La política de la presencia

El aumento en la representatividad de mujeres en cargos de poder y el camino hacia una constitución paritaria son notables avances, pero desde los espacios de mujeres aseguran que queda mucho camino por recorrer aún.

Por Tamara Jara Carrasco

Distintivo e histórico fue catalogado el nombramiento de Kamala Harris como la primera mujer vicepresidenta de Estado Unidos. Que además sea la primera mujer de color y de ascendencia asiática en asumir este importante puesto político no dejo a nadie indiferente.

Anuncios como estos no dejaran de sorprender hasta que la distribución y el ejercicio de cargos de poder dejen de ser exclusivo dominio de hombres. Solo así, la exclusión de mujeres, dejará de ser una práctica característica de los espacios de toma de poder y decisiones.

Y es que, la dificultad que impone para las mujeres acceder a este tipo de cargos, tiene una raíz sistemática y avalada por el género. Así lo planteó, la socióloga Joan Acker: “La ley, la política, la religión, la academia, el Estado y la economía son instituciones históricamente desarrolladas por hombres, actualmente dominadas por hombres y simbólicamente interpretadas desde el punto de vista de los hombres en posiciones de poder”.

Fuente: Gobierno de Chile.

Es la condición de dominadas y oprimidas que aflora el feminismo, la lucha por alcanzar los derechos políticos para las mujeres. Movimiento político y de reivindicación que se gesta en los albores de la Revolución Francesa cuando, en respuesta a la Declaración del Hombre y el Ciudadano, Olympe de Gauges y un grupo de jóvenes escriben la Declaración de la Mujer y la Ciudadana.

            Insurrecta y adelantada a su época, De Gauges muere en la guillotina. Pero su legado persiste en un movimiento que se mantiene hasta el día de hoy, y que, desde su trinchera, alienta una democracia en donde las mujeres puedan verse representadas en las instituciones. En esta representación profundiza Lorena Polanco, trabajadora social y militante: “Un fenómeno bastante importante en nuestro país y que marca la participación en política de mujeres, fue la elección de la primera presidenta en Chile, donde por primera vez tenemos una mujer en ese cargo y se logra una paridad entre los ministerios”.

            El debate por una mayor equidad e igualdad es de largo alcance. La discusión sobre la poca representación y ausencia de figuras femeninas en espacios decisivos, evidencia que se requiere una mayor presencia de la mitad de la población que ha sido excluida e imposibilitada de plasmar sus intereses e inquietudes en la construcción de políticas públicas.

            Dicha falta de representatividad se ve plasmada en las cifras. En el Nuevo Mapa del Poder y Género en Chile 2018, elaborado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), advirtió que, si bien en los últimos 25 años las mujeres chilenas han duplicado su presencia en puestos de poder, sólo llegan a un 20%.

En nuestro país la brecha de género en política sigue siendo significativa. Dos de cada ocho puestos son ocupados por mujeres en el ámbitos político, simbólico y social. El ámbito económico corresponde al más desigual, al ser una mujer cada diez cargos.

Un ítem significativo fue el ámbito de poder social, siendo en el que más se ha aumentado la presencia de mujeres, pasando de 20 a un 27% de representatividad femenina y respondiendo a un contexto en el que la igualdad de género se posiciona como una demanda central de las organizaciones políticas de la sociedad civil.

Cabe destacar que sobre todo en organizaciones juveniles y universitarias existe un alto grado de representación, las mujeres alcanzan hasta un 42% de las dirigencias estudiantiles. De esto es testigo, Alén Sepúlveda, estudiante de Sociología y vocera de la Vocalía de Género y Sexualidad de la Universidad de Concepción, quien comenta que “si bien se han abierto mucho más los espacios, no significa que sea fácil. La política ha estado dominada por y para hombres, lo que hace que los espacios estudiantiles sean hostiles. En ese sentido, hay conductas misóginas en donde debemos estar constantemente a la defensiva”.

Pese a las adversidades, la agitación política y las demandas levantadas desde las liceanas, universitarias y mujeres trabajadoras han surtido efecto en un Chile cada vez más polarizado en la tensión de construir una nueva carta fundamental. La paridad como requisito en el proceso constituyente es un hecho y se enmarca como un hito a nivel mundial.

Fuente: #Ahoranosotras

La importancia de un proceso constituyente paritario para Rocío Hizmeri Fernández, licenciada en Ciencias Jurídicas e integrante de Abofem Ñuble es que “va a ser mucho más representativa, para que sea una constitución democrática tiene que reproducir de mejor forma la realidad y para eso tiene que asegurar un 50% de constituyentes constituidas por mujeres”.

Asegurar la participación plena de las mujeres en la toma de liderazgo en la vida política es vital para avanzar hacia una democracia representativa. La necesidad de su presencia en espacios de poder es la manera de consagrar una pluralidad de perspectivas y elecciones respecto al futuro y el progreso. Que el último aliento emitido por De Gauges en la guillotina, sea el aliento de niñas y jóvenes para hacer escuchar y valer su voz.

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