Laguna Junquillar y la lucha por su preservación

Conocida por algunos y cuidada por pocos. La laguna Junquillar, ubicada en Lomas Coloradas, lleva más de diez años en proceso de ser reconocida como humedal para, finalmente, obtener protección. ¿Por qué se ha demorado tanto?

Llueve en Lomas Coloradas y Teresa Opazo, sentada al lado de una cocina a leña junto a su nieta y esposo, recuerda con entusiasmo cómo fue su juventud viviendo cerca de la Laguna Junquillar. “Antes las casas se hacían del junquillo que se sacaba del cerro. Nuestra antigua capilla estaba hecha de eso. Se cortaban los junquillos y se dejaban secar por una semana, luego se hacían atados chicos y con eso se techaban las casas”, dice.

Teresa tiene 97 años y toda su vida ha estado conectada a la laguna. Su voz está cansada, pero su mente no. “Para poder cruzar había un puente que se hizo con puros palos atravesados. Hace muchos años, a una persona se le ocurrió crear un camino y lo empezó a hacer de ramas, junquillos y palos. A él nadie le pagó, lo hizo por su voluntad. Antes íbamos a sacar camarones y pescados. Antes era bonito, ahora no hay nada”.

“La Tere”, como le dice su nieta, tiene razón al señalar que ya no es lo mismo que antes. En el pasado, Lomas Coloradas era reconocida por sus construcciones campestres en grandes terrenos y por el abundante verde en sus caminos. Ahora, en vez de árboles, hay avisos inmobiliarios, y las casas rústicas son opacadas por las nuevas edificaciones que están arrasando con la esencia del lugar. Aquellas imágenes de viajes en canoa y techos de paja no son más que vívidos recuerdos en la memoria de una anciana.

Su esposo se suma a la conversación evocando episodios de su infancia. “La laguna era muy peligrosa, porque si alguien tropezaba se podía caer en el fango”, afirma. Y es que claro, porque es un humedal que, pese a lo significante que es para habitantes del lugar, no goza de la protección que se merece.

En esta laguna abundan monocultivos de pino y eucalipto, que acidifican los suelos y secan las napas subterráneas. Fotografía: Facebook Laguna Junquillar.

Amenazas medioambientales

A pesar de ser un descanso entre tanto ruido urbano, la provincia ha sufrido abandonos por una famosa aflicción: los tacos en la Ruta 160. Como respuesta y solución ante este mal, el Ministerio de Obras Públicas ideó el proyecto Puente Industrial y la Ruta Pie de Monte, pero, ¿es realmente una solución?, para muchas organizaciones socioambientales no.

Tales proyectos han sido tildados como un modelo de desarrollo nefasto, que no entrega soluciones reales a la comunidad, pues amenaza con destruir gran parte del patrimonio natural y cultural del territorio. Bajo esa línea, cabe recordar que en 2019 se realizó un plebiscito en San Pedro de la Paz, que buscaba justamente cambiar el Plan Regulador y preservar los humedales de la comuna.

Al respecto, Javier Guerrero, exconcejal del Partido Ecologista Verde, comenta por vía telefónica en qué quedó tal votación. “Lo que logró el plebiscito fue forzar al municipio a que iniciara modificaciones al Plan Regulador comunal. Esa modificación está aprobada en primera instancia, pero en función de la Ley General de Urbanismo y Construcciones tiene que haber otro proceso de participación ciudadana. No es un plebiscito, sino que hay reuniones y charlas observacionales. El municipio debe poner el acelerador a ese plan”.

A propósito de los planes antes mencionados, Guerrero entrega nueva información. “Nosotros, junto a otros ecologistas y vecinos, tenemos un recurso de invalidación y reclamación contra ese proyecto por los argumentos absurdos en términos medioambientales que tiene. Lo más probable es que este proceso termine en tribunales, ya que si se cae el Puente Industrial, se cae la Ruta Pie de Monte”.

En busca de protección 

Bajo la premisa de cuidar el lugar, vecinos de la provincia crearon la Agrupación por la defensa de la Laguna Junquillar, la cual está realizando un catastro completo de la flora y fauna del ecosistema con el objetivo de declarar a la laguna como humedal. Jaime Cabrera, parte de la organización, explica que con esto buscan una protección integral, eficaz y real de este espacio. “Además de conservación, buscamos gobernanza en torno al humedal. Las actividades que realizamos están enfocadas en educación ambiental, en limpieza del sector y en colaborar con la municipalidad.”

Vecinos del sector recorriendo el lugar. Fotografía: Facebook Laguna Junquillar.

Cabrera resalta la alta participación que está teniendo esta idea, pues desde que se creó su página en Facebook e Instagram, cada vez son más las personas que se suman a esta causa.

Sobre lo que queda por hacer, Javier Guerrero aclara que: “nosotros fuimos impulsores de la Ley de Humedales y colaboramos en su redacción; ahora hay que hacerla cumplir. La municipalidad debería ir a la Seremi de Ambiente con los antecedentes que ya existen, a solicitar la inscripción como humedal urbano de las tres lagunas de San Pedro. Será la única manera de asegurarle protección a estos ecosistemas.”

Por lo pronto, admirable son las gestiones comunitarias y vecinales en búsqueda de un cuidado y estabilidad digna a la naturaleza, además, es buen momento para hacer un llamado a todos quienes se quieran sumar a estas iniciativas, porque, como se sabe, solo el pueblo ayuda al pueblo.

Nicole Reyes Cares
Estudiante de último año de periodismo UdeC.
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