A través de un comunicado al que adhirieron 27 constituyentes, entre sectores de Chile Vamos y de la centroderecha, se acusó falta de transparencia y sectarismo por el no ingreso de la prensa, ante la necesidad de mantener una ciudadanía informada que esté presente dentro del diálogo realizado en el lugar. ¿Pero qué tan verídica es esta demanda?
Si bien los argumentos utilizados para presentar el documento fueron sentirse excluidos de la conversación del hemiciclo, su solicitud no parece considerar que el hemiciclo se transmite por una señal abierta de YouTube, además de la página oficial de la Convención, la cual también cuenta con acceso gratuito para cualquier persona.
En ese sentido, valdría la pena preguntarse por qué la insistencia de un grupo minoritario y de cierto sector político al intentar ingresar a la prensa en un espacio con aforo reducido, más cuando el derecho a la información de la comunidad está en regla.
Aunque al revisar más profundamente, es posible vislumbrar matices lobbistas en lo requerido por los constituyentes: evidenciar la exclusión de la bancada en las decisiones tomadas dentro de la instancia al no considerar sus opiniones.
¿Hablamos entonces de libertad de expresión o discursos de odio? Característica últimamente predilecta de la candidata Teresa Marinovic y sus coterráneos, ha sido habitual encontrarse con palabras de aversión hacia el proceso constituyente y la mayoría que lo preside. Más específicamente, hacia la presidenta Elisa Loncón por pertenecer al pueblo mapuche.
Y es que, gracias a la tónica común de la prensa de prestarse para difundir ciertos mensajes, es posible advertir las razones de este grupo para tenerla de su lado. Lamentablemente, cuando los discursos de odio se toman los titulares de los medios de comunicación, el derecho a la información se pierde, porque entrega una verdad no objetiva y que solo busca el sensacionalismo.
Cabe además preguntarse las razones de cierto sector de ingresar a reporteros, aun cuando las transmisiones son gratuitas para la población y existen grupos especialistas que analizan día con día las sesiones. Mirar la justificación de fondo de tal solicitud es imprescindible para no instalar mensajes contraproducentes en las agendas periodísticas, porque de los medios y de su manipulación mediática dependerán los pensamientos de los consumidores.
En esta última edición de Entrelíneas, creemos fervientemente en que la libertad de expresión e información no puede dar tribuna a ideas ya sean de odio, o que puedan fomentar cualquier tipo de discriminación. Menos, desde un grupo minoritario que se siente atacado al enfrentarse de cara a la democracia. Si bien la prensa ha de ser libre, debe regularse a sí misma ante la responsabilidad de comunicar siempre desde la dignidad.