La nueva “Guerra fría” por la vacuna contra el Covid-19

La Guerra fría que tuvo espacio entre 1947 y 1991 se caracterizó más por ser un conflicto ideológico que bélico, hoy en día, debido a la sobreexposición digital en contexto de pandemia, la pugna está en ver quién se posiciona primero en la carrera por encontrar la vacuna al COVID-19.

Los precedentes

Desde la repartición del planeta y el transcurso de la vida de miles de millones de personas -como si fueran juguetes de Toy Story– entre Estados Unidos y la Unión Soviética después de la WWII, hemos atestiguado diversos acontecimientos históricos.

Quizás el más relevante fue la carrera aeroespacial, una competencia feroz que incluyó misiones secretas, casos de espionaje, y la posibilidad -ya que nunca termina de ser suficiente- de controlar el espacio exterior.

Hasta 1950 nadie sabía lo que era un cosmonauta, pero en sólo dos décadas, vimos cómo se pusieron en órbita satélites, se enviaron seres orgánicos fuera del planeta y dos personas tuvieron la dicha de  caminar sobre la luna por primera vez.

Luego la lucha se expandió hacia otras aristas, también existió una vibrante competencia deportiva, una coqueta exhibición de armamento nuclear y una constante campaña propagandística por demostrar qué bloque político era mejor para el mundo.

Finalmente, la Guerra Fría concluyó, el muro cayó y el inglés se convirtió en la “lengua universal”.

El presente es incertidumbre

Hoy el mapa geopolítico es distinto (en cierto sentido más diplomático), con nuevos países queriendo participar de la partida por ser el próximo líder de la agenda mundial (aunque de todos modos se sigue distinguiendo la clásica dialéctica Occidente versus Oriente).

De esta manera, la realidad actual ahogada en la pandemia del COVID-19 (también afectada por la sobreexposición a informaciones falsas en RRSS, el nuevo campo de batalla propagandístico), parece estar volcada sólo en encontrar una solución al virus que, de acuerdo con la Universidad Johns Hopkins de EEUU, ha cobrado -hasta el 26 de noviembre de 2020- la cifra de 1.426.394 vidas en todo el mundo.

Los bloques actuales

"Creative Commons Moscow Polytechnical Museum, Sputnik 1” por Mikhail Shcherbakov, licencia bajo CC BY-SA 2.0
La vacuna rusa contra el COVID-19 Spuknik V lleva el nombre del primer satélite ruso, el Spuknik 1.

FOTO: Creative Commons “Moscow Polytechnical Museum, Sputnik 1” por Mikhail Shcherbakov, licencia bajo CC BY-SA 2.0

En la nueva carrera por ver quién aparece primero con la cura para el COVID-19, de acuerdo a la OMS hasta el 12 de noviembre de 2020, corrían con ventaja las 11 vacunas (de los 164 proyectos participantes) que se encuentran en fase 3 (de cuatro), divididas en las siguientes nacionalidades: Inglaterra (1), Estados Unidos (3), Alemania (1), India (1), China (4) y Rusia (1).

Dentro de las que destacan en el “bloque occidental”, se pueden mencionar los proyectos del Instituto Jenner de la Universidad de Oxford (con un máximo de 90% de efectividad) y las farmacéuticas Pfizer y BioNTech (EEUU y Alemania), con una eficacia máxima de un 95%.

Por otro lado, desde Oriente compiten la rusa Spuknik V, de la cual aseguran posee al menos un 91,4% de efectividad y la farmacéutica china Sinovac, quienes sostienen poseer la capacidad para fabricar cerca de 300 millones de dosis al año.

Como si no faltara más polarización, de acuerdo con el Duke Global Health Innovation Center de la Universidad de Duke, EEUU, cerca de 3.700 millones de los 6.800 millones de dosis de vacunas compradas han sido adquiridas por países ricos (ver recuadro).

MAPPING COVID-19 VACCINE PRE-PURCHASES ACROSS THE GLOBE, Duke Global Health Innovation Center

Lo anterior, vendrá a acrecentar aún más la crisis humanitaria y de sanidad en los países más pobres. De acuerdo al mismo centro de estudios, no habrá vacunas suficientes para toda la población mundial hasta el 2024.

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