No es miedo a la censura, es miedo a la democracia

Da la impresión de que la actual carrera presidencial puede ser la más polarizada y mediática en años. Uno de sus protagonistas, el candidato comunista Daniel Jadue, ha logrado capturar la atención mediática y social -para bien y para mal- con acérrimos adeptos y quizá aun más ruidosos detractores. Su más reciente polémica llega tras proponer un consejo regulador de medios de comunicación en un eventual próximo Gobierno; propuesta que tiene a todo el país preocupado, como nunca antes, por la libertad de prensa y expresión.

Fueron años mozos, como dicen, aquellos primeros tiempos de la televisión chilena. Con el propósito de extender su misión educativa y masificar la información, las pontificias universidades católicas de Chile y Valparaíso, así como la Universidad de Chile fueron las entidades que, con apoyo del Estado, concibieron los primeros canales televisivos en el país a fines de los años 50 e inicios de los 60. Luego, la dictadura, el fin de la cobertura estatal al medio y arribo de concesiones a privados. 

La memoria del chileno es a corto plazo y por ende, en la instalada discusión sobre la relación de los medios de comunicación y poderes políticos y económicos, poco se revisa su historia. Hoy, cuando un candidato a la presidencia apunta a regular y transparentar dicho vínculo e injerencia, la masa acude a su tarima más cercana y visible para denunciar amenazas a la libertad de expresión. 

Qué sorpresa y ¿gusto?, ver a figuras públicas, líderes de opinión, periodistas, “columnistas estrella” e incluso asociaciones nacionales de televisión y radios comunitarias alzar la voz sobre su adhesión al libre ejercicio de los medios de comunicación. No obstante, y con justa razón, el espacio es amplio para preguntarnos dónde creen que han estado los últimos treinta años o bajo qué piedra han vivido. 

La Asociación Nacional de Televisión emitió un comunicado oficial criticando la propuesta de Daniel Jadue, tildándola de “intervenir la línea editorial y de programación de los medios y afectar el pluralismo”. Fotografía de Anatel.

El candidato comunista, Daniel Jadue, propone en su programa de gobierno una Ley orgánica de medios que vele a través de un consejo ciudadano por la pluralidad y objetividad en los canales de comunicación. Ahora, si bien el mismo concepto de “objetividad” y la tarea de alcanzar algo similar en medios puede resultar algo irrisoria, considerando que no existe, el planteamiento no dista mucho de la situación actual. 

Hoy, el Consejo Nacional de Televisión es presidido por un miembro nombrado por el Presidente de la República y compuesto por otros 10 consejeros designados por acuerdo entre el Jefe de Estado y el Senado. Además, cuenta ya entre sus atribuciones con la facultad de quitar concesiones a canales de TV de fallar a los valores de: democracia, pluralismo, promoción de derechos humanos, igualdad y paz. 

El cuerpo legal fiscalizador de medios que propone Jadue y que instauró histeria colectiva ya existe y funciona así desde 1992. ¿La diferencia?, el candidato propone un ente de composición y elección 100% ciudadana. ¿Posible conclusión? El miedo no es hacia un atentado a la libertad de expresión y prensa, sino a la democratización de un sistema cerrado y amarrado a los antojos de la clase política.

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