Clases presenciales: peligrosas y necesarias

Pese a la gran dificultad que enfrenta el mundo al someterse a una pandemia, muchos estudiantes de nivel medio y universitario se han visto obligados a exponerse al virus o retrasar sus años de estudios con tal de proteger a su familia.

El inicio del año escolar indudablemente ha sido caótico, al hacer que algunos planteles universitarios tomen las clases online como única alternativa. Asimismo, esta adversidad ha revelado distintas realidades; desde alumnos que han tomado un “año sabático” para evitar los problemas de una realidad que, creíamos, terminaría casi mágicamente al comenzar 2021 y masificarse las vacunas.

Ahora, ya con todos los estudiantes retornando gradualmente a sus clases remotas, aquella ilusión de volver a la presencialidad suena ciertamente absurda, así como la idea de compartir con amigos o, siquiera, sentir la sensación de volver a las aulas.

Claramente esto es una utopía en comparación a la realidad; varios nos encontramos en nuestras casas, prácticamente en crisis permanente, ya que para nadie ha sido fácil. Muchos lidiamos no solo con la modalidad remota, sino con el encierro como forma artificial de vida y tener que compartir nuestros espacios, al punto que se hace imposible rendir de la misma manera que cuando nos encontrábamos en clases presenciales. Sin embargo, hay un grupo que lo está pasando mucho peor.

La modalidad remota significó para muchos estudiantes forzarse a abandonar ramos debido a su salud. Imagen: Portal Pirque.

Quienes están obligados a volver

Hay casos donde las instituciones de educación superior están viendo cuál es el nivel de adaptación para poder tener clases de manera remota. Lamentablemente, este no es el caso de Patricia, estudiante de Gastronomía, quien por obligación debe realizar sus talleres en la universidad. Al respecto, afirma que “la universidad nos estaba imponiendo la modalidad semi presencial, además de pedirnos materiales, los cuales no pude conseguir, ha sido aún más complicado hacerlo, porque acá no existen los insumos necesarios”.

Una situación similar es la de Esteban, quien estudia Técnico en Enfermería. No obstante, a diferencia de Patricia, se vio obligado a volver pues ya le toca rendir su práctica profesional. Este factor, sumado a la alta demanda de personal médico y que su casa de estudios lo instó a firmar un papel, relegando su responsabilidad en caso de enfermarse de Covid-19, tornan grave su situación.  “Es injusto lo que está ocurriendo, ninguno quiere perder el año a estas alturas, sin embargo, qué nos obligan a firmar diciendo que donde no se harán responsables de nosotros es muy delicado y simplemente inaceptable, porque, o lo firmamos o nos echamos el ramo, así lo ven ellos”, señaló el estudiante.

Además, ambos coinciden en que un seguro que cubra estas necesidades les aseguraría cierto grado de estabilidad, pues ninguno vive en la ciudad en la que estudia, por lo que especialmente para ellos enfermarse no es una opción, ya que significaría contagiar a su familia. Sin embargo, al respecto Patricia se siente más tranquila, ya que, mientras su comuna de residencia no entre a la “Fase 2”, no deberá volver. Asimismo, su universidad le entregó las garantías de que, ante cualquier adversidad no será calificada con “NCR” (No Cumple Requisitos), reconociendo las dificultades que conlleva la pandemia de Covid-19.

La salud o el estudio

Muchos estudiantes que necesitaban las prácticas han perdido oportunidades laborales, lo cual también es un requisito para obtener sus títulos. Imagen: Educar Chile.

Probablemente esto último suene fuerte: escogemos entre nuestra salud y rendir adecuadamente en las asignaturas, dicotomía cruzada por la constante preocupación de no contagiarnos. En esa línea, un dictamen del Ministerio de Educación (Mineduc) permitió que muchas casas de estudios abran en modalidad presencial o mixta; lo cual podría ser una buena idea, si no nos encontráramos en el momento más delicado de la pandemia.

Además, estos ejemplos no solo se manifiestan en la educación superior. Tristemente, los liceos técnicos o mixtos tampoco han tenido la capacidad para poder regresar a clases presenciales, por lo que también se trunca el proceso de aprendizaje de los colegios que preparan a los estudiantes para un ambiente laboral directo.

Tal es el caso de Ulises, quien recién terminó su educación media y quería optar a una titulación cómo técnico automotriz en nivel medio. Sin embargo, su liceo se lo prohibió estrictamente. El exestudiante lo describe así: “De verdad yo iba a trabajar en eso, no me importaba nada, ni la COVID-19 ni ninguna cuestión; ahora que ya me pude meter a la U, pero tampoco tengo clases. Ojalá pase luego esto, porque igual me dan la oportunidad de realizarla (su práctica)” concluyó.

Con esto en mente, aunque muchos estudiantes necesitan su práctica en modalidad presencial, es muy difícil que esto ocurra en el corto plazo. Así, la brecha se hace aún más grande cuando no existen otras opciones que quedarnos en casa.

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