Megamente y lo que a un héroe le hace falta

Al parecer a DreamWorks le fascinó la creación de antihéroes con Shrek, por lo que una película de un villano sonaba bastante bien y hay que admitir que, si bien la idea asusta, la ejecución de Megamente fue, definitivamente, gloriosa.

El conflicto que enfrenta Megamente para lograr su más grande anhelo es bastante realista; hemos terminado un ciclo y ¿que nos queda después? La constante incertidumbre, tras disfrutar la felicidad efímera que nos hace sentir el haber completado nuestro gran reto. Por lo mismo, es que la película atrae desde el principio: su personaje principal se siente real.

Igualmente, la relación que se genera con Metroman, el “héroe” de esta historia y por ende su enemigo, es más graciosa de lo que suele ser la dinámica entre némesis. Al mismo tiempo, tampoco podemos evitar sentirnos como el personaje a medida que pasa la trama, la rutina en un punto harta y la carga en los hombros del salvador de Metrociudad es bastante grande.

Así, también podemos hablar del punto negativo de esta película: la exageración de Metroman como superhéroe, quien suele caer en lo caricaturesco entremedio del resto del elenco. Cuesta empatizar con él hasta saber su historia, y se siente egoísta de su parte en medio del caos de la ciudad. Por tanto, pese a que se puede llegar a comprender al personaje, no deja de ser chocante su personalidad.

Existe un cortometraje llamado  “Megamente: el Botón de la Perdición”. Fotografía: Dreamworks.

Respecto a Roxanne, es un personaje en el que se siente su evolución, al principio es ingenua y le termina y con justa razón, guardando rencor a Megamente. Sin embargo, su rol de periodista se siente real, como algo que cualquiera de nosotros quisiera lograr, desenterrando junto al protagonista el secreto del “héroe caído”.

Otro punto positivo es la musicalización: la elección de la banda sonora transita desde “Bad” de Michael Jackson hasta “Welcome to the Jungle” de Guns and Roses, generando así, momentos memorables para el espectador en medio del clímax.

En conclusión, es una excelente película que debe ser mucho más apreciada, pero que no necesita una segunda parte. Buena para ver con toda la familia y reflexionar un poco sobre qué hace a un villano un supervillano ¡La presentación!

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