El perdigón que abrió los ojos de Chile ante Carabineros

El pasado domingo se cumplió un año de que Gustavo Gatica recibió un disparo de carabineros en sus ojos que le quitó la visión para siempre. El joven manifestante marchaba por un país más justo, en medio de miles de ciudadanos más.

Del mismo modo, cabe recordar el caso Pío Nono, donde un joven fue empujado por un carabinero desde el puente, en medio de una manifestación, dejándolo con lesiones graves. Existen videos que evidencian que el carabinero actuó con dolo.

Estos dos sucesos abrieron los ojos de los chilenos ante la institución de carabineros, que si bien, ya acarreaban el descontento de la población, ahora lo hacían de sobremanera.

Hace pocos días, una encuesta realizada por la Fundación Chile 21 reveló que un 65% de los chilenos rechaza la institución de Carabineros, tres puntos más arriba que la última revisión, dejando en evidencia lo que muchos piensan.

Las mentiras, corrupción, cohecho, violencia y otros actos cuestionables son las que han motivado el repudio por parte de la población hacia una institución que debía garantizarnos seguridad, pero que ha quedado completamente al debe. El país no se siente protegido, al contrario, siente miedo de quienes deberían asegurarles tranquilidad y bienestar.

Hoy si pedir su ayuda, porque no acuden al rescate o lo hacen horas después. Se teme salir a marchar manifestando las injusticias que vive el país, porque se es coartado de forma violenta por los carabineros. Más que suficiente evidencia es la de Gatica, quien por tomar fotografías de forma pacífica, fue reprendido por un carabinero, quien le disparó un perdigón directo a los ojos.

En consecuencia, es imperativo exigir cambios de raíz, en una institución que aparentemente se quedó en el pasado. Se deben retomar los valores y principios que tienen que gobernar en sus funcionarios, legitimar sus acciones, devolver la credibilidad a los ciudadanos castigados injustamente por quienes debían protegerlos.

Necesitamos como país un cuerpo de carabineros en el que podamos confiar, al que podamos acercarnos sin miedo, uno donde los funcionarios entonen las palabras de su himno cumpliéndolas con honor y fidelidad: “Duerme y no temas la sombra oscura, que allá en el valle su tul tendió, nosotros somos sol que fulgura, Carabineros de la Nación”.

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