahumada, reabrió nuevamente el debate en torno a este «derecho a la muerte digna».

Los casos emblemáticos

Carmen Jofré tiene 54 años, vive en la región de Valparaíso y hace 24 años que sufre de fibromialgia. En 2002 comenzó con sus licencias médicas, todas por razones distintas: traumatológicas, psiquiátricas y un largo etcétera que hoy la tiene con una invalidez, psiquiátrica y física, del 78 por ciento. Es completamente dependiente de su esposo. «Morir, lo único que pido todos los días es morir», declaró a La Tercera.

En el año 2014 se abrió el debate debido al caso del Dr. Manuel Almeyda, ex académico de la Universidad de Chile, quien sufría una insuficiencia respiratoria y cardiaca, haciéndolo oxígeno dependiente y provocándole una ingrata calidad de vida. En enero de 2014, escribió una carta al Presidente del Colegio Médico solicitándola y frente a la negación a su solicitud, murió poco tiempo después tras dejar de comer durante una semana, apoyado por sus familiares.

En respuesta a esta situación, se ingresó ese mismo año una solicitud de proyecto de ley a la comisión de salud para legislar sobre la eutanasia. Se actualizó y reingresó posteriormente en respuesta al caso de Valentina Maureira, adolescente portadora de fibrosis quística avanzada, quien en un vídeo se dirigía a la entonces Presidenta de la República, Michelle Bachelet, solicitando la eutanasia. Falleció al año siguiente.

En febrero del 2018 se difundió en redes sociales, una serie de vídeos en los que Paula Díaz Ahumada (19), pedía a la entonces Presidenta Michelle Bachelet, concederle la eutanasia ya que no podía siquiera descansar.

Le suplico con toda mi fuerza que me venga a ver (…) Le suplico que me dé la eutanasia, porque ya no soporto mi cuerpo. No soporto no poder apoyarlo. Mi cuerpo está desgarrado, ninguna parte puedo apoyar que no me duela o que no se rompa. ¿Cómo no lo pueden entender? (…) Nadie entiende todo el esfuerzo que hay que hacer para sostenerme. Ya no puedo más. Esto es una tortura y no podemos soportar más maltrato. Si ella tiene el poder, ¿por qué no me da el descanso que le suplico?

Le petición fue negada, y posteriormente, la joven grabó un audio en el que reitera su deseo de «descansar» y del progresivo deterioro de su cuerpo a causa de una enfermedad que los médicos no lograron descifrar. Bajo este contexto, la hermana de la afectada fue hasta La Moneda para entregar una carta dirigida al Presidente Sebastián Piñera, con el fin de que considere su petición. Tampoco fue acogida.

Su deceso el pasado domingo 20 de enero, reabrió el debate luego de cinco años de agonía.

Ley necesaria

El diputado Vlado Mirosevic, declaró al medio digital POUSTA, el porqué la urgencia de una Ley de Eutanasia: «Tenemos una legislación que respeta muy poco la voluntad del paciente y los estamos haciendo sufrir de manera innecesaria en dos causales que son las que considera el proyecto, en enfermedades terminales donde se sabe el desenlace, y que esta produciendo dolor, y enfermedades quizá no terminales pero que generan un dolor incesante e insufrible (…) ¿Por qué no traspasar esa decisión a la persona que están en esa circunstancia?»

En los resultados de la Encuesta Bicentenario de la Universidad Católica, aplicada en 2012, un 52% de los chilenos y chilenas estaba de acuerdo con que “terminar la vida de los enfermos incurables (eutanasia) es un acto justificable bajo ciertas circunstancias”. Seis años más tarde, este porcentaje aumentó: en febrero del 2018, un 68% (7 de cada 10 chilenos) dice estar de acuerdo con la eutanasia (Fuente: Cadem).

Estos sondeos de opinión evidencian que la ciudadanía hoy avala el apoyo a la regulación del final de la vida, y que es necesario abrir la discusión a nuestra sociedad.

 

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