Grimes, un viaje temporal auditivo

Antes de ser conocida como la esposa de cierto millonario, ella ya era la emperatriz de un reino distópico.

Hablar de Grimes es viajar a otra dimensión, a otro tiempo y a tu ser artístico que no conocías. Si de describir a esta artista en tres palabras se tratara, estas serían: elfina, alienígena y medieval.

El estilo musical de esta cantante no tiene precedentes porque, ¿cómo alguien sin conocimientos musicales podría basar sus ritmos en otros ya usados? Y es que así fue el inicio de esta artista, sin estudios ni guías, solo GarageBand más un montón de referencias de increíbles imaginarios como The lord of the rings y Dune.

Su primer álbum, Geidi Primes, un ensayo sobre cómo sería la versión melódica del libro de Frank Herbert, es el resultado del aprendizaje tras la muerte de un amigo, que, si va a morir en cualquier momento, comenzará a hacer lo que quiere el resto de su vida. Esta pieza introductoria a este extraño mundo es tan hipnótica, que permite saborear y tocar las melodías mientras se evocan lugares en los que nunca se ha estado y tiempos en los que nunca se ha vivido.

Gracias a aquella ingenuidad logró expresar sin cadenas su talento. Su arte carece de estructuras, lo que es un regalo en un mundo lleno de ellas. Por eso mismo, sentarse y escuchar temas como “So heavy I fell through the earth” es una experiencia exquisita para la liberación de la imaginación. Puede ser que cuente la historia de una mujer guerrera de la edad media, parecida a Eowyn, gran personaje femenino de The lord of the rings, que lucha contra seres imponentes e irracionales, como un dragón espacial, en un pasado medieval extraterrestre. Es una narración épica, pero expresada con un lenguaje futurista.

Grimes en la Met Gala de este año luciendo un vestido inspirado en las Bene Gesserit de Dune.
 

Como aún no se inventan las máquinas del tiempo, la música puede ser un buen instrumento. Escucharla es comprar un boleto para un viaje con paradas en rituales místicos o desiertos árabes, con sonidos abstractos dulces e inductivos de fondo. En un sistema de abundantes palabras repetidas, la escasez de letras en sus melodías da la mágica oportunidad de otorgarles un sentido propio. Después de todo, eso es el arte, ¿o no?

Nicole Reyes Cares
Estudiante de último año de periodismo UdeC.
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