Los problemas con el male gaze están en el cine y en la vida real EntrelíneasPor Camila Espinoza - 9 julio, 2021 La teoría nacida del feminismo toma fuerza a medida que se hace cada vez más notoria en las nuevas producciones audiovisuales. El male gaze o mirada masculina es un fenómeno que últimamente ha estado en boca de muchos, ya que, si bien esta teoría existe desde hace tiempo, el estreno de la serie Loki revivió las conversaciones al respecto. En el nuevo lanzamiento de Disney+ las audiencias vieron ejemplificado el contraste entre el male gaze y el female gaze, puesto que esta, a diferencia de las películas de Marvel, fue dirigida por Kate Herron, una mujer. Pero además de aclarar las discrepancias entre estos dos enfoques, la producción también dejó en evidencia el problema de fondo: que la visión masculina afecta a la realidad tanto e, incluso, más que al éxito de las piezas audiovisuales. El primer problema se encuentra en la idea que se tiene de lo que las mujeres encuentran atractivo. En las cintas dirigidas por hombres heterosexuales, el protagonista siempre será otro hombre con buen cuerpo y que encaja perfectamente en la idea de masculinidad que aún existe en nuestra sociedad: la idea de que músculos y poder es lo deseado por el sexo opuesto. Orgullo y prejuicio (2005) es destacada en los ejemplos de female gaze, puesto que no usa la sexualidad para resultar atrayente al público. Sin embargo, en los guiones creados y llevados a la pantalla por directoras no se da de esta manera, si no que se pone el énfasis en la profundidad, vulnerabilidad e inteligencia emocional de un personaje. Basta con darse una vuelta por internet para dase cuenta de que esto es lo que las mujeres realmente encuentran atractivo y, por ende, la razón de que este tipo de actores sean sus preferidos. El segundo problema está en cómo afecta a nuestra visión de la realidad. Esta versión del ejemplar perfecto de cada género ha sido prolongada en el tiempo como si se tratara de un círculo vicioso, influyendo en la manera en que niños y niñas creen que deben llegar a ser, actuar y verse para resultar atractivos y ser admirados, incluso si no lo hacen de manera consciente. Esto ha hecho que los chicos crezcan buscando en su pareja lo que ven en las películas, creando una visión errónea de lo que son las mujeres; y ha hecho que las chicas vivan queriendo encajar en ese estereotipo de perfección que es imposible de alcanzar. De esta manera, el male gaze termina por contribuir en los factores dentro de la sociedad actual que afectan a la percepción que tenemos de nosotros mismos, y en lo que es “adecuado” dentro del espectro binario. Al final, la visión masculina ha definido y moldeado a estándares imaginarios tanto la identidad femenina como la suya propia.