¿Por qué el quokka no está feliz?

Para referirse a una situación denigrante las personas suelen decir que son tratadas como animales, pero aparentemente pocos se ponen en el caso contrario, pues tratar a un animal como persona es casi peor.

El quokka, para quien no lo conozca, es un pequeño marsupial australiano cuya principal característica es que parece estar sonriendo todo el tiempo. Esto generó furor en redes sociales y atrajo a miles de turistas a los zoológicos de Australia para ver al simpático animal, quienes aprovechaban para sacar fotos y jugar con ellos. Sin embargo un estudio realizado por Animal Welfare Science Centre, indicó que los quokkas son propensos a modificar sus patrones de comportamiento al interactuar con turistas, cosa que se traduce en estrés y es producto de una mala práctica de las personas: la humanización de animales.

Este fenómeno es más antiguo que la creación de redes sociales, pero es gracias a ellas que se masificó, sin ir más lejos hay quienes muestran a sus mascotas como si fueran sus hijos. Si hablamos de afecto, lo anterior no tiene repercusiones, pero al traducirlo en acciones ya es otra cosa: a un niño hay que vigilarlo constantemente, darle nuestra atención y evitarle todos los riesgos posibles, muy por el contrario un animal requiere de espacio, aprender de su entorno y relacionarse con su especie, si tratamos a un animal como a un niño lo único que logramos es dañar su desarrollo.

Pasear perros en coche es uno de los ejemplos más vistosos de humanización de animales. Foto de Prensalibre.com.

Ser dueño de un animal es sinónimo de responsabilidad, y aunque nos parezca que ellos disfrutan de las actitudes humanas, ya es momento de dar cuenta del daño que causamos. Pero el problema está evolucionando más rápido que nuestra conciencia de este, ya no solo hay que educarse para tener animales domésticos, sino que también es necesario educar para tratar con los salvajes, estar en un zoológico no suprime sus instintos, retomando el caso del quokka el efecto se traduce en un estrés que puede ser perjudicial para su vida.

Hay que dejar esa necesidad de encontrar similitudes entre humanos y animales, no debería ser un requerimiento para tratarlos con respeto, ya sea que hablemos de un perro o un quokka hay que partir por reconocerlos como animales, con necesidades y actitudes propias. Expresar alegría por medio de una sonrisa es una acción netamente humana, si creamos la ilusión de que un animal puede hacer esto y lo difundimos por redes sociales lo púnico que logramos es masificar esta idea, que a la larga solo aumenta la ignorancia colectiva, y como ya lo hemos visto, puede ser perjudicial tanto para animales domésticos como para los salvajes.

Top