Las mujeres chilenas olvidadas de la Guerra del Pacífico

Mujeres de todos los estratos sociales participaron activamente durante la Guerra del Pacífico (1874-1884), aunque no se investiga mucho sobre ello. Gracias a historiadoras como Paz Larraín, hoy es posible conocer el importante rol de las chilenas en este conflicto armado. Fueron compañeras, esposas, enfermeras y dispensadoras de beneficencia. También tomaron las armas en ciertos casos. Aquí podrás conocer algunas de sus historias.

Irene Morales Infante (1865 – 1890)

Es una de las cantineras más conocidas del país y como la sargento Candelaria Pérez, nació en el barrio santiaguino La Chimba. El historiador, Claudio Rolle, describe en su libro “Mujeres Chilenas Inolvidables” los obstáculos que debió enfrentar: intentó enrolarse en el Ejército haciéndose pasar por hombre. Aunque la descubrieron, se incorporó como cantinera y participó con mucho valor en el desembarco de Pisagua y en el combate de Dolores. Manuel Baquedano la nombró Sargento Segunda gracias a su heroísmo. Sin embargo, Irene murió en el anonimato al igual que otras mujeres veteranas.

Las cantineras desempeñaron una importante labor de ayuda sanitaria y humanitaria. Para ser autorizadas por el gobierno chileno debían solicitar permiso al regimiento, que aceptaba un número limitado de aspirantes. Imagen de Mujeres Chilenas Inolvidables (2014).

María Quiteria Ramírez (1850 – 1929)

María era proveniente de Illapel -en la actual región de Coquimbo-, aunque vivió por muchos años en Iquique. Tenía cerca de 31 años al inicio de la guerra. Según el Museo Histórico Nacional, era muy cercana a Irene Morales y también conocida por sus compañeros como «María, la Grande» por su gran estatura. Participó en la batalla de Chorrillos, el mayor combate de la guerra y uno de los mayores de Sudamérica. Allí destacó por su valor y heroísmo ayudando a los heridos y también combatiendo con un fusil junto a sus camaradas.

Leonor Solar (s.f. – 1879)

Oriunda de Valparaíso, Leonor tenía 24 años y era costurera antes de ingresar al Ejército. Fue aceptada por el Comandante Ramírez para ser cantinera de 2° de Línea. En la batalla de Tarapacá, permaneció junto al cuerpo herido del comandante en una construcción del lugar para curarle. Según la investigación de Paz Larraín, Leonor permanecía junto a su compañera, Rosa Ramírez, ambas quemadas y mutiladas por soldados peruanos. Aquello sería lo que motivaría la violencia en la batalla de Chorrillos.

La presencia femenina en la vida de los campamentos fue algo rutinario y usual, abarcando distintos ámbitos como el sanitario, el culinario, el familiar, la ayuda benéfica, el religioso, la confección de uniformes, ropa interior y otros. Retrato de Leonor Solar. Fotografía de Memoria Chilena.

Rosa Ramírez (s.f. – 1879)

Provenía de Santiago y, al igual que Leonor, era joven y costurera. Juntas fueron cantineras en el Regimiento N°2 de Línea. El Mercurio describió en 1882 que “una y otra eran muchachas sumamente honradas y como tal las aceptó el pundonoroso, Comandante Ramírez”. Según consignan las recopilaciones de Paz Larraín, prestaron valiosos servicios en el combate de Tarapacá hasta antes de sus muertes. Atendieron a los heridos en la construcción en la que se encontraban y también registraron las cartucheras de los fallecidos para proveer de municiones al resto de los soldados.

Eleuterio Ramírez tenía al mando el Regimiento de 2° de Línea y componían casi la mitad de los y las chilenas que se enfrentarían a las fuerzas peruanas. Fotografía de Memoria Chilena.

Susana Montenegro (s.f. – 1879)

La cantinera es la tercera de las mártires de la batalla de Tarapacá. Aunque tampoco se sabe con certeza cuantas chilenas pelearon en la Guerra del Pacífico, según consigna Economía y Negocios. Según la investigación de Paz Larraín, Susana solo es mencionada por el escritor Antonio Urquieta, haciendo alusión a la violencia político-sexual durante la guerra contra las mujeres: “entre los chilenos que cayeron en poder de las tropas del General Buendía, le tocó a la cantinera Susana Montenegro con quien estos pícaros cometieron toda clase de infamias y excesos que la pluma se resiste a describir”, describe.

