Salud y actividad física de adultos mayores en pandemia

A medida que pasan los años, el cuerpo humano se debilita y ya no es capaz de realizar algunas operaciones, volviéndose más complejas que antes. Esto se debe a la deterioración de los huesos y la falta de nutrientes que sufre el ser humano con el tiempo, generando enfermedades crónicas como artritis, esclerosis múltiple, osteoartritis, entre otras.

Según el censo de 2017, en nuestro país habitan más de cuatro millones de adultos mayores, provocando un envejecimiento acelerado de la población. Debido al confinamiento producido por la pandemia mundial de la covid-19, este grupo específico de personas ha tenido que limitar a sus salidas, ya que son más propensos a contraer el virus y como consecuencia se reduce considerablemente su actividad física, afectando así a su motricidad.

La falta de movilidad en un adulto mayor puede generar varios problemas, partiendo por una disminución en su calidad de vida, pérdida de su autonomía, rigidez articular, debilidad muscular, dolor al moverse y alteraciones en el equilibrio. Esto se debe, principalmente, a las enfermedades y condiciones musculares propias de la edad avanzada, ya sean alteraciones músculo-esqueléticas, neurológicas, cardiovasculares, pulmonares y factores psicológicos (depresión, miedo, falta de motivación, entre otros).

Pareja de ancianos en cuarentena. Foto de: @herraez en Freepik.

Esta es la situación que viven a diario José Zúñiga de 67 años y Ana Martínez de 64, un matrimonio de jubilados a quienes la edad ya les está pesando cada vez más, limitándolos a realizar sus actividades cotidianas con fluidez.

Ana sufre de artritis reumatoide localizada mayormente en sus manos, muñecas y hombros, lo que le impide hacer las labores del hogar como cocinar, lavar, escribir y tejer. Ana relata que, con las bajas temperaturas del invierno, aumenta el dolor en sus articulaciones y si bien consume medicamentos para disminuir las molestias, hay ocasiones en las que esto no es suficiente: “Hay días en que el dolor no me deja levantarme y no me funcionan las manos. De todas formas, trato de hacer lo que más puedo, porque si no, nadie lo hace. Todos los días consumo “Artrotín”, un medicamento para la artritis, eso me ha ayudado bastante a reducir el dolor”.  

Por otro lado, su cónyuge, José comenta que con el frío de las mañanas le cuesta levantarse y prefiere quedarse acostado, puesto que se resiente y sufre de dolor en sus rodillas y hombros, además de constantes y angustiosos calambres en sus piernas: “Cuando hace frío me duelen mucho las piernas y no puedo salir ni a caminar al patio, trato de usar guateros y tomar paracetamol para calmar los dolores y así poder salir a hacer mis cosas en el día”.

A menudo, la hija de esta pareja, Fanny Zúñiga visita a sus padres para ayudarlos a hacer sus cosas e ir a buscarles sus medicamentos a los centros de salud para que ellos salgan lo menos posible y así, evitar contagiarse del virus. Ella comenta que le apena ver a sus papás cansados y adoloridos por la edad: “Sé que están en una edad complicada y me doy cuenta de su frustración al no poder moverse o hacer las cosas como les gustaría, por eso vengo a verlos lo más que puedo y los contengo en los días difíciles”.

El kinesiólogo de la Universidad Bernardo O’Higgins, Maximiliano Orbenes, explica y recomienda algunos ejercicios para incentivar la actividad física de los ancianos y, con ello, ayudar al funcionamiento de sus articulaciones a pesar del confinamiento: “Si bien, todo va a depender de los recursos que dispongan los adultos mayores o sus familias, hay dos actividades súper recomendadas. Una es caminar por un lapso de 30 minutos en una superficie plana a un ritmo propio, y por otro lado está el aquagym (realizar ejercicios en una piscina), ya que se pueden hacer muchos trabajos de movimiento articular, pero con la ventaja de que se requiere muy poco esfuerzo para hacer estos movimientos en el agua, disminuyendo la sensación de cansancio y permitiendo mantener activas las articulaciones, que es lo que estas personas más necesitan”.

Grupo de adultos mayores realizando ejercicio al aire libre. Foto: Municipalidad de Rancagua.

Maximiliano también hace hincapié en considerar el tema de la salud mental, ya que es un factor que se debe tener en cuenta al momento que ayudar a un anciano a hacer ejercicio: “Si me preocupo de mi salud física y mental es muy probable que obtenga beneficios de esto, pero por el contrario, si una de las dos se deja de lado es probable que la otra también se abandone, lo cual podría ser debido a problemas o situaciones externas que complican a la persona en algún otro nivel de su vida y que le impiden enfocar su mente y ordenar sus prioridades”. 

Una de las maneras de incentivar a los adultos mayores a realizar actividad física es explicando y enseñando los ejercicios que puede hacer y cuál es el beneficio de hacerlo, debido a que es importante hacerles razonar sobre su salud y su propio bienestar. Todo lo anterior con el fin de que el adulto mayor le tome el peso a la situación, además de ofrecerle y entregarle el apoyo necesario en caso de cualquier eventualidad que pueda ocurrir. En ese sentido, entregarle confianza y seguridad es vital para que la persona se decida a hacer la actividad que se le plantea.

La salud tanto mental, como física de los adultos mayores no se deben descuidar, es importante incentivarlos a realizar actividad física o ejercicios mentales. Esto con el fin de ayudarlos a mantenerlos activos, aumentar su autoestima y promoviendo su propia autonomía. 

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