Destellante cinta roja

¿Cómo ha evolucionado la aceptación social del VIH en Chile? Repasamos en breve la historia de la enfermedad.

La epidemia de infección por VIH/SIDA comenzó en el país con la detección de seis casos provenientes de las regiones Metropolitana, Valparaíso y Biobío en la década de los ochenta. La sociedad enloqueció y germinó, desde sus inicios, una cruzada discriminatoria hacia los pacientes seropositivos ––asociado erróneamente a una enfermedad de homosexuales–– que se vieron afectados a nivel social, económico, sanitario y psicológico. Para muchos, las puertas se les cerraron. Así como también dejaron de existir padres, madres, hermanos y cualquier nexo familiar cercano. 

Palabras como “cáncer gay”, “enfermedad rara” o “peste rosa” se hicieron recurrentes en las portadas de diarios ––aún existentes–– fomentando la estigmatización y el carácter de tabú en la sociedad. Asimismo, invisibilizó un tema del cual no se tuvo, en primera instancia, ninguna política de detección y prevención: era la época de dictadura militar. 

No fue hasta finales del siglo pasado, precisamente, en la transición hacia la democracia, cuando comenzaron a aparecer tímidamente las primeras campañas de prevención contra el VIH/SIDA en medios de comunicación. En el nuevo milenio, la apertura para abordar el tema alcanzó su máximo apogeo que, incluso, llegó a mostrarse abiertamente en teleseries como El circo de las Montini (TVN) y Más que amigos (Canal 13) con el fin de desestigmatizar y dar una orientación científica y veraz de la enfermedad. 

Princesa Diana de Gales saludando a persona seropositiva. Fotografía: Vanity Fair

Desde ese punto comenzó un cambio que dio vuelta una situación que nunca debió pasar. Como dice el viejo refrán: “De los errores se aprende”. Al parecer la sociedad lo entendió y pudo enmendar tal escenario en que se vieron afectados miles de compatriotas por la intolerancia.

¿Qué faltó? El mea culpa, tanto del Estado como de los medios de comunicación, puesto que ellos ayudaron a formar un equívoco pensamiento de una enfermedad que no se parecía a la lepra o que solo les daba a los “maricones” (eso se escuchó peyorativamente por muchos años).  

            En nuestros días, el VIH parece ser una enfermedad crónica más, sin embargo, para alcanzar altos niveles de aceptación social se tuvo que trabajar prolongadamente en campañas educativas y sanitarias. Cabe agregar que la lucha de la comunidad LGTTTIQA logró un consenso que influyó en la agenda nacional y también en las políticas que democratizaron el acceso a la difusión de información y la tolerancia frente al virus. 

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