Las fuerzas aliadas duplicaban el número de soldados chilenos al momento del combate. Pese a la derrota chilena, las tropas peruanas se retiraron de Tarapacá en dirección a Arica. Ilustración de Repositorio PUCP.

Juana López (1845 – 1904)

Oriunda de Valparaíso, estaba casada con Manuel Saavedra. Decidió enlistarse en el Ejército para acompañar a su marido y sus tres hijos en el Batallón 2° de Valparaíso. Pese a que ellos perecieron en distintos combates, Juana continuó como cantinera hasta la ocupación de Lima en 1881. El Museo Histórico Nacional detalla que tras los combates, la mujer recibió una pensión de 15 pesos mensuales, un monto casi ocho veces menor al que recibían los hombres. En el mismo museo se conserva actualmente el sable que le arrebató a un oficial enemigo, que contiene escritas las numerosas batallas en que participó.

El intendente de la época, Pablo Urzúa, hermoseo la tumba de la cantinera tras las gestiones de la hija de esta, Ceferina Vargas, y tras las recomendaciones de un periodista. Imagen de Memoria Chilena.

Filomena Valenzuela (1848 – 1924)

Filomena nació en el seno de una familia acomodada en Copiapó. Su marido era el director de banda en el Batallón de Atacama, por lo que decidió acompañarlo. Elogiada por su determinación, participó en el asalto de Pisagua y el combate de Dolores. Según la investigación de Paz Larraín, fue una de las primeras, junto con Rafael Torreblanca y Becerra, en llegar a la cúspide del cerro Los Ángeles y atacar al enemigo en la batalla homónima. “Una mujer así merece que la patria chilena la recuerde eternamente con legítimo orgullo», afirma el escritor José de la Cruz Vallejo.

Filomena Valenzuela fue nombrada subteniente por sus heroicos actos durante la Guerra del Pacífico. Fotografía del Museo Histórico Nacional.

Carmen Vilches (s.f.)

Provenía de Copiapó y pertenecía al batallón cívico movilizado Atacama N°1, al igual que Filomena. Son varios los autores que destacan su participación en la batalla de Los Ángeles. Heroicos actos que, según la recopilación de Paz Larraín, fueron informados a Baquedano por el comandante de Atacama, Juan Martínez: «los méritos contraídos por la cantinera Carmen Vilches (…) dando agua y atendiendo a los que caían rendidos por la fatiga, como igualmente peleando (…) con su rifle e infundiendo ánimo a la tropa con su presencia y singular arrojo, obligan nuestra gratitud y la hacen acreedora a un premio especial».

A la izquierda se encuentra el uniforme de las cantineras durante la guerra contra la Confederación Perú-Boliviana y a la derecha durante la Guerra del Pacífico. Ilustraciones de Julio Berrios Salazar. Historia del Ejército de Chile.

Mercedes Debia (s.f.)

La cantinera se incursionó en la guerra debido a que, igual que Filomena Valenzuela, su marido Casimiro González era un soldado. Mercedes ingresó al batallón movilizado Bulnes y combatió valientemente en las batallas de Dolores, Pisagua, Los Ángeles, Tacna, asalto al Morro de Arica, Chorrillos y Miraflores. Según detalla la investigación de la historiadora, Paz Larraín, ella continúo con sus trabajos como hermana de caridad asistiendo a los heridos y administrando ranchos de oficiales incluso una vez terminadas las batallas.

Actualmente está en segundo trámite constitucional un proyecto de ley que busca declarar el 27 de noviembre como el Día Nacional de las Cantineras en honor a las mujeres combatientes. Retrato de Irene Morales. Ilustración de El Diario Ilustrado.

Dolores Rodríguez (s.f.)

Vivía en Antofagasta cuando su esposo, Lorenzo Sánchez, debió alistarse en el Ejército. Dolores siguió a su marido, acompañándolo a pie hasta Mejillones y luego filtrándose en el transporte de tropas a Pisagua. También trabajó lavando ropa a soldados y oficiales. Las recopilaciones de Paz Larraín detallan que para algunos autores fue una cantinera y para otros “una simple mujer que seguía a su marido y que muchas veces andaba ebria en el campamento”. Según consigna el medio Economía y Negocios, fue tras la muerte de Lorenzo en batalla que Dolores decidió tomar un fusil y combatir.

Estandarte y músicos del Regimiento 2° de Línea «Maipo» de Antofagasta en 1879. En el borde izquierdo y al centro de la fotografía es posible observar a dos mujeres cantineras. La gran mayoría murió durante la batalla de Tarapacá. Fotografía de Museo de Antofagasta.
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