Cuties: una realidad que incomoda

Desde su estreno en el Festival de Cine de Sundance hasta su llegada a la plataforma Netflix, la producción francesa Cuties no ha estado exenta de polémicas. La crítica se divide entre una obra con un potente mensaje y un largometraje que hipersexualiza a menores de edad.

La película, estrenada en enero del presente año en el festival de cine Sundance, dirigida por la directora francesa Maïmouna Doucouré, relata la vida de Amy, una preadolescente que vive en un humilde barrio junto a su familia de ascendencia senegalesa en un entorno con valores conservadores debido a la religión que profesan. Guiada por la curiosidad, Amy encuentra un escape de esta vida que pone mucho peso sobre sus hombros y descubre un mundo que se alejaba de todo aquello que ella conocía.

El largometraje toca temas sensibles, como la religión, las redes sociales y la hipersexualización de menores de edad, generando gran controversia y diversidad de opiniones, siendo la más dura quienes la acusan de promover la pedofilia. A mi parecer, más bien se hace una crítica a esta misma. A ratos la producción se torna incómoda debido al contenido y las acciones que realiza la protagonista, pero al mismo tiempo es un reflejo acertado de la realidad, y da cuenta de la necesidad de dejar de hacer la vista gorda en este tipo de asuntos.

La directora Maïmouna Doucouré aceptando el premio a mejor dirección por la película Cuties en el Festival de Cine de Sundance. Fotografía de Michael Loccisano.

En internet y en las redes sociales, el acceso a material explícito dirigido a un público adulto está al alcance de cualquier persona, incluyendo menores de edad. Y la película plasma muy bien la perspectiva de una preadolescente llena de ingenuidad y curiosidad que descubre un mundo hasta entonces desconocido y como éste impacta en su desarrollo y crecimiento personal.

Además de estar al tanto de aquello que ven niñas y niños, es necesario que padres y tutores conversen respecto a ciertos temas que pueden parecer muy lejanos y difíciles de tocar, como lo es la sexualidad. La indiferencia solo da paso a que los menores de edad descubran por sí solos contenido que no está dirigido a ellos.

Al momento de finalizar la película, me preguntaba a quién se la podría recomendar. Llegué a la conclusión que esta realidad incómoda debe ser enfrentada por todos. Es importante destacar que no es una producción apta para todo público tanto por el contenido como por el mensaje que puede ser tergiversado o puede afectar la sensibilidad de niños y niñas, pero todas aquellas personas que tengan familiares menores de edad deben ver este trabajo cinematográfico. Quienes no, también deben enfrentarla y cuestionarse qué tipo de contenido estamos normalizando en nuestras redes sociales, que personas lo están viendo y que impacto estamos generando.

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