El controvertido “bus de la libertad” que recorrió un cúmulo de calles nacionales durante 2017 con provocadores mensajes en sus costados vuelve al centro de atención debido a su sonado regreso en Santiago y Valparaíso que, a pesar de finalmente no ocurrir, indignó a la comunidad y organizaciones sociales.

Indignación provocó la intención de realizar nuevamente el recorrido del polémico “bus de la libertad”, que en sus paredes lleva incrustado mensajes como «a mis hijos los educo yo» y otros calificativos hacia jóvenes y adolescentes transexuales víctimas de discriminación.

La manifestación fue ideada por el Observatorio Legislativo Cristiano al igual que hace tres años, organización conocida por su postura conservadora, provocadora y crítica de las leyes que buscan integrar a las minorías sexuales.

Debido a las controvertidas frases expuestas, consideradas incitadoras a la violencia, las críticas no tardaron en aparecer. La directora de la Fundación Iguales, Alessia Injoque, sostuvo que el bus “trata de estigmatizar un grupo humano, generar distancia, generar desconfianza cuando sólo buscamos la inclusión en la sociedad después de décadas y siglos de marginación”.

El vocero de Gobierno, Jaime Bellolio, señaló que La Moneda “promueve la libertad de expresión, sin embargo, esta tiene un límite en la libertad del otro». Además, afirmó que «cuando hay un bus que intenta llamarse así, y lo que hace es entregar un mensaje de odio, es algo completamente inaceptable».

La discriminación en números

De acuerdo con datos de la Encuesta Identidad del Movilh de 2018, en Chile el 76,1% de transexuales afirman haber sentido alguna forma de discriminación, siendo las más frecuentes la verbal (63,9%), psicológica (47%), negación de servicios (17,7%), física (13,5%) y abuso sexual (7,9%), sobre todo lugares externos como el trabajo o la calle.

La encuesta también arrojó que el 59,7% de la comunidad trans tiene conciencia de su transexualidad antes de los 10 años y el 25,9% entre los 11 y 15 años, aunque sólo el 3,7% se lo comenta a algún familiar o amigo, por temor a la discriminación.

En ese contexto, gran parte de los encuestados afirmaron haberse autoinfligido heridas debido a la discriminación experimentada, tales como el consumo activo de drogas, cortes en el cuerpo, e incluso intentos de suicidio.

El contrapeso: el bus de la diversidad

Por su parte, el Movilh respondió con una iniciativa paralela: el “bus de la diversidad”. A diferencia del perteneciente a la organización religiosa, este sí recorrió Santiago y Valparaíso, apelando a la tolerancia e inclusión.

Frente la atención del bus azul, su vocero Rolando Jiménez comentó que el objetivo “es hacer frente al bus del odio y a la indiferencia de las autoridades locales frente al alarmante incremento de los casos de homofobia y transfobia en la región”.