Entre legítimas demandas y fuego policial en Colombia

El anuncio de una reforma tributaria rechazada incluso por sectores oficialistas, fue el detonante de un nuevo “estallido social”, esta vez en el país cafetero. Las protestas han estado marcadas por demandas y un profundo escepticismo hacia las medidas del Gobierno, pero se han visto opacadas por la violencia policial.

La jornada del 27 de abril difícilmente será olvidada en Colombia. Se trató del resurgimiento de muchos movimientos sociales, pausados por causa de la Covid-19, una tendencia que se vivió en gran parte de la región continental siendo denominada como “estallido” o “revuelta social”, pero que en aquella nación tuvo una connotación especial. 

Esto porque, en primer lugar, las manifestaciones comenzaron por una reforma tributaria cuyo apoyo era escaso aún en la misma coalición gobernante, que pretendía recaudar 6,000 millones de dólares por medio del aumento de impuestos. Acción que afecta sobre todo a los sectores medios y populares, manteniendo los privilegios de los que más tienen por medio de grandes exenciones. Por ende, de cierto modo era “esperable” el descontento social, aunque nunca con la fuerza que ha tomado conforme pasan los días.

Asimismo, en las protestas masivas la acción policial ha sido excesivamente violenta en el país cafetero. Por ejemplo, el 3 de mayo se dió a conocer que existían 19 fallecidos, la mayoría jóvenes, mientras que los heridos se situaban en un número cercano a los 800.

Las principales ciudades de Colombia han visto en sus calles una violencia inusitada de parte de las fuerzas especiales, que alarma a entes internacionales como Naciones Unidas y la Unión Europea.

Cedida por Globovision.cl. Las protestas se tornaron particularmente violentas en Cali, ciudad que se ha convertido en el centro de las manifestaciones.

Desde hace poco más de una semana, la represión de la policía y militares en las calles ha sido documentada de forma aleatoria por ciudadanos, quienes con sus móviles denuncian una violencia desbordada en los barrios trabajadores de las mayores capitales: Bogotá, Medellín, Manizales o Cali.

Un antecedente preocupante, dado que las manifestaciones -que no cesaron tras el anuncio de Iván Duque sobre el retiro de la “reforma tributaria”- están siendo enfrentadas con un significativo aumento de los efectivos del Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD, nombre que las fuerzas de orden público reciben en el país caribeño) pero obviando lo más importante si nos referimos a una protesta social: las ideas.

En consecuencia, el movimiento social se enfrenta a un nuevo desafío por el cual pronunciarse, aún con más rabia: los abusos policiales. Un descontento social que se pudo frenar a tiempo, solamente se acrecienta cuando las personas son agredidas, o incluso resultan muertas, por expresar su opinión en la vía pública.

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