La amenaza del plástico en los océanos

El plástico es uno de los materiales más utilizados en todas las industrias y, por lo tanto, uno de los más desechados. Sus efectos en distintas partes del planeta están recién comenzando a estudiarse, pero ya resulta evidente que su presencia en los cuerpos de agua afecta tanto a animales como a seres humanos.

Desde juguetes infantiles hasta componentes de estaciones espaciales, el plástico está presente en todos los aspectos de la vida humana. Si bien, su utilidad es indiscutible, los efectos de su desecho desmedido han comenzado a evidenciarse, sobre todo, en los océanos.

Sin embargo, esta situación es relativamente nueva y no porque este material esté hace poco con nosotros, sino porque hace poco nos dimos cuenta de que hay un problema. El plástico se inventó a mediados de 1950 y desde ahí se ha utilizado mucho porque tiene numerosas propiedades que representan una ventaja para el ser humano, ya que es muy versátil y duradero.

Los inicios del problema

Desde los años  70 en adelante, producto del modelo económico de libre mercado y el afán de tratar de mantener tasas de crecimiento sostenibles en el tiempo, se acuñó el término “el tiempo es oro”, lo que repercute en el uso del plástico, pues se privilegia lo rápido y desechable. Esto se conoce como single use plastic, es decir, que se utiliza una sola vez y se desecha. Esto ha generado una cantidad de basura realmente gigante. Además, al estar compuesto por cadenas poliméricas que son extremadamente durables, este material se puede demorar entre 300 y 500 años en degradarse. Esto significa que la totalidad de esta sustancia que se ha producido alguna vez en el planeta Tierra aún está con nosotros se mantendrá por bastante tiempo más.

Fotografía de Camila Lagos.

No hay rincón de la Tierra que esté libre de plástico

El doctor en fisiología animal y docente de la Facultad de Ciencias Naturales y Oceanográficas de la Universidad de Concepción, Mauricio Urbina, afirma que “estos trozos de plástico están llegando a lugares inesperados, desde el fondo del océano, hasta el monte Everest. Se encuentran en todos los ecosistemas, pues los numerosos estudios realizados han encontrado evidencia de esto, por ejemplo, una investigación llevada a cabo en Japón encontró micro plásticos en el 90% de los productos del mar que se venden en el mercado de Tokyo”.

El peligro que representa el plástico para los seres vivos no sólo radica en su cantidad, sino también en las sustancias que puede absorber. Al ser ingerido por animales marinos, como peces y cangrejos, además de causar daños a la salud de estas criaturas, los contaminantes pueden entrar en la alimentación de las personas a través del plástico. Cristóbal Castillo, estudiante de Magíster en Oceanografía, descubrió que las partículas de plástico absorben químicos que están presentes en el agua. “Hemos encontrado evidencias de sustancias tóxicas en trozos de plástico recuperado del mar y debido a su propiedad de absorber estos contaminantes, aumenta el daño que puede causar”.

A nivel local

En el río Biobío se realizó el primer estudio en el mundo que se hace a lo largo de la cuenca completa de un río. Sus resultados muestran que, mientras más cerca se esté del mar, hay una mayor cantidad de plástico en el agua. Este material se encuentra en forma de micro plástico, es decir, partículas de hasta cinco milímetros de longitud. El doctor Mauricio Urbina, quien participó en este estudio, señala que las complicaciones se deben al tamaño de las partículas. “Una vez que el plástico entra en el ecosistema, debido a factores como los rayos UV, viento, olas o acciones biológicas -como que una tortuga lo muerda- estos pedazos se van partiendo en partes más pequeñas.  De esta forma, se genera el micro plástico, el cual puede llegar a casi todas partes”, sostiene el profesional.

Estos micro plásticos que se forman de la descomposición de trozos más grandes se llaman secundarios. En cambio, los que se fabrican de tamaño pequeño se denominan primarios, como por ejemplo, las partículas contenidas en los exfoliantes y pastas de dientes. Mientras menor sea el tamaño, es más fácil que entre en interacción con cadenas biológicas.

Coliumo. Fotografía de Camila Lagos.

El problema real

Es importante señalar que el problema no es el uso del plástico, sino su desecho. Si se siguen fabricando objetos de este material para ser utilizados una sola vez, la cantidad de basura seguirá aumentando, así como las consecuencias para toda la vida en el planeta.

La única forma de remediar este problema es generar un cambio de hábitos permanente. Va más allá de botar la basura en los recipientes correspondientes, o de reciclar, sino que depende de evitar el consumo de cualquier producto envasado en plástico o que involucre su uso. Esta tarea puede parecer imposible, pero cada vez hay más formas de vivir sin causar un impacto muy grande en el medio ambiente, pues las pequeñas acciones pueden generar una diferencia importante.

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