En el encierro: ¿qué pasa si el amor muta y construye mejores personas?

En tiempos donde abunda el estrés y la sensación de vivir en un mundo apocalíptico, el amor y la comunicación pueden ser resistencia, pero ¿son estos elementos inmunes a la pandemia?

El confinamiento y las limitaciones producto de la Covid-19 han puesto a prueba a las personas y su capacidad para resistir ante la adversidad. En la educación, los profesores han debido renovar su vocación. El teletrabajo -privilegio para algunos y pesadilla para otros- ha obligado a reimaginar cómo organizarse para cumplir con las responsabilidades y no morir en el intento. Las familias y amistades han sufrido las consecuencias del estrés y frustración por no disfrutar como antes. Las relaciones de pareja no son ajenas a esta afección.

A puerta cerrada y con la mirada perdida ante la cámara, Matías Ulloa, profesor, se sincera y reflexiona sobre cuán conflictivo ha sido vivir a tiempo completo con otra persona: su “compañera”, como le gusta llamar a su pareja.

Viven juntos hace dos años y, aunque considera su relación como un apoyo, nunca habían surgido tantos cuestionamientos hasta la llegada de la pandemia. “Al principio tuvimos problemas porque pedíamos privacidad en espacios como el teletrabajo y en general. Había mucha más tensión”, relata Matías. Agrega que, paradójicamente, entre tanta presión y roces se buscaban para acompañarse, en una especie de gregarismo que disipara las angustias y preocupaciones del momento.

Tanto las parejas como quienes viven solos, han tenido que convivir con un mal silencioso que, en contexto tradicional, era más fácil resistir: la rutina. Este profesor declara que, aún hoy, sufre los síntomas de la monotonía. “Mi sociabilidad diaria con otras personas era bastante frecuente. Con mi compañera, generalmente, no compartíamos estos espacios, lo que nos permitía tener intimidad individual”. Ahora, eso se perdió.

La terapia de parejas puede mejorar la comunicación. Fotografía: La Vanguardia.

Ruth Fernández, terapeuta, percibe que, debido al contexto, aumentaron los problemas para comunicarse, ya que despertaron sensaciones que están afectando la dinámica de pareja. Desde sus conocimientos, recomienda que las personas deben poner atención a sus propios deseos, para así plantearlos con claridad en su relación. “El contexto es sólo un activador de las problemáticas que tienen una raíz mucho más profunda”, señala.

Tiempo para conocerse y explorar

Con el encierro, las relaciones han adquirido un sentido diferente: se revelaron otras facetas, actitudes, pasiones, hobbies y mañas que antes eran recibidas con mayor tolerancia y menor afección.

Desde la visión psicológica, Ruth concluye que “es momento para entender que debemos tomar acuerdos, respetar la individualidad y tratar de comprender el deseo del otro. Para eso es importante conocerse, partiendo desde una introspección personal”.

Según estudios, una de cada cinco parejas ha logrado alcanzar mayor intimidad durante la pandemia.
Ilustración: Carmen Vivas.

Precisamente, Matías comenta que ha notado cambios en el deseo hacia su pareja. “Hay periodos de mayor intensidad y frecuencia en donde hemos podido experimentar y despojarnos de prejuicios y tabúes, pero también se han dado algunos momentos más planos o tradicionales en cuanto al sexo”.

Tiempo de Calidad

Mientras que para algunos conocer a alguien en pandemia está fuera de sus planes, dado los riesgos y lo estancados que se sienten, Felipe Cáceres demuestra lo contrario. Hace diez meses conoció a Paula: eran compañeros de universidad, pero hasta antes de la pandemia jamás habían compartido.

Por audios de WhatsApp comenta que conocerse en estas circunstancias le ha permitido disfrutar de manera distinta los encuentros con esa persona especial. “Cuando nos vemos, el momento es exclusivamente para nosotros, ya que como vivimos a cierta distancia, las responsabilidades pueden ser cumplidas sin interponerse en nuestra relación”.

Amor propio: cuando el fin resulta ser un buen inicio

“Tóxica” es como describe Paola la relación que tuvo durante seis años y que puso fin en pandemia. “Fue a mediados de abril del año pasado. Inicié sesiones con una psicóloga para ver este y otros problemas en mi vida. La pandemia me demostró que no lo necesitaba, porque no lo tuve físicamente, ni en otro aspecto. Y estuve bien. Estoy bien”.

Hace un año sentía que se acercaba el fin, pero la distancia sólo reafirmó esa idea. Las discusiones se hicieron cada vez más intolerables y confirmó lo que sospechan: estaban en etapas distintas de la vida pese a tener la misma edad.

Dice estar mejor. Aprendió a superar aflicciones sin necesidad de acudir a él; que pese a no tener a quien contarle su día, se lo cuenta a ella misma. “Y quizá no aún, pero algún día bastará”, afirma.

Se cree que la pandemia puede ser traducida como un periodo de pausa. Puede que no sea cierto y que sea la oportunidad para trabajar y remediar los conflictos de intimidad, tanto individuales como de pareja. Quizás sea momento para innovar en la relación y permitir ayuda profesional. Después de todo, la ropa sucia no se lava en casa.

Nicole Reyes Cares
Estudiante de último año de periodismo UdeC.
Top