La igualdad de género como foco de una relación sana y estable

¿Responsabilidad sexoafectiva? según yo, un invento más del posmodernismo para agrupar prácticas como la empatía, respeto y sentido común que todos y todas deberíamos tener.

De forma lamentable, el carácter patriarcal de la sociedad chilena dentro de las relaciones heterosexuales ha legitimado la diferencia en roles entre las mujeres y hombres, dejando para ellos la esfera de lo público y relegando a la mujer a lo privado o doméstico.

Esta relación de subordinación y superioridad se lleva a cabo en el ámbito afectivo y familiar muchas veces sin darnos cuenta. Sin embargo, cuando se habla de sentimientos también existe una controversia con respecto al género. ¿Han escuchado que los hombres no lloran?

La sociedad ve con distintos ojos los mismos actos o sentimientos donde la figura masculina es la protectora y debe aprender, desde la juventud, a ser valiente, a demostrar dureza y entereza. De esa forma, incitando una represión de sentimientos que con el tiempo crean conductas que inhiben a los mismos de ser sinceros con lo que quieren y no permite romper vínculos con los cuales ya no están cómodos.


Ilustración Responsabilidad afectiva. Fuente: Copadas.cl.

Son muchos los conceptos que el amor romántico abarca, los roles; celos, matrimonio, monogamia etc. Es ahí donde sale a colación la responsabilidad sexoafectiva, la cual radica en la simpleza de ser honesto y honesta con lo que estás buscando, no fingir u omitir tus intenciones y sentimientos hacia el otro a cambio de intimidad sexual afectiva con otra persona que podría estar en búsqueda de algo distinto a ti.

 Así deja al hombre en la posición clásica que lo define como un “hombre de verdad”, fundamentando sus actitudes y funciones sobre la base de los roles asignados que no se amoldan a la responsabilidad afectiva.

Es importante sembrar conciencia sobre la necesidad de integrar al sector masculino en el interés por la igualdad de género, y desde la sensibilización en materia de igualdad al instruir a la sociedad a través de los sentimientos y emociones para una mejor educación sentimental de todos y todas. Así también, reflexionar sobre el papel que toma el patriarcado y sus consecuencias negativas, adoptando así medidas preventivas ante la violencia machista.

La transversalidad de género es clave a la hora de entender en qué contextos actuar y desarrollar lo que se conoce como un amor compañero, que entre sus pilares fundamentales tiene a la autonomía, la libertad personal, el consentimiento, el cuidado de nuestra red social, afectiva y el diálogo.

Si así lo anhelamos el amor se puede despatriarcalizar, deconstruir y reinventar con un potencial revolucionario.

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