Resolver definitivamente la congestión vehicular en San Pedro de la Paz es el objetivo del Puente Industrial, que se mantiene sin comenzar aún con sus faenas por problemas en los estudios ambientales y de ingeniería. Hoy, luego de siete años de lucha por parte de gremios y organizaciones ambientales, su realización parece inminente.

“Siguen erradicando familias del lugar”, comienza Félix García, presidente de Horticultores de Boca Sur, cuando se le pregunta por el estado del Puente Industrial entre San Pedro y Hualpén. Su familia ha estado ahí por cinco generaciones y, recientemente, tuvo que firmar para poner en alto ese legado: debido al proyecto vial, le expropiaron 0,8 hectáreas de su predio y trasladarán su lugar de trabajo a Callejón Lagunillas.

La de Boca Sur es la mayor producción hortícola de la provincia, por lo que desde que la noticia sobre la instalación de un puente que cruzaría el lugar de trabajo llegó a sus oídos, se sumaron a numerosas organizaciones sociales y medioambientales para evitar la intervención del humedal Los Batros y el patrimonio cultural del lugar. Sin embargo, fue una lucha que, en palabras de García, no dio resultados positivos:

“Hasta hoy, nunca hubo nada a favor de los horticultores, ni de la producción hortícola, que es realmente importante para la alimentación de una región y el futuro de la sustentabilidad del sector. Con tanto grito, la garganta se peló y nos quedamos afónicos, pero con la presión que hay, no queda nada más que hacer”, lamenta el poblador.

Recursos limitados

El impacto ambiental que tendrá sobre el humedal y la desembocadura, además de la destrucción del hábitat de especies como flamencos y aves migratorias es una de las consecuencias más importantes del proyecto concesionado por la empresa española Aleatica, que hasta el 30 de mayo de 2018, fue OHL Concesiones. A pesar de esto, el proyecto tiene una Resolución de Calificación Ambiental (RCA) que aprueba su construcción, pero con algunos alcances. 

Además, de acuerdo a Evelyn Soto, ingeniera ambiental, tanto el Plan Regulador Metropolitano como el comunal están preparados para recibir el puente: “en cuanto a crecimiento de ciudades, se proyecta de manera exponencial. Se piensa en un crecimiento infinito de las ciudades y esto no es así porque los recursos son limitados en el planeta”.

Mucho tiempo se habló de una alternativa al lapidario proyecto: una ruta costera que no alterara el ecosistema del humedal ni afectara la producción hortícola, pero esto nunca llegó a considerarse. “Con el puente tuvieron que expropiar, con la ruta costera no tenían que pagar nada, porque los terrenos pertenecen al Serviu”, explica García, para quién sólo puede haber una respuesta: el acuerdo político.

Más que una solución vial

El Puente Industrial constituye una parte de un trabajo más grande: el Proyecto de Interconexión Vial Logística Portuaria, que también contempla la ya construida Autopista Interportuaria y la futura Ruta Pie de Monte, paralela a la 160. Por esto, para el Plan Regulador de 1979, ya figuraba dibujado como un objetivo a largo plazo. 

Jocelin Varela, sampedrina y activista en la campaña #NoAlPuenteIndustrial, señala que “está pensado con una mirada retrógrada de lo que es el desarrollo de una ciudad, que tiene que ver con el extractivismo, beneficiar al gran empresariado y mover camiones. Sin preguntar a quienes habitamos aquí”.

En 2014, la forestal Mininco firmó un convenio con el Gobierno Regional y las municipalidades de San Pedro y Coronel para poder concretar la Ruta Pie de Monte. “Esto les beneficia a las forestales. No cedieron los terrenos de buena onda, sino porque por el puente van a pasar, principalmente, sus camiones”, afirma Varela. Asimismo, según García, las inmobiliarias también sacarán ventajas, ya que la interconexión será una buena excusa para construir complejos de casas.

Sigue en pie

Si bien no hay una fecha definitiva, hoy la construcción del puente es prácticamente inminente. Hace pocas semanas el Panel Técnico de Concesiones aceptó el acuerdo entre el MOP y la concesionaria de elevar el presupuesto a 241 millones de dólares, debido a la actualización de las exigencias antisísmicas.

“No queremos ser una zona de sacrificio. ¿Por qué no podría Boca Sur ser como lo que es hoy en día Lenga? Todo el mundo siempre va a la desembocadura por el lado de Hualpén, porque acá nunca se ha potenciado. Las autoridades han dejado esa zona tirada, porque siempre estuvo planificado el puente”, expresa Varela.

Quedan algunos meses para terminar de reubicar a las familias horticultoras, las que irán a lugares que conocen para continuar con su trabajo. Mientras que el proyecto ha logrado convencer a los sampedrinos de la efectividad de la conexión vial, es un hecho que afectará importantemente a los cuerpos de agua ya deteriorados en la comuna.