Salmoneras: las causantes de desastres ambientales

Desde hace años se han propagado numerosas noticias de salmoneras causantes de desastres ambientales -la más cercana ocurrió hace menos de una semana- engendrando un ciclo de catástrofes que no parece tener fin. Es bien sabido que la venta del salmón ha generado una gran prosperidad económica y enormes ganancias para la industria, sin embargo, ¿a qué costo? y ¿Quiénes son los afectados?.

En Chiloé se vive hace años una profunda crisis ambiental y económica cuyas consecuencias son en gran parte producto de la actividad de las salmoneras.

Esto debido a los gases emitidos por la quema de combustibles fósiles que ha generado un daño irreparable en los océanos. Según señaló la Ingeniera en Medio Ambiente, Caterina Quezada para Diario Sustentable, debido a un aumento del CO2 en el agua se ha incrementado el nivel de acidez de la misma.

Esto sumado al aumento de temperaturas por el calentamiento global, provoca un deterioro en la regulación térmica de los océanos y provoca la muerte de especies que mantienen la estabilidad del ecosistema.

MARINE HARVEST: LA PRINCIPAL CAUSANTE DE DESASTRES EN EL MEDIO AMBIENTE

Marine Harvest es una de las salmoneras más grandes en Chile, así también una de las más polémicas. En 2017 tuvo 15 fugas de salmón, -número exorbitante para un año- expulsando cerca de 160 mil salmones.

No obstante, en 2018 se escaparon 900 mil especies en la comuna de Calbuco, superando la cifra anteriormente mencionada. Provocando que aquellos salmones expulsados se conviertan en una plaga invasora, que para alimentarse devoran especies nativas que viven en los fiordos.

El director del centro Ecoceanos, Juan Carlos Cárdenas, señaló para radio Diario U Chile que «en los ríos y lagos del sur hay 45 especies de peces nativos, de los cuales un 80% sólo existen allí, y una abundante cantidad está categorizada como especie amenazada».

Ante esta situación el Gobierno tomó acciones y le pidió a la empresa un recapturar un 10% de las especies. Siguiendo al pie de la letra las exigencias la ley para evitar declararlo una catástrofe ambiental.

Sin embargo, según el Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura se comprobó que Marine Harvest mintió en su informe posterior y sólo se capturó a un 5,54% de los salmones.

En estas fugas no sólo está en juego la existencia de especies únicas del sector, si no que también pueden provocar una crisis sanitaria de grandes proporciones.

Situación generada debido a que en Chile someten a los salmones a una gran cantidad de químicos. Casi 1400 veces más de gramos por tonelada que Noruega, el principal competidor.

Estos antibióticos generan residuos que suelen quedar en el estómago de las especies, más si aún están en desarrollo. Por ende, la caza y posterior consumo de ellos puede producir nuevas enfermedades bacterianas, virales y parasitarias.

CAMBIO DE NOMBRE, PERO MISMA CATÁSTROFE

En 2018 Marine Harvest inició las gestiones para cambiar su nombre a “Mowi”. A tan sólo 4 meses de la última fuga de especies que remeció el ecosistema sureño.

Las autoridades de la empresa lo catalogaron como un regreso a sus orígenes, “Mowi es un nombre inspirador que recuerda nuestro espíritu pionero desarrollado en los últimos 50 años». Rescatando también sus valores iniciales y que -según ellos- han mantenido en el tiempo.

«A lo largo de los últimos 50 años siempre nos hemos mantenido fieles a nuestros valores fundamentales: el cuidado de nuestra gente, los clientes, nuestros peces y el medio ambiente”, señaló Aarskog, CEO del grupo Marine Harvest.

Así el pasado 1 de enero 2019 se efectuó el cambio de razón social y la empresa comenzó a operar bajo ese nombre pero con los mismos clientes y sistemas de operación y cultivo.

EL GRITO DE LAS COMUNIDADES CONTRA LAS SALMONERAS

Comunidades indígenas y organizaciones sociales de las comunidades aledañas a las instalaciones de la industria han expresado su malestar en repetidas ocasiones. Siempre apuntando a la precarización de la pesca artesanal , los daños colaterales en su salud y en el ecosistema que les permite subsistir. 

En julio de 2020 emitieron un comunicado para Greenpeace “exigimos la caducidad de los permisos de funcionamiento de esta empresa dados los antecedentes negativos con los que cuenta, al ser una empresa reincidente en el mal manejo de sus centros de producción

«No es posible que se les permita seguir operando como si nada a empresas que han causado un enorme daño al ecosistema y a las comunidades locales».

Autoridades estatales y de la empresa han presenciado esta petición en numerosas ocasiones anteriormente sin entregar una respuesta clara y satisfactoria. No obstante, las comunidades han seguido expresando su rechazo hacia las salmoneras causantes de desastres ambientales de forma persistente, defendiendo el bienestar del territorio y la población.

CAMBIOS TRANSVERSALES EN LA INDUSTRIA SALMONERA

Aún sabiendo las numerosas ocasiones en que salmoneras han sido causantes de desastres ambientales y el daño que le generan a la biodiversidad de nuestro país , no se han tomado mayores medidas restrictivas.

Las sanciones temporales posteriores a una catástrofe resultan insuficientes ante tal nivel de reincidencia, por lo que podemos deducir otro problema de fondo.

La responsabilidad recae en la falta de fiscalización y permisividad con la que actúan las empresas en cada sector, cuyos habitantes se aferran a una lucha desamparada de un estado que vele por su seguridad y bienestar. 

«Estamos muy tristes porque al gobierno y a las salmoneras no les importó el daño que nos causaron con el tremendo vertedero que hicieron. Tenemos mucha pena, mucha rabia», expresó la dirigente de la Agrupación de Recolectores de Alga y Preservación del Medio Ambiente, Teresa Calfunao.

Diversos sectores y organizaciones han dejado claro el deseo de que se tomen medidas drásticas, sobre todo con las empresas que no posean las condiciones apropiadas para un cultivo de calidad.  

Sueñan con el día en el que no se permita tan deliberadamente causar daños a la fauna nacional de forma irreparable. Día en que sea prioridad garantizar la protección de especies nativas, el bienestar de la población colindante y de los posteriores consumidores.

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