Farmacias en la Región del Biobío enfrentan fiscalizaciones en pandemia

Los funcionarios de las distintas áreas de la salud han sido los más afectados por la propagación del virus.

Medidas de salubridad y protocolos gubernamentales de trabajo han permitido resguardar a gran parte del personal médico en la tarea por combatir el Covid-19 en Chile, pero la industria y mercado farmacéutico viven un escenario distinto.

La Seremi de Salud ha realizado hasta la fecha 265 fiscalizaciones a farmacias en la Región del Biobío, más de la mitad correspondientes a la provincia de Concepción. En su labor por verificar el cumplimiento de la Política Nacional de Medicamentos, se han inspeccionado rigurosamente las distintas sucursales en el contexto de pandemia.

De acuerdo a la Federación Nacional de Farmacias, el Covid-19 no está considerado como una enfermedad laboral, afectando directamente a los químicos farmacéuticos (QF) que se encuentran expuestos al virus y que podrían poner en riesgo también al público. 

“La atención puede ser de hasta 600 pacientes al día, dependiendo del flujo” señaló Alejandra Rolack, QF (subrogante) de Droguería, DAS Cañete. Su labor se distingue porque no tiene atención al público, sino que actúa como mediadora de atención primaria. “En mi caso no estoy tan expuesta, pero a los demás funcionarios les basta con que llegue un paciente contagiado para que prolifere el virus”. 

Dependiendo de la institución, los funcionarios pueden o no entrar en cuarentenas preventivas, pero por lo general se toma esta medida con aquellos que están más expuestos al público. “Normalmente a cualquier síntoma leve se manda al trabajador a la casa y se le realiza un examen PCR” mencionó la profesional.

Esta medida se vuelve un inconveniente en el caso de los Cesfam. Usualmente cuentan con un solo profesional a cargo, por lo que si este se contagia, el centro de salud puede llegar a quedar sin personal. Cuando se cuenta con más QF, se tiende a organizar turnos por semana para evitar la aglomeración de gente, pero el trabajo se vuelve más difícil dadas las circunstancias. 

Funcionaria de la Seremi de Salud en proceso de inspección (Foto: Seremi de Salud Biobío)

Son muchos más los factores que explican la inspección de la Seremi de Salud. Recientemente se ha dialogado la obligación de las farmacias de exhibir bioequivalentes, que en ocasiones son desconocidos por los pacientes y clientes. También fue tema de discusión el alza de medicamentos durante los primeros meses de pandemia.

Vanessa Cárcamo es Director Técnico en Unidad de Farmacia de Atención Primaria y reconoce que las medidas de fiscalización muchas veces llevan a descubrir otros incumplimientos. No solo se inspecciona la disponibilidad de medicamentos, sino que además que se encuentren en condiciones óptimas para su uso. 

“Puede que los refrigeradores de almacenamiento no estén en la temperatura adecuada y esto es motivo de sumario sanitario”, señaló. Medicamentos como la insulina pueden comprometer la salud de los pacientes si no se cumple con la cadena de frío, por lo que se suele hacer controles dos veces al día para evaluar la temperatura y humedad ambiental. Medidas como estas suelen ser las más reguladas. 

La revisión del funcionamiento óptimo de las farmacias por parte de las autoridades es bastante usual. “El personal debe regirse por los protocolos que establece el Gobierno” mencionó Richard Cabrera, Director Técnico Complementario de Farmacia Privada. Para él, las fiscalizaciones son una medida razonable que asegura cumplimientos legales y de salubridad. 

“Las farmacias, como cualquier empresa, nos facilitan protección a los trabajadores” señaló, refiriéndose tanto a elementos de higiene y sanidad personal como guantes y mascarillas, hasta medidas preventivas como controles de temperatura y separadores de vidrio para señalizar el distanciamiento.

Recomendaciones ante Covid-19 para funcionarios de salud (Foto: Minsal)

Richard Cabrera asegura que el funcionamiento del mercado farmacéutico es óptimo, pero que los medios de comunicación tienden a desinformar al exagerar protocolos que para los QF son habituales. Por ejemplo, la cobertura noticiosa a inicios de año “llevó a la población a comprar medicamentos en masa”, creando pánico colectivo y desabastecimiento de productos básicos. Alcohol gel, vitamina C, Paracetamol, glicerina y escudos faciales fueron los primeros afectados.

La falta de disponibilidad es uno de los desafíos más grandes para los profesionales del área. A veces el flujo de medicamentos no llega a ser expedito, producto de cordones sanitarios u otras medidas de resguardo que hacen que la llegada a las farmacias sea más lenta. Esto y el alza de demanda generó un ambiente de caos durante el tratamiento de la pandemia en el primer semestre. 

En ciertos casos los contagiados acuden primero a una farmacia, para comprar medicamentos, que a un hospital o clínica para hacerse exámenes. Por esta razón, la falta de seguimiento de protocolos en la población pone en riesgo directo la salud de los QF. Pero gracias a las fiscalizaciones se pueden implementar medidas preventivas inmediatas, disminuir el contagio de trabajadores y garantizar que normas como la Política Nacional de Medicamentos se cumplan en su totalidad.

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