Chilemonos y una nueva fecha para celebrar la animación chilena Tiempo librePor Nicole Reyes Cares - 2 agosto, 2021 Han pasado 100 años desde la primera animación realizada en Chile; fue, específicamente, un 25 de julio de 1921. Al igual que en el resto del mundo, la fecha establecida para celebrar estos proyectos audiovisuales es cada 25 de octubre. Sin embargo, Chilemonos comenzará las gestiones para establecer un nueva fecha de la animación chilena: el día de la primera creación animada del país. En julio de 1920, Concepción fue testigo de un hito cultural: la ciudad presenció la primera caricatura animada en la historia de Chile. Todo comenzó cuando Alfredo Serey decidió retratar el cambio de mando presidencial de Juan Luis Sanfuentes por Arturo Alessandri Palma. Este trabajo le tomaría más de siete meses, ¿el resultado?, 23.400 dibujos. La idea no habría tenido éxito sin la ayuda de Nicolás Martínez, quien se ocupó de fotografiar y montar los miles de bocetos. En tanto, National Film tuvo la misión de producir este cortometraje que, como dato curioso, estuvo inspirado en la tira cómica estadounidense “Mutt and Jeff”. Finalmente, fue la ciudad penquista la primera en disfrutar de la primera animación chilena. Una semana más tarde sería el turno del -ahora desaparecido- Cine Alhambra de Santiago. En la misma instancia se proyectaron las cintas cómicas de Mack Sennett y dos películas de Chaplin. De esta manera, Chile se convertía en el tercer país de Latinoamérica en realizar una obra animada. De hecho, fue tanto el impacto, que el propio expresidente Alessandri invitó a los realizadores a La Moneda para felicitarlos por su trabajo. Más vale tarde que nunca Pese a lo significativo de ese hito cinematográfico y cultural, no queda ninguna copia de la cinta, sólo es posible encontrar cuatro fotogramas que fueron publicados en Las Últimas Noticias, aunque algo es seguro: aquel 25 de julio, el mundo de las artes y cultura de Chile vivió un antes y un después. Por lo mismo, la Fundación Chilemonos comenzará a gestionar las labores ministeriales necesarias para establecer esa fecha como el día nacional de la animación chilena. Esta fundación nació hace diez años como Festival Internacional de Animación, cuyo objetivo siempre ha sido “transformarse en el principal organismo y plataforma de difusión internacional de la producción de animación chilena”. Es, en esencia, un espacio de encuentro para todos y todas las artistas que buscan compartir su estilo de narrar historias. Según expresa su director, Erwin Gonzáles, Chilemonos «invita a pensar en el futuro y a llevar la animación chilena más allá de lo que alguna vez se soñó». En sus primeras versiones, el festival solía durar de entre cinco a diez días; esta vez, en cambio, el evento se extendió por tres semanas. Algunos de sus auspiciadores fueron el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, y Santo Tomás. Sin embargo, esta ocasión fue especial. En primer lugar, porque el término del espectáculo coincidió con el mismo día de estreno de la primera animación nacional. En segundo lugar, por un importante anuncio: buscará que el 25 de julio de cada año, Chile celebre el día nacional de la animación chilena. Industria en crecimiento Antes de la existencia de Chilemonos, el panorama de la animación en el país era muy desesperanzador. En 2011, el medio Editando.cl compartió una reflexión de esta industria, cuya crítica era “la falta de visión e inversión de las empresas a nivel país, que no permite el desarrollo de este rubro como un negocio rentable”; mientras que en 2012, en palabras de un experto, las claves para el cambio están en manos del Estado y sus inversiones en fondos concursables. Meses después, Gonzáles declaró que “la animación chilena necesitaba un punto de encuentro para reunirnos en torno al panorama de la animación nacional e internacional. Chilemonos llegó para quedarse, para crecer con la animación chilena, para abrir oportunidades para todos y que todos lo hagan suyo”. Fue así como en su séptima versión el festival logró un hito importante: se convirtió en el primer organismo chileno calificado para los premios Oscar en cortometraje animado latinoamericano. Para muchos productores y profesionales de la animación, estos logros están cambiando la percepción y la ruta de esta área artística. Ha sido el trabajo en conjunto y la autogestión de productoras lo que ha permitido esta revitalización. Fernanda Frick, directora chilena cuya serie animada se estrenaría en Netflix, opina que “las exposiciones y festivales en los que se hacen negocios de venta de series animadas afuera hoy tienen más cupos y más gente puede ir. Y mientras más gente vaya, más visibilidad hay de la industria chilena”. Fijar una nueva fecha para admirar el trabajo de artistas especializados en la animación será otro paso para reconocer y trabajar en el potencial de esta y otras industrias cinematográficas en Chile.