El tratamiento mediático de la muerte: los límites en los medios de comunicación

 Los derechos humanos y múltiples tratados internacionales que ha firmado Chile protegen la dignidad de las personas, incluso cuando sus vidas ya finalizaron. 

Las polémicas en torno a la vida de personas fallecidas y el interés del público por conocer detalles de las investigaciones realizadas por la policía. Esto ha llevado a los medios de comunicación a ir más allá e indagar en detalles poco conocidos tanto de los casos como de las personas involucradas. Sin embargo, esto no siempre ha sido beneficioso para los medios y les ha significado demandas en el Consejo Nacional de Televisión. Un ejemplo indirecto de la divulgación de información, en este caso falsa, fue el de la vidente que tuvo apariciones en diferentes canales de televisión hablando sobre el paradero de Thomas Bravo. La madre del menor de edad tuvo que tomar acciones legales en contra de la mujer, debido a la serie de amenazas directas que recibió.

El límite entre el derecho a la información y la dignidad

Francisco Pulgar, falso perito forense. Archivo Canal 13.

Desde el momento en que una persona nace tiene derechos garantizados por la constitución y respaldados por tratados internacionales. El abogado Rodrigo Castillo Jofré, comenta que “en general la protección de los derechos humanos y la dignidad abarca todas las etapas de la vida, incluyendo el proceso previo al fallecimiento, es por esto que existe un marco legal que protege a las personas ya muertas de la sobreexposición mediática, especialmente si es con fines sensacionalistas, de aprovechamiento del sufrimiento de una persona”. El encargado de hacer valer estos derechos en Chile es el Estado, que por medio del Poder Jurídico cumple con la tarea de resguardar la dignidad de las personas. En el caso de los medios de comunicación, el Consejo Nacional de Televisión Chilena tiene atribuciones especiales para sancionar a aquellos canales que pasen a llevar la dignidad de una persona tanto viva o muerta.

Un ejemplo de la vulneración de la dignidad de una persona fallecida fue el de Ámbar Cornejo, cuando Canal 13 envió a un falso perito forense a cubrir el caso y este ingresó a la escena del crimen sin autorización de la policía de investigaciones. El canal fue sancionado y además recibió acusaciones directas de parte de la fiscal a cargo del caso.

La línea editorial del medio

Logo CNTV, archivo de La Tercera.

Cada canal de televisión tiene su propia línea editorial que responde a los objetivos comerciales e informativos. Sin embargo esta línea es sólo un margen donde los periodistas se mueven para realizar su trabajo, no es un manual que explique exactamente que debe ser utilizado y qué no. Javiera Moreno lleva ejerciendo 4 años como periodista, exactamente como notera para diferentes medios, con su experiencia cuenta que “cuando estás al aire y te toca cubrir este tipo de noticias el nerviosismo aumenta, llevándote muchas veces a dar a conocer datos que pasan a llevar a la persona difunta o que netamente son falsos, pero no porque uno quiere sino que los “testigos” muchas veces mienten”.

Si bien cada institución que imparte la carrera de periodismo tiene su propio plan curricular en ramos de ética, el Colegio de Periodistas de Chile establece un  marco para el ejercicio ético de la profesión para las personas pertenecientes a la organización, es decir periodistas colegiados. Maria Eliana Vega, Presidenta del Colegio de Periodistas de la región del Bío Bío señala que “quienes pertenecemos al Colegio de Periodistas tenemos la obligación de cumplir las normas que señalan nuestro Código de Ética y  éste, en su artículo 25 dice claramente: “El periodista respetará la dignidad y vida privada de las personas. En esto se guiará por las definiciones y normas consignadas en la legislación chilena y los instrumentos internacionales. La excepción a esta norma se dará cuando la divulgación de actos privados sea necesaria por razones de interés público”. No podemos olvidar que en cada información que se produzca y en cada noticia que difundamos, siempre habrá personas involucradas, por ello nuestra responsabilidad es mayor”. Por otro lado, Maria Eliana también comenta que “debemos actuar con un profundo sentido de humanidad y con mucho respeto frente al dolor que puede afligir a una persona o grupo, y abordar esas coberturas informativas teniendo presente la dignidad de las personas. Lamentablemente nos encontramos con coberturas que distan mucho de este marco ético, donde se faranduliza la tragedia en aras de unos puntos más de rating, de click en una noticia o de veces compartida. Frente a ello, los periodistas debemos tener muy claros cuáles son los límites y qué aspectos aportan realmente a una mejor y cabal información, y cuáles sólo profundizan el morbo”.

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