Shadowlands: la nueva expansión de World Of Warcraft que resucita una franquicia

Resulta paradójico que la misma muerte (el nuevo antagonista de la nueva expansión) viniese a levantar de la tumba a un videojuego que, desde ya hace bastante tiempo, de Legion y Battle for Azeroth, venia tendiendo problemas argumentativos y narrativos en la famosa historia, que hicieron mermar las ganancias y el número de jugadores de Blizzard.

Las guerras raciales entre la Alianza y la Horda, la supremacía por el poder y la dominación de los territorios, comenzó a resultar aburrido y repetitivo entre los jugadores, y, la nueva apuesta por personajes como la Reina Azshara o el Dios Antiguo N’Zoth, aunque interesantes y novedosos, no terminaron de convencer a la gran y crítica fanaticada de WoW.

Shadowlands, sin embargo, está haciendo que todos los jugadores en el mundo se estén quitando el sombrero por la nueva historia.

Todo comienza a principios del 2020 con una cinemática que muestra a la gran Sylvanas Windrunner, la Jefa de Guerra de la Horda (la última esperanza de Blizzard) destruyendo el Yelmo de Dominación del Rey Exánime en Corona de Hielo, venciendo a su portador y partiendo, así, el equilibrio entre la vida y la muerte, prometiendo liberar a los habitantes de Azeroth de su destino, junto al nuevo terror, su aliado El Carcelero.

Slvanas Windrunner, personaje principal de la nueva expansión. Credito: Blizzard.

La guerra cosmológica había iniciado. Antiguos personajes como Arthas, Uther, la dragona aspecto Ysera (Sueño Esmeralda) y Draka (madre de Thrall) junto con nuevas deidades del plano de la muerte, Los Eternos, como La Arconte, La Reina del Invierno, El Primus y Sire Denathrius, todos señores y señoras todopoderosos/as de sus respectivos panteones.

De izquierda a derecha. La Arconte, La Arbitra, La Reina del Invierno, El Primus, El Carcelero y Sire Denathrius. Créditos: Blizzard

Esta nueva historia ha puesto de cabeza todo lo que conocemos acerca de la creación del universo, la muerte –que no es más que una segunda vida cargada de responsabilidades y ligada a servir a un propósito mayor– y que ha generado una reorganización en la comprensión de los seres más poderosos como los Titanes y sus posibles contrapartes.

¿Pero quién es El Carcelero? ¿Por qué quiere acabar con la muerte?  ¿Cuáles son las conexiones que las deidades de la muerte tienen con otros seres de similares características? ¿Quiénes son Los Primeros? ¿Acaso la gran figura del príncipe Arthas merece una redención al ver sido manipulado por El Carcelero? ¿Sera Sylvanas, la enemiga acérrima de Arthas, la que tenga la última palabra de todo?

Lo cierto es que cuando algo se hace con cariño –y un buen presupuesto, claro está– los juegos como Warcraft están destinados a pasar a la historia.

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